Reportajes

Iniciativa, continuidad y crisis. Resumen anual de la actividad musical del 2007

Andrés Sáenz
lunes, 14 de enero de 2008
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El establecimiento de un conjunto orquestal y otro de cámara por la Universidad Nacional (UNA); la continuada celebración de festivales internacionales; varias escenificaciones de obras líricas; el auspicio constante de recitales de solistas y pequeños ensambles por la Escuela de Artes Musicales (EAM) de la Universidad de Costa Rica (UCR), y la crisis en el seno de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) suscitada por el descontento de un número considerable de integrantes con el director titular, Choséi Komatsu, son los acontecimientos sobresalientes que se desprenden de la temporada que termina, según el reporte de mis críticas.

Orquesta Sinfónica Nacional (OSN)

Como ocurrió en la temporada pasada, la calidad interpretativa y sonora de los doce conciertos de la temporada oficial de la Orquesta Sinfónica Nacional, celebrada en el Teatro Nacional (TN), alcanzó mayor realce en las prestaciones del conjunto bajo la batuta de los directores invitados que con el titular sobre el podio.

Entre los invitados destacaron el ucraniano Mykola Diadiura, que forjó una versión conmovedora de la Sinfonía n° 6, conocida como Patética, de Chaicovsqui; el estadounidense John DeMain, quien moldeó una lectura rutilante del tríptico sinfónico El mar, de Debussy; el puertorriqueño Roselín Pabón, que ofreció una interpretación majestuosa de la Sinfonía n° 3, llamada Escocesa, de Mendelssohn.

De las obras dirigidas por el titular, las más logradas me parecieron la Sinfonía nº 2, de Brahms y la Sinfonía n° 38, Praga, de Mozart; asimismo, oí oportuno y solícito el acompañamiento que Komatsu brindó a los diversos solistas instrumentales en conciertos a su cargo.

Consideré loables las ejecuciones del estadounidense Kurt Nikkanen en el Concierto para violín, de Beethoven; de los costarricenses José Aurelio Castillo, concertino de la OSN, en el Concierto para violín de Mendelssohn, y de Álvaro González, principal de la sección de violonchelos, en el Concierto n° 1 de Saint-Saëns.

También juzgué admirables las interpretaciones de los pianistas estadounidenses Jon Nakamatsu, en el Concierto n° 3 de Rajmáninov, y Brian Ganz en el Concierto n° 1, de Brahms; del cornista estadounidense James Sommerville en el Concierto n° 2 de Richard Strauss; del canadiense James Campbell, en el Concierto para clarinete de Mozart, y del tenor estadounidense Stanford Olsen, en La Creación de Haydn, y la Novena, de Beethoven.

El Coro Sinfónico Nacional (CSN), dirigido por Ramiro A. Ramírez, tuvo una participación relevante en La Creación, pero menos afortunada en la Novena.

Crisis en la OSN

Tras insistentes rumores, se hizo público el descontento entre las filas de la OSN, incluidos varios de los principales de sección, a causa de la forma expedita de ensayar del titular, el cuestionamiento que hacen de sus juicios interpretativos y, según estiman, los menguados logros artístico-musicales de las obras que él dirige.

Sin embargo, el malestar no fue obstáculo para que los responsables de la administración de la OSN renovaran el contrato de Komatsu por un año más e indicaran su satisfacción con el rendimiento del titular, vistos los aplausos que recibe de parte de la audiencia en sus conciertos.

Universidad Nacional

La Universidad Nacional realizó iniciativas importantes en los campos de la música sinfónica y la música de cámara: primero, la presentación inaugural, en el Teatro Nacional, de la Orquesta Universidad Nacional, cuyo perfil específico es el rescate y divulgación de la música de arte centroamericana del pasado y del presente; luego, en el Auditorio Nacional, el estreno del Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional, como cuarteto en residencia de la institución, con la meta principal de promover y difundir la música de compositores latinoamericanos para esa combinación de instrumentos.

En el concierto inaugural de la orquesta, dirigido por el guatemalteco Dieter Lehnhoff, se estrenaron aquí la Sinfonía nº 7, de su compatriota Samayoa, y el Concierto para piano y orquesta del mismo Lehnhoff, así como el Concierto de piano para la mano izquierda y orquesta, del costarricense Mario Alfagüell, con la participación de los pianistas José Pablo Quesada y Eduardo Solano, respectivamente.

El Cuarteto de Cuerdas de la UNA llevó a cabo dos recitales, con obras, entre otros, del argentino Ginastera (Cuarteto nº 1); los costarricenses Gutiérrez (Pavana) y Cardona (Suite Ruidos…Voces…Canciones lejanas); el mexicano Revueltas (Música de feria) y el ruso Shostakóvich (Cuarteto nº 8).

