DVD - Reseñas
Las siete puertas del Jardinero
Xoán M. Carreira
A Coruña, domingo, 28 de octubre de 2001.
Krzystof Penderecki: Seven Gates of Jerusalem, Sinfonía nº 7. Dirección: Bob Coles. Bozena Harasimonowicz-Hass y Izabella Klosinska, sopranos; Agnieszka Rehlis, mezzo-soprano; Adam Zdunikowski, tenor; Romuald Tesarowicz, bajo; Boris Carmeli, narrador. Coro filarmónico de Varsovia, director: Henryk Wojnarowdki. Director musical: Krzysztof Penderecki. Producción: Colin Wilson. Opciones: Comentarios del compositor sobreimpresos y sincronizados con la música, partitura sobreimpresa sincronizada con la música. Krzysztof Penderecki. Profile. Un film de Andreas Missler-Morell. Entrevista con Krzysztof Penderecki. Formatos de sonido, PCM Stereo y PCM digital 5.1. Formato de imagen 16:9. Código de región, 0. Lenguajes de menú, alemán, español, francés e inglés. Coproducción de RM Associates, HR, Mezzo, NHK y Arthaus Musik. Duración: 140 minutos. Arthaus Musik DVD 100 008
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Las siete puertas de Jerusalem es una hija menor de la Pasión según san Lucas, mucho mejor construida, impecablemente diseñada, magníficamente equilibrada, de retórica elegante y con abundancia de momentos espléndidos. Treinta y cinco años no pasan en balde y Penderecki domina perfectamente las grandes arquitecturas que, como él mismo dice, le apasionan y en las que se encuentra muy a gusto. Sin embargo, a Las siete puertas le falta la vital espontaneidad de la Pasión y los préstamos que allí servían de sazón, en Las siete puertas parecen citas de difícil justificación. Tal sucede en la segunda parte del 'Lauda Jerusalem' con la visita inoportuna de Orff que congela abruptamente el interés de este magnífico scherzo en el que Penderecki hace un atractivo uso de un nuevo instrumento de percusión, unos tubos de plástico que consiguen un sonido muy grave. La presencia constante de Stravinsky y Shostakovich parecen restar protagonismo al comunicador nato que es Penderecki.La realización del DVD es espléndida, ofreciendo las opciones de leer en subtítulos la traducción del texto de Las Puertas, las explicaciones de Penderecki sobre su obra o leer la partitura en sobreimpresión al transcurso del concierto. Menos afortunada es la realización televisiva, no siempre al servicio de lo que está sonando y excesivamente atenta a detalles anecdóticos como el atractivo físico de alguna instrumentista o los detalles del segundo trombonista escarbándose los dientes.Espléndido Kzrisztof Penderecki. A profile de Andreas Missler Morell, un reportaje concebido como una entrevista guionizada ilustrada con documentos gráficos e intercalada con doce fragmentos musicales de Penderecki, la Partita en re menor de Bach y un ensayo de la Orquesta Sinfónica de Galicia tocando la Séptima sinfonía de Beethoven bajo la dirección de Penderecki.El director aplaca la tendencia egolátrica de Penderecki, quien habla relajadamente de sus dolorosos recuerdos de infancia, sus primeros pasos en la música, recuerda el momento en el que comprendió que no podía dar la espalda al público, las felices experiencias de los estrenos de la Pasión y Los diablos de Loudun, su labor como director de música de repertorio y su afición al coleccionismo botánico, mostrando orgulloso su magnífica casa rural en la comarca de Ludowice.Los comentarios sobre 'la música bajo el comunismo' en Polonia se ofrecen en forma de testimonio de uno de sus amigos, quien afirma que la libertad de la que gozó en Polonia la vanguardia musical, fue un maquillaje de la dictadura política que quiso dar una buena imagen internacional potenciando el Otoño Musical de Varsovia, en torno al cual se desarrolló y difundíó la magnifica escuela polaca de composición.Completa el DVD una entrevista guionizada con Penderecki sobre Las puertas que se grabó por duplicado en inglés y alemán. y finaliza con una entrevista con