Argentina
Chantons la gloire
Hugo A. Di Leonardo
La primera parte del concierto estuvo dedicada a Marc-Antoine Charpentier. De su repertorio se escucharon fragmentos de su tragedia bíblica David et Jonathas, obra de 1688, representada en Buenos Aires en 2004 por el ensamble Les Arts Florissant en el Teatro Colón, con motivo de cumplirse los 300 años del fallecimiento del compositor.
Charpentier, nacido en París, fue uno de los mayores representantes del barroco medio francés y rival de su contemporáneo Jean-Baptiste Lully. Originariamente dedicado a la pintura, Charpentier, siendo muy joven, se traslada a Italia, en donde traba relación con el compositor Giacomo Carissimi, quien influyó notablemente en su vida y decidió así dedicarse a la música. Retorna de Roma alrededor de 1670. Trabajaría luego con los más famosos dramaturgos musicalizando sus obras. Con Corneille (Médéa, Andrómeda) y tambien con Molière (Le Mariage forcè, Le Malade imaginaire, Le Sicilien), entre otros.
Luego de 1680, Charpentier, fue compositor y director musical de la Duquesa de Guisa, Maria de Lorraine. Trabajó además en la Iglesia Jesuítica de St Louis, conocida por sus contemporáneos como “l´eglise de l´opera”. Años mas tarde sería nombrado Director Musical en la Sainte-Chapelle de París. Fallece en ésta ciudad en 1704.
Es innegable que hasta hace unos años, era poco reconocido el valor fundamental de la música de Charpentier. Se le atribuyen mas de 500 obras, que son en su mayoría, composiciones sacras, entre ellas su famoso Te Deum, además de un número importante de operas. En su época, Lully fue un verdadero dictador musical. Probablemente ésta sea la razón por la cual no fuera tan reconocido y su figura quedara en un segundo plano.
Así como Vivaldi, también compositor de operas, quedaría ligado con su nombre al plano de la música instrumental, Charpentier tiene un lugar bien ganado en el campo de la música sacra. “Si tratamos de caracterizar con una palabra el arte de Charpentier, diremos que el secreto de su poder reside en la libertad sin igual de su polifonía” (Jean-François Paillard)
La segunda parte del concierto, mas breve que la anterior, estuvo dedica a una selección de arias de la opera Castor et Pollux de Rameau. Obra estrenada en París el 24 de octubre de 1737, denominada por el autor como “Tragèdie en Musique”, fue repuesta, después de su estreno, en numerosas oportunidades en el Teatro de la Opera.
Es probablemente, Jean-Philippe Rameau, uno de los más grandes compositores de todo el barroco francés, conjuntamente con François Couperin, clavecinista también. Rameau fue, decía Camille Saint Saens “El más grande genio musical que ha producido Francia”.
Nació en Dijon en 1683. De una juventud con pocos matices se sabe que tuvo una corta estancia en Milán para luego retornar a Francia. Habría actuado en distintas ciudades como violinista en un grupo formado por milaneses. Luego reside en Montpellier. En 1702 lo encontramos como organista en la Catedral de Avignon y luego en Clermond-Ferrand.
Son famosas sus Pieces de clavecin en concerts. Algunas de ellas son ya reconocidas por ser ejecutadas asiduamente como ‘La Coulican’ cuyo nombre nos refiere al conquistador persa. ‘La Livri’ que conmemoraba la muerte de un aristócrata. La dedicada al mecenas Le Riche de ‘La Pouplinière’. ‘La Marais’ y ‘La Forqueray’ dedicada a sus colegas compositores franceses. En fin, todas ellas brillantes composiciones de exquisita factura y que fueran publicadas como Pieces de Clavecin en Concerts, Par. M. Rameau en 1741.
Es además un estudioso. Así como Johann Mattheson fuera uno de los pioneros de la moderna critica musical, Rameau lo es en el campo de la teoría. En 1722 publica su Traité de L´Armonie, fruto de la investigación y fundamento de su arte.
Y en el campo de la opera Rameau, nos a dejado una serie de brillantes composiciones, entre ellas su opera-ballet Les Indes Galantes (1735), Pygmalion (1748), Les Paladins, Les Boréades, Dardanus (1739), Hyppolyte et Aricie (1733), Zoroastro (1749), La Princesse de Navarre de 1745 (en colaboración con Voltaire). Es considerado además como un excelente compositor de los recitativos. El Padre Martíni decía que los franceses componían excelentes coros. “Sono eccelenti i Francesi nei cori” y sin duda Rameau lo era como apreciamos en Castor y Pollux.
“Ante tan diversas calidades y frente a las escenas patéticas o líricas de Hyppolite, de Castor et Pollux y de Dardanus, nos vemos obligados a convenir que Rameau es un Músico Dramático Genial”. (Jean-François Paillard).
Noche especial en San Isidro, de gala lírica, con la presentación de la Compañía de las Luces bajo la batuta del Maestro Marcelo Birman, máximo responsable de éste logro. Excelente el canto y la actuación de los solistas como así tambien la participación del Coro. Párrafo especial requiere tambien la realización del plano escénico, con el asesoramiento de Bea Odoriz. Con luces laterales que acompañaban la salida de los solistas o de los integrantes del coro, se logró un excelente espectáculo que el público presente supo valorar con extensos aplausos. Entonces, recordando el coro final de David et Jonathas, que canta “Du plus grande des héros chantons, chantons la gloire” podríamos decir ¡Bravo!
Nota
Para la realización de este evento es importante recalcar el ámbito. La Capilla del Colegio Cardenal Spínola resultó un lugar adecuado, por su espacio y su acústica para la realización de conciertos. Sería bueno que tuviésemos más recitales en éste lugar.
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