España - Cantabria
Festival de SantanderDe Verdi a Bruckner con Inbal
Roberto Blanco
Del primero pudimos escuchar dos de las Cuatro Piezas Sacras, el Stabat Mater y el Te Deum, que constituyen la última música escrita por Verdi. La versión de Inbal fue equilibrada entre unción religiosa y sentido teatral, pero sin cargar las tintas en este último aspecto. La orquesta boloñesa respondió a sus órdenes de manera unitaria y precisa, con metales seguros y unas cuerdas y maderas que arroparon bien al coro, un coro que, sin embargo, no se mostró pletórico en su interpretación, pues si sus voces son vibrantes y compactas quedaban desabridas en los pasajes forte o fortissimo, afectando a la expresividad del texto, aunque no pueda discutírsele al conjunto la entrega, desde el susurro inicial hasta las explosiones de tristeza y terror del ‘Dignare Domine’.
La Segunda, como todas las sinfonías brucknerianas, exige un gran esfuerzo de concentración, máxima calidad en los distintos grupos orquestales y un trabajo por parte del director que confiera su máximo significado a un discurso denso, difícil y de gran belleza y luminosidad. Todo esto lo consiguió Inbal por medio del extraordinario rigor en el planteamiento, logrando una asombrosa claridad en los distintos planos, coherencia en los tempi escogidos y gran fuerza magnética en los crescendi, camino de esas cimas sonoras que no tienen parangón en la historia de la sinfonía. La experta batuta de Inbal estaba allí para sugerir matices, regular intensidades y dotar al conjunto de su lectura de una atractiva personalidad: serena, profunda y llena de vida.
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