Boris Carmeli, el narrador del estreno de la Pasión, Utrenja y Las siete puertas.En su magnífica monografía A Polish Renaissance, escribe Bernard Jacobson: "La predilección por la oscuridad, las sonoridades recargadas, su propensión hacia los procedimientos temáticos rigurosos y los sujetos dramáticos casi neuróticos, su fascinación compulsiva por volver una y otra vez a la investigación del dolor físico y mental, acercan a Penderecki al mundo de Freud". Como el propio Jacobson comenta más adelante, Penderecki siente una fuerte necesidad de reconocimiento público y a lo largo de su carrera ha acertado a conseguirlo tanto con la calidad de sus obras como por su obvia habilidad para acertar con las tendencias del mercado.Quizá ningún otro de los muchos premios ganados por Penderecki haya reconocido tan claramente esta trinidad característica del autor: la atención a las tragedias, la calidad de factura y la la lucidez mercantil, como el Premio Príncipe de Asturias 2001, entregado el pasado 26 de octubre.Sin embargo, Krzystof Penderecki es un personaje escasamente simpático. No puede serlo un artista que siempre se está quejando de lo mal que está todo y aprovecha cualquier ocasión para denigrar a sus colegas, especialmente a los jóvenes. Sus declaraciones en Asturias sobre la producción musical actual no pudieron ser más desafortunadas, por más que vengan a reiterar su bien conocida opinión negativa sobre toda la música de los últimos treinta años, con la excepción de la suya propia. La memoria le falla a Penderecki cuando afirma que "los años 50 y 60 fueron épocas de gran ebullición artística, unos tiempos en los que había necesidad de creación en todos los ámbitos" y aún más cuando se identifica a sí mismo con la "innovación musical".Recordemos que el período experimental de Penderecki duró apenas media docena de años y que si algo ha caracterizado su carrera es el pragmatismo académico y nunca la innovación, ni siquiera en su Lamentación por las víctimas de Hirosima (1960), en la que consiguió reproducir hábilmente la sonoridad de la música electroacústica con los instrumentos de la orquesta sinfónica. Este es su mayor logro y le valió el merecido reconocimiento de sus colegas, la crítica, los intérpretes y el público. Sin embargo no son suyos los instrumentos con los que logró ese resultado, tomados en préstamo de Xenakis, Webern y Boulez. Sí lo son muchas formas nuevas de usar los instrumentos convencionales, adoptadas luego por instrumentistas y compositores. Y, bastante menos, sus contribuciones a la notación musical.Su obra maestra, una de las obras maestras de la segunda mitad del siglo XX, llegaría cinco años después: Passio et Mors Domini Nostri Iesu Christi Secundum Lucam para soprano, barítono, bajo, narrador, coro infantil, tres coros y gran orquesta. Una obra con obvios préstamos de Bach, Orff, Stravinsky y Xenakis en la que la tragedia es ilustrada con referencias onomatopéyicas (gritos, sirenas, etc.). El éxito internacional de la Pasión según san Lucas está más que justificada y la obra se convirtió en un referente imprescindible para la música religiosa desde entonces hasta la actualidad, infiltrando de una u otra manera toda la producción religiosa occidental desde Berstein hasta Adams en EEUU, y desde Schnebel hasta Pärt en Europa. Todos ellos aprendieron en la Pasión como potenciar musicalmente el horror descrito en el texto, como ubicar la más agria de las disonancias en un contexto suave, como convertir el silencio en oprobio, como los procedimientos de uso masivo de coros y orquesta en la Misa de los salmos de Stravinsky están plenamente vigentes y como los efectos característicos del serialismo integral (microtonos, sonidos indeterminados, notas sobreagudas e infragraves, clusters, glissandos, etc.) deben ser incorporados a la retórica colectiva de la música occidental.
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