Alemania
La sublime Julieta de Polina Semionova
Juan Carlos Tellechea

Un hito en la historia del ballet, la legendaria versión de Romeo y Julieta de John Cranko (1962) con música de Serguéi Prokófiev es presentada en una nueva producción del Staatsballett Berlin que dirige Vladimir Malakhov.
Polina Semionova, quien lamentablemente deja la compañía este verano (boreal), encarna a una sublime Julieta, junto con Friedemann Vogel, bailarín solista invitado del Stuttgarter Ballett, en el papel de Romeo. El pas de deux al final del primer acto, cuando ambos se juran amor y fidelidad eterna, es memorable y arranca entusiásticos aplausos del público.
El chispeante Mercucio de Rainer Kranstetter imbuye enorme vitalidad a las escenas del gran baile familiar de máscaras y difraces que organizan los Capuleto para presentar a su hija. El pas de trois de Romeo y sus amigos es uno de los momentos más animados de la pieza.
Beatrice Knop interpreta convincentemente a la condesa Capuleto, Charlotte Butler hace una maternal confidente de Julieta. Ibrahim Önal encarna excelentemente al odioso y pendenciero Teobaldo. Sarah Mestrovic es una subyugante Rosalina. En realidad, el elenco entero no les va a la zaga y sigue paso a paso, con total esmero la evolución de la obra.
Piernas, brazos, gestos, movimientos están puestos al unísono y con absoluta entrega al servicio de la tensión de la obra, su dramatismo, su pasión, sus momentos de felicidad, su romanticismo...su trágico final. La muerte de los protagonistas conmueve casi hasta la desolación a los espectadores, antes de estallar en aplausos y aclamaciones (muy merecidos) al final del tercer acto.
Esta Romeo y Julieta de Cranko (con austera, pero ingeniosa escenografía y refinado vestuario, en tonos empolvados, de Thomas Mika), de casi tres horas de duración, deja prendado al espectador desde un primer instante con su frescura y fuerza innovadora, como si fuera recién estrenada, y no en 1962.
Semionova y Vogel
Georgette Tsinguirides, maestra de ballet, ex bailarina y ex asistente de Cranko, ha dedicado su vida (junto a su equipo: Reid Anderson y Birgit Deharde) a mantener incólume el exquisito legado del coreógrafo británico, fallecido en 1973, a los 45 años, y transmitirlo con enorme éxito a sucesivas generaciones de bailarines. Los resultados están a la vista de los miles y miles de espectadores que han admirado y admiran la obra hasta hoy.
La Orquesta de la Deutsche Oper Berlin dirigida por Anton Grishanin, un especialista en música para ballet, ofreció una versión excelente de la obra de Prokófiev. Las cuerdas, las maderas y la percusión estuvieron muy ajustadas en la rica variedad rítmica de la partitura. Grishanin supo transmitir con gran acierto la elevada inspiración melódica del compositor ruso. El conmovedor tema de Julieta sonó de forma excelsa.
Las próximas funciones de Romeo y Julieta de John Cranko por el Staatsballett Berlin en el teatro de la Deutsche Oper Berlin serán los días 8 y 18 de mayo, así como 15 y 17 de junio de 2012.
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