Discos
Con orden y concierto
Esteban Hernández
40 Voix. Les sommets de la polyphonie vocale. Willem Ceuleers: Nomen mortis infame; Juan Bautista Comes: Gloria; Josquin Desprez: Qui habitat; Robert Wylkynson: Jesus autem / Credo in Deum; Alessandro Striggio: Ecce beatam lucem; Pieter Maessins: En venant de Lyon; João Lourenço Rebelo: Lauda Jerusalem; Giovanni Gabrieli: Exaudi me Domine; Thomas Tallis: Spem in alium. Huelgas-Ensemble. Paul Van Nevel, director. Un Super Audio CD de 72’28’’ de duración, grabado en 2005 en la Abadía de Noirlac (Francia). Dirección artística: Markus Heilland, Tritonus. Harmonia Mundi, HMC 801954
0,0001666
Éste que hoy nos ocupa responde a uno de los contados casos en los que hasta la portada del disco -una magnífica fotografía del fresco La caída de los titanes sito en el Palacio del Tè de Mantua, donde Giulio Romano se demuestra pintor y arquitecto- nos habla del acierto con el que Paul Van Nevel ha desarrollado este formidable proyecto. La aglomeración de fuerzas y personajes de esta nutrida representación mitológica, recogida por Hesíodo en su Teogonía, provoca imaginar en el oyente el juego de fuerzas vocales con las que el sexagenario kapellmeister basilensis ha tenido que luchar para podernos presentar tan correcta interpretación.40 voces, título genérico del disco, responde a uno de aquellos arriesgados proyectos a los que la longeva formación Huelgas-Ensemble -fundada por Van Nevel hace 36 años- nos tiene acostumbrados, con la peculiaridad de que además el disco deriva de una grabación en vivo que sin duda transmite toda la energía y emoción que cabe esperar -únicamente se podría echar en falta que Harmonia Mundi hubiese perfumado de incienso el libreto-, y que sólo por dicho esfuerzo e intención merece que obviemos las pequeñas faltas que pueda tener, más achacables sin duda a la emoción que supone verse inmerso en una “guerra de titanes”, que a la falta de calidad o a la precipitación.
40 voces es un verdadero homenaje al hombre del renacimiento, al descubridor, al innovador, al factótum -como el mismo Giulio Romano- y en definitiva a todo aquél que quiera atravesar fronteras e ir más allá, intentando sobrepasar los límites existentes. Para ello Van Nevel ha querido mostrarnos la lucha de nueve compositores por poner en concierto descomunales grupos de voces, que variarán desde las 12 propuestas por el único representante hispano, Juan Bautista Comes (Gloria, pista 2), hasta las 40 voces en perfecta armonía canónica dispuestas por Thomas Tallis en el motete Spem in alium (pista 9).
La indudable calidad que demuestra el Ensemble fue además honrada en 2006 por el compositor Willem Ceuleers, único autor contemporáneo que aparece en la grabación (pista 1), quien compuso para esta ocasión Nomen mortis infame (sobre texto de Petrarca), una pieza de auténtico sabor cinquecentesco con un soggetto cavato, técnica en la que a cada letra le corresponderá una nota (desarrollada por Josquin Deprez, representado con el salmo 91, Qui habitat, pista 3), y que responderá en este caso al nombre de la formación, sirviéndose de 35 voces para conmemorar los 35 años de existencia del Ensemble.
Junto a los nombrados Comes, Desprez y Tallis podemos también escuchar en la grabación un canon a 13 del inglés Robert Wylkynson (Jesus autem/Credo in Deum, pista 4), y un motete de Alessandro Striggio, Ecce beatam lucem (pista 5), la otra obra a 40 voces presente en la grabación, compuesta por el autor mantovano con ocasión de la visita del cardenal Hipolito D’Este a Florencia, para responder en texto y carácter a una glorificación del Catolicismo en aras de dar apoyo al cardenal, quien se dirigía a Francia a intentar contener los brotes de protestantismo.
Completan la grabación el reconocido artífice de cánones Pieter Maessens (En venant de Lyon, pista 6), el portugués João Lourenço Rebelo (Lauda Ierusalem, pista 7), y el insigne policoralista veneciano Giovanni Gabrieli (Exaudi me Domine, pista 8) representado con una obra a cuatro coros spezzati al más puro estilo madrigalistico.
Más allá de las obras y su ejecución, este disco representa sin duda una mentalidad perdida, un orden y concierto anhelado por muchos, y denostado por otros tantos a través de la vulgarización -de guitarras, panderetas y demás-, para quienes su voluntario quehacer, aymé, solo podría tener sentido quijotesco: a quien se humilla Dios le ensalza.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Harmonia Mundi
Comentarios