México
Una Turandot netamente oriental
Alberto Rosas
La Ciudad de México -y su Auditorio Nacional- fue el destino elegido por el celebre Teatro Colón de Buenos Aires, que actualmente se encuentra cerrado por remodelación, para llevar a cabo su primera gira internacional, y lo hizo con la opera Turandot de Giacomo Puccini, que fue presentada con el enorme montaje que fue concebido y estrenado en el mes de noviembre del 2006 en el estadio Luna Park de Buenos Aires.
La visita a México de la producción, solistas, personal técnico, coro estable y orquesta estable del Teatro Colón, que movilizó a 205 personas de Argentina a México, adquiere mayor relevancia si se considera que hace pocos meses se firmó un acuerdo entre la Opera de Bellas Artes de México y el Teatro Colón de Buenos Aires que prevé la coproducción de montajes escénicos y el intercambio de cantantes entre ambos entes líricos, así como la creación de la Organización de la Opera Latinoamérica, de la cual ambos teatros son miembros y fundadores y a la que ya se han adherido varios teatros de la región.
Estrictamente hablando, esta gira no forma parte de los convenios anteriormente mencionados ya que en su organización participó una empresa privada de organización de espectáculos y conciertos, OCESA, pero aun así debe entenderse que se ha dado ya el primer acercamiento de la que se espera sea una larga y fructífera relación operística-cultural entre Argentina y México.
Fotografía © 2007 by Fernando Moguel. Publicada por cortesía de OCESA
La monumental puesta escénica de Turandot, fue ideada y creada por el argentino Roberto Oswald, responsable de la puesta, la escenografía y la iluminación, y con vestuarios obra de su eterno colega Aníbal Lapiz. Oswald, quien desde hace tres décadas se desempeña como regisséur, escenógrafo e iluminador en diversos países de Europa y América, ha realizado -incluida esta- siete diferentes producciones escénicas de esta opera, y concibe, como ha expresado con sus propias palabras que: “…Turandot es una obra en la que el simbolismo va de la mano con el art nouveau, y tal vez también con el advenimiento del art déco...”
Esta puesta en escena que fue montada en México, apela a las grandes figuras, ya que contiene un enorme gong en el centro del escenario y tres enormes esculturas de guerreros ubicadas a los lados del escenario, todas estas esculturas y tallas gigantescas, comenta, “Son antiquísimas y estaban hechas de barro cocido o terracota...” Su inspiración en este caso fueron los grabados de China, es por eso que los trajes son enormes, como en el caso de la protagonista. Además se proyectaron algunos paisajes de China sobre telas que, combinados con la indumentaria, crearon un ambiente netamente oriental.
En dos pantallas gigantes, a los lados del escenario, se ofreció una transmisión simultánea con el fin de que se pudieran apreciar diversos detalles y ángulos imperceptibles para los espectadores y la sonorización del espectáculo, tanto de la orquesta como de los coros y las voces- fue amplificada de manera impecable sin que esta incidiera en la realización del espectáculo y sin opacar el sonido de lo que se escuchó.
En la escena, la regista argentina Marga Niec, fue la responsable de dirigir el espectáculo basándose en las ideas originales de Oswald, quien no estuvo presente en este evento, aprovechando correctamente el espacio escénico disponible y distribuyendo de manera ordenada al numeroso coro y situándolo al frente del escenario, y los solistas en el centro del mismo, para darle equilibrio y fluidez al desarrollo de la opera.
Fotografía © 2007 by Fernando Moguel. Publicada por cortesía de OCESA
El elenco fue encabezado por la estadounidense Cynthia Makris, una convincente y experimentada soprano con cualidades histriónicas y vocales, que exhibió seguridad aunque su canto fue por momentos fue destemplado y estridente. El tenor mexicano José Luís Duval, el único de los solistas que no participo en el montaje original en Buenos Aires, dio vida al personaje de ‘Calaf’, con encomiable convicción escénica, adecuado fraseo y un canto viril que provoco emociones, particularmente en la interpretación de la conocida aria.
Como ‘Liú’, destacó y lució la soprano argentina Paula Almerares por la nitidez y el manejo virtuoso y cristalino con el que manejó y proyectó la voz. Su participación genero entusiasmo así como las ovaciones más sonoras de la noche. Su interpretación de ‘Tu Che Di Gel Sei Cinta’ fue absolutamente conmovedora. Por su parte, el bajo uruguayo Ariel Cazes encarnó un convincente y seguro ‘Timur’ con amplitud y sonoridad en su canto. El resto del elenco, particularmente las tres mascaras, tuvieron un correcto desempeño.
Fotografía © 2007 by Fernando Moguel. Publicada por cortesía de OCESA
En el podio, Stefan Lano, director musical del Colón, demostró buenas cualidades como concertador conduciendo con tiempos adecuados, lucidez y acompañamiento a la orquesta estable, y también al coro estable del teatro que dirige el italiano Salvatore Caputo.
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