Discos

Nuevos horizontes para la Dessay

Raúl González Arévalo
miércoles, 30 de enero de 2008
Natalie Dessay. Italian Opera Arias. Giuseppe Verdi, La traviata: E strano!... Ah, fors’è lui…Follie! Follie!... Sempre libera; Rigoletto: Gualtier Maldè… Caro Nome. Vincenzo Bellini, I puritani: O rendetemi la speme… Qui la voce sua soave… Vien diletto; I Capuleti e i Montecchi: Eccomi in lieta vesta… Oh! Quante volte. Gaetano Donizetti, Maria Stuarda: Allenta il piè, Regina… Oh nube che lieve… Nella pace del mesto riposo; Lucia di Lammermoor: Escena de la locura. Natalie Dessay, soprano. Roberto Alagna, tenor. Concerto Köln. Evelino Pidò, director. 1 CD (DDD) de 73 minutos de duración, grabado en StollbergerStrasse, Colonia (Alemania) entre el 28 de julio y el 5 de agosto de 2007. Bonus DVD: Escena de la locura de Lucia de Lammermoor grabada en directo en el Metropolitan Opera House el 24 de septiembre de 2007. Virgin Classics 50999 514365 2 0. Distribuidor en España: EMI Classics
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El nuevo recital de Natalie Dessay, dedicado a Bellini, Donizetti y Verdi, muestra el giro dado por la soprano francesa a su repertorio en los últimos tiempos. El cambio resulta más evidente aún si recordamos la trayectoria de los últimos diez años, el camino a la fama centrado fundamentalmente en el repertorio clásico de soprano ligera, como tenía la oportunidad de comentar hace poco con ocasión del compilatorio The Miracle of the Voice (ver Mundoclasico).

Escuchando este compacto no podía evitar que me vinieran dos nombres a la cabeza y hacer una pequeña reflexión: el repertorio escogido lo comparte Dessay con dos insignes sopranos, que han dejado grabaciones integrales de todas y cada una de estas óperas, Edita Gruberova y Beverly Sills. Con la primera hay una curiosa coincidencia de trayectoria, pues ambas comenzaron brillando con Mozart (la ‘Reina de la Noche’ y las arias de concierto) y Strauss (Ariadna auf Naxos), aunque la francesa haya sobresalido más aún en el repertorio galo. La aproximación de la soprano de origen eslovaco al repertorio italiano también fue paulatino, y hace tiempo que se ha constituido en refugio de unos medios en evidente decadencia. De igual manera, la voz de la Dessay no es lo que era, las agilidades ya no son de trapecista (aunque por fortuna siempre han sido ligadas), los agudos se frenan en el Mib5 -el Sol5 que la hizo famosa parece lejano- lo que no tendría importancia si no fuera porque se han endurecido palpablemente y no son tan fáciles; por último, el timbre carece intrínsecamente de una característica que algunos pueden juzgar fundamental aquí: la italianidad.

No deja de ser curioso que la soprano francesa se esté convirtiendo en una megaestrella -basta recordar el éxito de las funciones de La fille du Régiment en Londres como en Viena, de la que saldrá un DVD-precisamente cuando ha pasado su momento de mayor brillantez vocal, aunque la intérprete se halle en el culmen de sus posibilidades actorales. Exactamente igual que ocurrió con Beverly Sills (por suerte la Dessay está grabando cuando aún no hay mucho que perdonar a la artista). Como aquélla, la francesa es dueña suprema del fraseo, lo que le permite abordar papeles demasiado pesados de entrada para su instrumento vocal, como ‘Violetta Valéry’, que cantará completa en Santa Fe en 2009, o Lucia di Lammemoor, más lírica que su homónima gala ya interpretada y con la que ha causado furor en Nueva York como previamente en París.

Personalmente la veo fuera de lugar en los dos Verdis, aunque en estudio todos pueden permitirse caprichos, experimentos y licencias, y si bien tengo fuertes reservas sobre el rendimiento de los papeles completos sobre el escenario, mi comentario debe quedarse en lo que ofrece el recital. Y ofrece dos buenas escenas, centradas fundamentalmente en el aspecto dramático que le proporcionan las piezas; para el puramente vocal habría sido interesante escucharla, por ejemplo, con la ‘Amalia’ de I Masnadieri, creada por Jenny Lind, y más cercana a su vocalidad: la Dessay es una lírico-ligera, por más que se empeñe en ensanchar el centro para convertirse en una lírica plena.

Más expresivos resultan, a mi entender, los Bellinis, por la sutileza con la que aborda la locura de ‘Elvira’ y la lucidez con la que desgrana la fragilidad de ‘Giulietta’. Maria Stuarda, destinada a la Ronzi di Begnis (creadora entre otros papeles donizettianos como 'Fausta', 'Gemma di Vergy' o la ‘Elisabetta’ de Roberto Devereux), precisaría un mayor fuste vocal, tipo Caballé, pero si Gruberova, Sills o más recientemente Devia la han abordado con espléndidos resultados, ¿por qué no Dessay? Lucia di Lammemoor es otro discurso: aquí se nota el rodaje por los escenarios, es probablemente la escena más teatral en virtud de una locura más alucinada que ágilmente delirante. Contribuye sin duda el uso del falso histórico que es la armónica de cristal, prevista por Donizetti originalmente pero sustituida a última hora por la flauta. Añade un halo de misterio y ralentiza las agilidades; por razones técnicas no está presente en la cadencia final, que obviamente no puede ser la de la tradición. El DVD de regalo tiene el interés añadido de poder ver la interpretación, aunque muestra ligeros problemas de afinación y limpidez en los ataques.

He insistido mucho en la falta de peso vocal específico para abordar algunos de estos papeles, aunque no es menos cierto que, salvo en el caso de los Bellinis, con instrumentaciones más livianas, la dificultad se vería ulteriormente agravada por el orgánico orquestal. Sin embargo, un conjunto de dimensiones más reducidas ayuda a la tarea, además de recrear sonoridades más cercanas -imaginamos- a las de la época de estreno, lejos del sonido sinfónico desarrollado en la segunda mitad del siglo XIX. Parece que tras el Barroco y el Clasicismo está llegando la hora de los instrumentos originales también para el bel canto italiano, como muestra el controvertido Tancredi de la mano de René Jacobs, o el reciente album dedicado a la Malibran por Cecilia Bartoli, aunque también hay intentos rechazados (¿por incomprendidos?) como la Norma de Fabio Biondi. En esta ocasión se ha contado con el Concerto Köln, una formación brillante que rinde con resultados espléndidos y sorprendentes para un oído acostumbrado a otras sonoridades. Un acierto pleno.

La Dessay, como todo gran artista, levanta pasiones encontradas. Este recital ya cuenta con opiniones encontradas. Por lo que me respecta, basta recordar quién es para saber qué se puede esperar: una gran artista abordando un repertorio no del todo idóneo pero con resultados interesantes.

Este disco ha sido enviado para su recensión por EMI Music Spain

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