Universidad de Costa Rica

El aporte más substancial de la EAM a los conciertos públicos sigue siendo el ciclo ‘Martes por la Noche’, que sirve de vitrina interpretativa para el cuerpo docente, estudiantes avanzados, conjuntos de cámara universitarios y músicos invitados.

Entre las presentaciones en la Sala 107 de la EAM, vale mencionar los recitales de Leonard Candelaria, trompeta, y Kathryn Fouse, piano, de la Universidad de Alabama; del pianista Manuel Matarrita; del Ensamble Bambú (oboe, clarinete y fagot); del flautista puertorriqueño Josué Casillas (en el marco del III Festival de Flautas de Costa Rica) y, dentro de la serie dedicada a la conmemoración del centenario de la muerte del compositor noruego Edvard Grieg, sendos recitales de los violinistas Erasmo Solerti y José Andrés Valerio, y del tenor Juan Pablo Marín.

Igualmente, el Grupo Ganassi, que se especializa en música renacentista y barroca, interpretó un programa de piezas inglesas e italianas de los siglos XVI y XVII.

Además, la UCR emprendió, en el Teatro Nacional, una aplaudida versión coreográfica de la Misa de Réquiem de Mozart, con la participación de Danza Universitaria, la Orquesta y Coro de la EAM, un cuarteto vocal (Zamira Barquero, Raquel Ramírez, Ernesto Rodríguez y Rafael Saborío), la dirección musical de Alejandro Gutiérrez, y coreografía de Humberto Canessa.

Lírica

El único montaje de la Compañía Lírica Nacional (CLN) fue la puesta en escena de Stefano Poda, en el Teatro Nacional, de la ópera Falstaff de Verdi, versión de efectos visuales y cinéticos desbordantes y rebuscados, ajenos a la acción dramática de la obra. El barítono canadiense Kim Josephson encarnó al protagonista epónimo, cantantes nacionales formaron el resto del elenco y Ramiro Ramírez dirigió la OSN y el CSN.

En el teatro Melico Salazar, una compañía itinerante y un elenco internacional presentaron una versión vocal y teatralmente mediocre de El barbero de Sevilla de Rossini, con la torpe dirección escénica de Constantino Juri, y la musical de Bruno D’Astoli, que estuvo mejor lograda.

Ahí mismo, los recursos escasos y la dirección escénica deficiente dieron al traste con el montaje de La viuda alegre de Lehár, presentado por Ópera de Cámara de Costa Rica, pese a la meritoria actuación vocal e histriónica de los costarricenses Anayanci Quirós, soprano, y José Arturo Chacón, barítono, y del barítono español Andrés del Pino, así como del resto del elenco nacional.

Entre los grupos corales, destacó el pulido desempeño a capella (voces sin acompañamiento instrumental) del coro El Café Chorale en un concierto de música sacra, efectuado en el Museo Calderón Guardia, con un repertorio de piezas del Primer Renacimiento y contemporáneas.

Fiestas

Dentro de los conciertos de gala realizados en el Teatro Nacional por los conjuntos y solistas participantes en el XVII Festival de Música Credomatic despuntaron el pianista ruso, radicado en Estados Unidos, Kirill Gliadkovsky; el Trío Con Fuoco, joven agrupación francesa formada por violín, violonchelo y piano; la Academia Bach de Berlín, en especial los solistas Jonathan de la Paz Zaens, bajo barítono; Rafael Grosch, oboe, y Gernot Süssmuth, violín.

El gran chasco fue el rendimiento decepcionante de los Niños Cantores de Viena (Wiener Sängerknaben), pero la entonación corrida y la emisión poco tersa no impidieron que la gran mayoría del público los ovacionara.

Al contrario, el desempeño superior del renombrado guitarrista escocés David Russell deleitó a los oyentes y dio brillo a la inauguración del XIV Festival Internacional de Guitarra, en el Teatro Nacional.

Gozo similar brindó el trío francés Il Convito Musicale, integrado por violín, violonchelo y clavicémbalo, que participó en el VIII Festival Internacional de Música Barroca, que se lleva a cabo en el hermoso marco de la iglesia parroquial de Santa Ana.

Debuts

Es necesario recordar tres debuts auspiciosos: la primera presentación en público del Cuarteto de Cuerdas Alma, formado por mujeres únicamente; el estreno nacional del joven violonchelista costarricense-estadounidense Gabriel Cabezas, y el primer concierto de música virreinal en las ruinas coloniales de Ujarrás, con la participación del ensamble barroco mexicano La Décima Musa.

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