Argentina
A plena diversión en el Teatro Argentino
Gustavo Gabriel Otero

El tenor Rubén Martínez, devenido en director escénico, planteó una acción teatral un poco cargada de acciones paralelas y de gags. Pareció querer demostrar su valía abusando de recursos cómicos. Igualmente es un debut auspicioso el de Martínez logrando buena movilidad de los cantantes y la risa casi permanente del público.
Excelente por todo concepto la escenografía de Daniel Feijóo que con perfecto realismo evocó a Sevilla con su edificación típica, sus mosaicos y ventanas. La ubicación central de la casa del doctor Bartolo en el cruce de calles permitió girando la escenografía un cambio agilísimo hacia el interior de la vivienda.

Momento de la representación
Fotografía ©2007 by Guillermo Genitti.
Gentileza del Teatro Argentino de La Plata
Fotografía ©2007 by Guillermo Genitti.
Gentileza del Teatro Argentino de La Plata
De gran factura la iluminación de Gabriel Lorenti mientras que confuso el vestuario diseñado por Cristina Pineda, que abusó de la yuxtaposición de diversas épocas. Así había trajes de la década de 1920, típicas bailarinas de flamenco, trajes de etiqueta actuales y hasta vestuario de los siglos XVIII y XIX. Esto creo un anclaje temporal confuso que resultó incoherente con la escenografía planteada.
El maestro Esteban Gantzer concertó con corrección general logrando buena respuesta de la Orquesta Estable, a pesar de algunos pequeños desajustes y desbalances. En algunos momentos se echaron de menos tiempos un poco más vivaces.
Los cantantes:
Omar Carrión compuso un ‘Fígaro’ de excelencia con gran calidad vocal y actuación desenvuelta. Es evidentemente un rol que Carrión conoce a la perfección y al que puede dotar de infinitos matices vocales mientras redondea un personaje vivaz y divertido.

Omar Carrión como 'Figaro'
Fotografía ©2007 by Guillermo Genitti.
Gentileza del Teatro Argentino de La Plata
Fotografía ©2007 by Guillermo Genitti.
Gentileza del Teatro Argentino de La Plata
La ‘Rosina’ de la soprano Eliana Bayón fue una fiesta de coloraturas, agilidades, agudos y variaciones. Lo cómico le sienta de maravillas a sus innatas condiciones actorales y ello redundó en una intérprete de lujo.
Carlos Ullán fue un ‘Almaviva’ en perfecto estilo rossiniano y Gustavo Gibert un ‘Don Bartolo’ desopilante.
Sólido en lo vocal y en lo actoral resultó el ‘Don Basilio’ del bajo uruguayo Ariel Cazes y nuevamente Vanesa Mautner demostró sus amplias posibilidades en esta ‘Berta’ casi omnipresente.
Adecuado el resto del elenco así como el Coro Estable que prepara Sergio Giai.
En suma: un buen cierre para una temporada de excelencia.
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