España - Cataluña
Un proyecto acertado y valioso
Juan Krakenberger
Antes de empezar el espectáculo propiamente, un mimo, disfrazado de mago, hizo evoluciones delante del escenario, moviéndose al son de una música sinfónica grabada, de carácter post-romántico. Terminó levantando una caja que echaba humo, con la cual se despidió, ante aplausos. Luego reapareció, con otra música similar, evolucionando sobre las sillas de los espectadores, con la ayuda de los allí ubicados. Era una manera de introducir el espectáculo, propiamente, que empezó pasado las 21.30 hrs, lo cual tuvo como consecuencia positiva que mientras tanto cayó la noche, y esto permitía apreciar mejor la cuidadosa iluminación del escenario.
Sobre este tomaron asiento, del lado izquierda, cuatro instrumentistas (violín, violoncello, arpa y piano) y del lado derecho cinco músicos, de flauta, oboe, clarinete, fagot y percusión, respectivamente. En el centro se ubicó el coro de niños -estimo entre treinta y cuarenta miembros- todos vestidos con un largo sayo negro, adornado con un cuello blanco en zig-zag, y todos con un bonete, también negro, de forma cónica, como si todos fueran magos. La historia de El gran alquimista es sencilla: este busca preparar la “tarta de la felicidad” con la ayuda de un gran libro viejo. Allí descubre, entre otros, la Piedra Filosofal. Como resultado de su búsqueda halla, por fin, lo que buscaba, los elementos que conforman la música: la melodía, el ritmo, la armonía y la polifonía.
El coro interviene en unos diez episodios, cantando al unísono (salvo en uno de los últimos trozos, donde había dos voces, en imitación). Cantaron todo de memoria, lo que supone un esfuerzo estimable. La afinación, coordinación y precisión fueron plenamente satisfactorias, bajo la experta dirección de Carolina Morales V. Los dos grupos instrumentales también cumplieron su cometido con calidad. La música de Bernat Vivancos estaba, por supuesto, adaptada a un espectáculo infantil, y dentro de estas limitaciones cumplió eficazmente con su cometido.
En cuanto a la historia, propiamente, fue narrada por dos recitadoras, que se colocaron a la extrema derecha del escenario, despues de algunos minutos de música. Explicaron, en idioma catalán, la trama sencilla del cuento.
En el programa de mano se nos informa que “La cantata El gran alquimista es una idea original y una producción del Auditorio de Barcelona”. La faz educativa para los jóvenes coristas (alumnos de escuela primaria) es, ciertamente, muy valiosa, y para los jóvenes espectadores también es una invitación a participar en semejante actividad. No cabe duda que niños expuestos a semejante experiencia han de evolucionar de manera diferente -más positiva- al madurar. En éste orden, un proyecto muy acertado y valioso.
El público presente aplaudió con ganas al finalizar este sencillo espectáculo, que duró en torno a una hora.
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