España - Madrid

Buen quehacer

Juan Krakenberger
lunes, 12 de noviembre de 2012
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Madrid, lunes, 29 de octubre de 2012. Auditorio Sony. Quinteto Enara, Quinteto Orfeo y Quinteto Hindemith. Profesor Hansjörg Schellenberger. Obras de Samuel Barber, György Ligeti, Antonín Dvorak y Anton Reicha. Ciclo ‘Da Camera’ del Instituto Internacional de Música de Cámara de Madrid. Asistencia: 50%
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Ya hace unos dos siglos y medio que existe el tradicional quinteto de vientos, formado por flauta, oboe, clarinete, fagot y trompa. Es el equivalente del cuarteto de cuerdas, pero para instrumentos de viento, y cuenta también con un vasto repertorio, pero menos conocido que el de los cuartetos. Tanto es así que un profesor de música de Francia, el Prof. Walter, consideró oportuno transcribir uno de los famosos cuartetos de cuerda para el género que nos ocupa, el cual comentaremos más adelante.

Pero vale lo mismo para el Quinteto de Vientos que para el Cuarteto de Cuerdas: tomar parte es importante para el futuro músico profesional, porque tanto en materia de sonoridad como de coordinación aprende muchísimo, cualidades imprescindibles para una carrera exitosa. En el IIMCM se cultiva el género con intensidad, como lo demuestra la presencia de tres diferentes conjuntos en este concierto. Su calidad fue, en general, aceptable pero el hecho que hubo diferencias apreciables entre los tres, sobre todo en materia de calidad instrumental y sonora, demuestra que no es un género fácil y que una inferioridad sonora de un solo componente puede echar a perder la calidad del conjunto.

A continuación comentaremos las cuatro obras que integraron el programa:

Samuel Barber (1910-1981): Summer Music (Música estival) op 51: Quinteto Enara integrado por Laura Dudley, flauta, Mª del Valle González, oboe, Javier Povedano, clarinete, Borja Ocaña, fagot, y Roberto Sánchez, trompa. Tocaron sentados, en semicírculo (los otros dos quintetos tocaron parados). Este conjunto se formó en 2008, y desde 2011/12 se perfeccionan en el IIMCM. Ganaron el 1º Premio del Concurso del Real Conservatorio de Música de Madrid.

La obra de Barber, que dura unos diez minutos, empieza tranquilamente pero luego se anima, para volver a la calma más adelante. El calor sofocante del verano es representado, lo mismo que la alegría de los vivos colores de esta estación. Es música agradable de escuchar y la versión fue de buena calidad. Algo más de variedad entre fuertes y pianos hubiera sido deseable, pero reconozco que eso no es nada fácil para este conjunto.

El mismo Quinteto Enara tocó a continuación las Seis bagatelas de György Ligeti (1923-2006), música contemporánea pues, en cuyo cultivo Ligeti se destacó particularmente. Comento brevemente cada bagatela: a) Allegro con spírito, con participación del piccolo para dar más sabor sonoro a esta alegre pieza; b) Rubato – Lamentoso, un Lento expresando pesar, que se vuelve más fluido antes de terminar; c) Allegretto grazioso, una línea melódica a cargo de flauta y oboe, acompañado por clarinete y fagot, que luego intercambian de roles. Muy original y sonoramente atractivo; d) Presto ruvido: muy breve y ruidoso e) Adagio – Mesto: una música lenta con cortes y silencios, que conduce con apenas interrupción a la bagatela final; f) Molto vivace – Caprichoso: ahí impresionan los unísonos, que salieron muy limpios. Estas seis piezas duraron unos trece minutos, y a pesar de su lenguaje más moderno no produjeron problemas de comprensión para el oyente. Música clara, bien hecha, competentemente tocada. En materia puramente sonora, podría yo imaginarme algo más desenvuelto. El público reconoció el esfuerzo de este conjunto con aplausos moderados.

Antonín Dvorák: Cuarteto de cuerdas Nº12 op 96 (El Americano), en arreglo para quinteto de vientos del Prof. David Walter, oboísta y maestro en el Conservatorio de Paris. Intérpretes: Quinteto Orfeo, formado por Tiago Meira, flauta, Juan Manuel García-Cano, oboe, Juan Tormo, clarinete, Manuel Arellano, fagot, y Miguel Morales, trompa. Desde el año 2008 estudian en el IIMCM.

Este célebre cuarteto consta de cuatro movimientos: a) Allegro ma non troppo, durante el cual los jóvenes músicos supieron destacar los diferentes temas que esta pieza ostenta, b) Lento, en el cual me hubieran gustado mayores contrastes entre piano y forte, pero confieso estar influido por el íntimo contacto que he tenido con esta obra durante años, y sencillamente las cuerdas pueden producir mayores contrastes que los vientos, c) Molto vivace, que tuvo su buen humor, un logro importante, porque técnicamente esto no es nada fácil, y d) Finale: Vivace ma non troppo, que recibió una versión divertida y colorida: muy importante en este caso. En resumen: una buena versión, técnicamente impecable. Si me gusta más la versión original para cuerdas, es cosa mía. Creo que el público asistente también compartía esta opinión, aplaudiendo agradecido.

Anton Reicha (1770-1836), Quinteto op 91 Nº2 a cargo del Quinteto Hindemith, integrado por Ander Erburu, flauta, Bengü Aktan, oboe, Horácio Almeida, clarinete, Hyun-Sung Jag, fagot, y Luis Pinheiro, trompa. Este grupo se creó durante el curso 2011/12 con alumnos de la Escuela Reina Sofía y me pareció, desde el punto de vista técnico e instrumental, el mejor de los tres que actuaron en este concierto. Esto se debe principalmente a que los cinco son buenos instrumentistas y con sus respectivas sonoridades de alta calidad integran un grupo que consigue un reslutado muy grato al oído.

En cuanto a Reicha, fue casi el creador del quinteto de vientos -escribió 20 obras para ese conjunto- y a pesar de que su música no es la más interesante del mundo, se trata de una obra agradable de escuchar. Tiene los cuatro movimientos de rigor: a) Adagio – Allegro assai, que después de una introducción tranquila se desborda con un diálogo exigente entre los cinco instrumentos, terminando con brillantez; b) Andante, que es un movimiento con varias variaciones para dar lucimiento a los diferentes instrumentos que asumen papel de solista; c) Minuetto Allegro: de Minuetto tiene bien poco, pero consta de las dos partes de siempre, con un trío en el medio; y para terminar, d) Finale: Allegro, compuesto en un idioma convencional, para terminar con pasajes instrumentales brillantes para lucimiento de los intérpretes. Éstos, en efecto, se lucieron, por su buen quehacer: el sonido de cada uno de ellos de gran calidad, y esto se agradece. Cosecharon aplausos entusiastas del público, agradecido por la demostración de lo bien que puede sonar un quinteto de vientos.

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