Estados Unidos
Ovaciones interminables
Horacio Tomalino
Después de una larga ausencia y aprovechando el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner, la Lyric Opera no quiso estar ajena a los festejos y volvió a escena el drama sacro Parsifal en una nueva producción escénica encomendada al director británico John Caird -de reconocida trayectoria en el teatro de prosa de Shakespeare y en el de la comedia musical-, quien en esta ocasión hizo su primer acercamiento al mundo de la lirica.
En su labor, Caird no se partió la cabeza buscando profundizar sobre ninguno de los complejos conceptos que se desprenden de la trama. En los tiempos actuales, Parsifal merece un tratamiento un poco más profundo que el de cuento fantástico con ambiente de la guerra de las galaxias que fue finalmente lo que pudo verse. Así y todo, la propuesta escénica del británico convenció por su cuidada estética, su continuidad dramática, las muy teatrales marcaciones de las masas corales y el trabajo con los solistas, más allá de resultar en general un trabajo un tanto vacío de contenido y poco edificante. Un aporte de invalorable belleza hizo la escenografía de toques postmodernos y el abstracto vestuario firmado por Johan Engels así como la muy lograda iluminación de Duane Schuler.
En lo que a los solistas vocales respecta, el nivel vocal general fue estratosférico. Empezando por Paul Groves, quien logró un rotundo triunfo personal en la primera incursión wagneriana de su carrera. Escuchar su sensible Parsifal fue todo un privilegio. En una condición de voz inmejorable, el tenor americano no sólo cantó como los dioses, sino que además supo definir con gran oficio las complejidades psicológicas de su personaje. Su ‘Amfortas! Die Wunde’ fue de antología. No le fue a la zaga el bajo coreano Kwangchul Youn -otra de las grandes figura de la noche- quien con una descollante autoridad compuso un soberbio y cargado de intención Gurnemanz de medios vocales admirables y un fraseo inmaculado.
'Parsifal' de Wagner. Dirección musical, Sir Andrew Davis. Dirección escénica, John Caird. Chicago, Lyric Opera, noviembre de 2013
© Dan Rest, 2013
Por su parte, Thomas Hampson concibió un angustiado Amfortas de gran humanidad y estatura dramática, muy cercano al ideal. De canto uniforme, rico lirismo, expresivos acentos y un refinamiento mayúsculo, su gran maestre de los caballeros del Grial fue toda una lección del mejor canto y de interiorización con el personaje. El mago Klingsor estuvo muy bien servido por Tomas Tomansson, quien cantó con poderosa voz e impuso toda la presencia requerida por la parte. Runi Brattaberg mostró interesantes cualidades vocales en su composición del padre de Amfortas, Titurel. Con gran convicción y totalmente entregada a su composición, Daveda Karanas defendió con canto sensual una Kundry que a pesar de poseer la voz para la parte necesita aun madurar en lo interpretativo para resultar convincente. El resto de los cantantes a cargo de los roles secundarios estuvieron muy sólidos en su cometido.
El coro de la casa tuvo una noche gloriosa sacándoles chispas a todas y cada una de las numerosas intervenciones que le proporciona esta ópera.
'Parsifal' de Wagner. Dirección musical, Sir Andrew Davis. Dirección escénica, John Caird. Chicago, Lyric Opera, noviembre de 2013
© Dan Rest, 2013
A cargo de la vertiente musical de la colosal partitura wagneriana, Sir Andrew Davis lució una vez más sus credenciales wagnerianas con una lectura desde el inicio al fin extremadamente detallista, elegante, matizada y de gran solemnidad que inspiró a todos los cantantes y llenó de misticismo la enorme sala de la Lyric Opera.
Una vez concluido el último acorde, el público pareció necesitar de algunos minutos para regresar al mundo real. Ovaciones interminables recibió el que sin duda puede considerarse el mejor espectáculo de la compañía en lo que va de la presente temporada.
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