Reino Unido
Demasiado correcta
Teresa Cascudo
Esa fue, igualmente, la impresión que me dejó Christine Rice que, del resto, es una magnífica cantante. A mí me gustó particularmente la textura cremosa de su voz, que me suscitó la curiosidad de escucharla interpretando algún papel escrito por Jules Massenet. Además, su francés es bastante bueno. En cambio, para Carmen, me parece preferible una interpretación más tremenda. En la última escena, donde el sentido de la dignidad de Carmen puede más que su prudencia (de la que, por lo demás, carece), a Rice le faltó poco para consolar a Don José. Me la imaginé diciendo “poor thing”. En lo que se refiere a este personaje, me va más el modelo instaurado por María Gay a principios del siglo pasado, aunque, por supuesto, no es la única posibilidad que me interesa. Es sólo una forma de decir que, por ejemplo, el “laisse-moi passer” y el “tiens” del final necesitan bastante más orgullo y acidez. Sin embargo Rice, en otros momentos (el “Non, tu ne m’aimes pas” del dueto ‘Là-bas, là-bas’ o en el trío ‘Mêlons, coupons’) estuvo magnífica.
Volviendo a la representación y a su corrección, no extrañará, por lo tanto, que Maija Kovalevska estuviera de sobresaliente en el papel de Micaëla. La voz joven soprano, nacida en Riga, tiene un timbre puro y homogéneo, es siempre natural, bien emitida y con foco. Es además muy expresiva. Elena Zanthoudakis y Paula Murrihy, por su parte, estuvieron muy bien como Frasquita y Mercédés.
En lo que se refiere a los personajes masculinos, en mi opinión, el mejor fue el bajo Nicolas Courjal. Además de tener una escuela vocal excelente y el donaire que el personaje de Zuniga requiere, era el único cantante del reparto cuya lengua materna es el francés. Esto, en el género de la opéra comique, es un triunfo a priori. Tanto Argis Argiris como Bryan Hymel, al contrario, tienen problemas con el francés, que son particularmente graves en el caso del tenor americano. Era la primera vez que lo escuchaba en vivo y, como parece un artista entregado, no querría ser injusta, pero la impresión que me dio es de que intentaba aclarar el color para parecer, precisamente, más francés y el resultado era una voz evidentemente sonora y poderosa, pero como aprisionada. Fue, no obstante, muy aplaudido. Argis Argiris, con su amplia voz y buena técnica de emisión, compuso un Escamillo en el que dejó aflorar la particular sensibilidad del personaje.
En el foso estaba un compatriota de Argiris, el maestro griego Constantinos Carydis. Ya en el preludio, prometió que aquélla iba a ser una buena noche de ópera (a pesar de los reparos expuestos) y, desde luego, lo cumplió. Dirigió a la Orquesta de la Royal Opera House con una mezcla adecuada de leveza e ímpetu. El aplauso también es para los miembros del coro de la casa y del coro infantil que participaba en la producción.
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