Discos
American Excellence
Paco Yáñez
Steve Reich: Different Trains. Samuel Barber: Cuarteto de cuerda en si menor. George Crumb: Black Angels. Quatuor Diotima. Hugues Deschaux, productor e ingeniero de sonido. Un CD DDD de 67 minutos de duración grabado en el Théâtre d’Orléans (Francia), en abril de 2011. naïve V 5272. Distribuidor en España: Diverdi
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El pasado 15 de septiembre, dábamos cuenta en Mundoclasico.com del cambio que ha modificado la formación original del Quatuor Diotima francés, con la marcha del violinista Naaman Sluchin y la llegada de la parisina Vanesa Szigeti. El compacto que hoy reseñamos puede considerarse, así pues, como un canto de cisne del primer Diotima; un bellísimo testamento de lo que fue su primera plantilla: esa que lo ha convertido en uno de los cuartetos referenciales en la interpretación de música actual. Muestra de las virtudes del Quatuor Diotima -un conjunto que ya ha pasado por las páginas de nuestro diario en diversas ocasiones, tanto por sus excelentes compactos como por sus conciertos en vivo-, es este monográfico dedicado al cuarteto norteamericano del siglo XX, en el que reúnen tres de las partituras más sustantivas escritas para dicha formación, en unas versiones mayoritariamente modélicas, dentro de un compacto que ha sido recibido por la crítica europea como uno de los lanzamientos de música contemporánea más aclamados de este 2011. Presenta su propuesta, además, la posibilidad de experimentar tres formas completamente distintas de comprender la producción sonora del cuarteto, ya sea estrictamente con sus arcos (Barber), con cuarteto eléctrico apoyado por diversos instrumentos ad hoc (Crumb), o acompañado por banda magnética (Reich).
Parte este sugerente y heterogéneo recorrido musical de una obra tan célebre y hermosa como el Cuarteto de cuerda en si menor (1936-38, rev. 1943) de Samuel Barber (West Chester/Pennsylvania 1910 - Nueva York, 1981). Pocas presentaciones necesita uno de los cuartetos norteamericanos más interpretados a lo largo de las últimas décadas, especialmente su ‘Molto adagio’, convertido en todo un icono musical del siglo XX tras su utilización (en versión orquestal) por Oliver Stone en su película Platoon (1986). La interpretación que nos brinda el Quatuor Diotima del opus 11 de Barber es inmaculada en cuanto a técnica y moderna presentación de la partitura; impecable pero, si me apuran, algo distante y cerebral. También en lo impecable se encuentra la que considero versión referencial para esta obra: la del Tokyo String Quartet (otro cuarteto en actual proceso de remodelación), si bien la del Tokyo (RCA 09026 61387 2) es más afín al melodismo y calidez emocional de Barber, cuya estética podríamos decir que se encuentra un tanto alejada del topos musical más propio del Diotima.
La segunda obra de este soberbio compacto nos conduce a un universo radicalmente distinto en términos estéticos, como lo es el del ya mítico Black Angels (1970), de George Crumb (Charleston/West Virginia, 1929). Pieza de arduas exigencias técnicas y vehemente mensaje pacifista, la interpretación brindada por el Diotima de esta ya histórica partitura se eleva directamente a las alturas de lo referencial. Aunque contamos en el mercado con versiones hoy en día clásicas, como la del Kronos Quartet (Nonesuch 7559 79242 2), la contundencia sonora del Diotima, su fluido manejo de las fuentes sonoras, su técnica endiablada, así como su capacidad para dotar de una coherencia formal absoluta a una partitura que prolifera cual rizoma en tantas direcciones espirituales, históricas, culturales y musicales, hace de su versión algo único, portentoso. Las marcadísimas alternancias en ambientes que señalan son una de sus bazas principales, así como su tratamiento de las citas musicales, aquí asomadas cual fantasmas emergidos de la historia, con una presencia etérea, volátil, sombría e irreal, en especial la aparición del Der Tod und das Mädchen schubertiano. Silbidos, recitados y demás efectos con los instrumentos que Crumb disemina en el cuarteto para crear ambientes sonoros, adquieren una presencia magnífica, asentada en una conjunción prodigiosa del Diotima en voces, planos, relieves dinámicos y empaste general. Digno de escuchar, tanto para quienes ya conozcan la partitura como para quienes quieran darle una nueva vuelta de tuerca interpretativa desde tan superlativa opción.
Por último, Different Trains (1988) nos conduce a otro compositor clave para comprender la música norteamericana contemporánea, como Steve Reich (Nueva York, 1936), buque insignia de un minimalismo con el cual comparte tantos principios para su inclusión en dicho movimiento como apuntes idiosincrásicos que lo distancian de cualquier categorización absoluta al respecto. Igualmente, la versión de Different Trains que escuchamos en este compacto de naïve es antológica, directamente referencial, aun a pesar de contar con otras versiones muy notables en disco compacto. El pasado mes de marzo, dentro de la reseña del cofre de la ‘Salzburg Biennale 2009’, ya estuvo presente en nuestras páginas esta vibrante partitura para cuarteto de cuerda y cinta magnética en los arcos del stadler quartett (NEOS 10947-50). Si en aquel momento nos remitíamos de nuevo al Kronos Quartet en su versión para Nonesuch (7559 79176 2), en esta ocasión el propio Diotima se convierte en la referencia, habida cuenta su deslumbrante ejecución técnica y su capacidad para dotar de vivacidad a esta partitura, lanzada por los franceses a tumba abierta en perfecta sincronía metronómica y conceptual con la banda magnética. No es sencillo encontrar una versión en la que podamos escuchar con tal nitidez la banda pregrabada, sus palabras, sonidos, y esa fuerza con la que nos empuja desde su conglomerado de citas históricas emanadas desde el convulso mundo de finales de los años ’30 y comienzos de los ’40, en los que el propio Reich fue un usuario habitual del ferrocarril en su nada menor trayecto entre Nueva York y Los Angeles; ciudades entre las que vivía, fruto de la custodia compartida que sus padres tenían del futuro compositor. Los ecos de la guerra y de las deportaciones en paralelo de los judíos en los trenes europeos del mismo periodo histórico, sirven a Reich para establecer un espejo entre la experiencia personal y la historia colectiva, entre lo particular y lo global. Todo ello es recogido con una insólita vehemencia por el Diotima, conocedores de qué se revela en esta partitura. De nuevo, interpretación de obligado conocimiento.
Las tomas sonoras son excelentes, de una presencia impactante y un refinamiento espacial ejemplar. Si en todas las partituras es de agradecer, esto se convierte en obligación absoluta en Black Angels, por las delicadísimas dinámicas de algunas de sus partes (‘Lost Bells’ o ‘Threnody III: Night of the Electric Insects’ serían ejemplos paradigmáticos). El libreto de näive es un tanto parco, pero lo sucinto del ensayo de Renaud Machart va a lo esencial y resulta muy informativo. Sin duda, uno de los mejores discos de música contemporánea de este 2011.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Diverdi
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