Ópera y Teatro musical
Jette Parker, el programa de la ROH para jóvenes
Agustín Blanco Bazán

Cuando se acabó el dinero de Alberto Vilar, la Royal Opera House se consiguió a los Parker para mantener su programa de entrenamiento de jóvenes artistas. Se trata de una familia que a través de su Oak Foundation hace filantropía en serio, esto es, sin la menor apelación a medios de publicidad para propagar sus tareas benéficas. Tal es así que algunos beneficiarios por el programa, no conformes con recibir dos años de contratación a sueldo de la Royal Opera insistieron en conocer a la famosa Jette, y ella les dio el gusto con auspiciosas declaraciones a la revista de los Amigos del Covent Garden: “Me encanta la ópera, aunque no sea muy conocedora” Bien, sobre todo por eso de no ser muy conocedora. Los amores distanciados y repartidos (en este caso con otros proyectos no operísticos de similar relevancia) son frecuentemente los mas fieles.
Según David Gowland, el administrador actual del programa, los Parker “son filántropos genuinos, muy pero muy privados y que también ayudan a hospitales y todo tipo de beneficencia. Ni hacen publicidad ni piden nada a cambio, ninguna condición en el funcionamiento del programa o la selección de artistas. Solo les enviamos un boletín informativo cada dos meses.” Entre los ex alumnos de este programa para jóvenes firmemente establecido se encuentran Marina Poplavskaya, Sally Matthews, Ailish Tynan, Ekaterina Gubanova, Eri Nakamura, Pumeza Matshikiza, Edgaras Montvidas, Jacques Imbrailo y Matthew Rose.
El proceso de selección comienza con el análisis anual de mas de doscientos candidatos que envian sus antecedentes y CDs. “No es un programa de enseñanza básica, sino mas bien una finishing school” , explica Gowland, “abierta a quienes ya han adquirido suficiente experiencia profesional y escénica. Los cantantes son diez y se rotan la mitad cada año. Ello quiere decir que en un programa bianual entran y egresan cinco por año. También hay puestos para dos directores de orquesta y un escenógrafo. Tenemos que ser muy realistas en las expectativas que creamos entre gente joven que debe pagar su viaje y su mantenimiento. Por supuesto que siempre estamos dispuestos a ayudar a los candidatos a conseguir financiación adicional.” Este año el proceso consistió en tres rondas. Doce finalistas pasaron frente a dos paneles de audiciones y recibieron sesiones de entrenamiento individuales con el mismo Gowland antes de presentarse a un panel que incluyó a los directores musicales de la casa, Antonio Pappano y Kasper Holten.
En el teatro del Covent Garden los elegidos reciben una educación multidisciplinaria que incluye desde interpretaciones de roles hasta clases de idiomas, y actuación teatral. Los alumnos adquieren también el derecho a lecciones gratis una vez egresados.
El requerimiento de una experiencia escénica anterior se justifica porque una parte esencial del programa es protagonizar roles menores junto a cantantes internacionales en todas las producciones de la Royal Opera, y aún reemplazarlos cuando cancelan. Gowland: “Aún cuando los participantes del programa comiencen con roles menores, deben acompañar a cantantes principales que siempre dependen de una interactuación genuina. En estas condiciones sería pedir mucho a gente que no ha tenido ninguna experiencia escénica”
Personalmente me tocó vivir la noche en que habiendo cancelado Anna Netrebko en I Capuleti e i Montecchi, le tocó a Eri Nakamura reemplazarla en Giulietta, frente al Romeo de Elīna Garanča. Fue un momento de consagración para Nakamura que ya ha comenzado una carrera internacional de personajes principales. “Ciertamente, el reemplazo tuvo toda la tensión del último momento, pero Eri es una persona que siempre cree que puede estar mejor preparada de lo que está y ello la ayuda a estudiar y concentrarse. También tenía ya una madurez que otros debían aún desarrollar. Mi tarea como preparador de cantantes incluye un noventa y cinco por ciento de psicología. Estos jóvenes vienen de lugares y culturas diferentes y hay que ocuparse de ellos en todo sentido. Aparte del entrenamiento general siempre tienen acceso a clases individuales, y también cobran extra por cada función e incluso pueden actuar fuera si esto no perturba su trabajo en el programa.”
De psicología aprendió Gowland en Glyndebourne, cuando asistió al legendario administrador Martin Isepp en proyectos como el famoso Porgy and Bess de los años ochenta con un elenco totalmente de color convocado a ensayar por dos meses en el bucólico pero para algunos demasiado aislado ambiente de este teatro en una casa de campo en el condado de Sussex. “Nunca he visto un mayor choque de culturas y mayores tensiones que las desatadas entre los cantantes africanos, los del Caribe y los estadounidenses. El menor problema se transformaba en un conflicto personal serio.” También en el caso del Jette Parker Programme la diversidad debe ser al mismo tiempo respetada y limada de asperezas para familiarizar a los jóvenes con el arte escénico de una casa de ópera internacional. Según Gowland, “es importante que puedan absorber nuevas técnicas de canto o actuación pero deben seguir siendo ellos mismos, con su cultura y sus tradiciones artísticas. Deben absorber pero no imitar lo que aprenden.”
Ciertamente, la ópera, tal como se interpreta en el Covent Garden, es un arte occidental, pero ello no quiere decir que otras culturas no puedan aportar una sensibilidad diferente. Los asiáticos son extraordinariamente trabajadores y vienen de una tradición donde en muchos casos la forma de actuar es hacerlo detrás de una máscara. La cultura de la representación es la cultura de la máscara. Aquí tienen que enfrentar sin máscara un público internacional a veces distante y no tan entusiasta como en otros lados. Y también la forma de hacer música es tan distinta. Por ejemplo, con los directores de orquesta comprobamos que muchas veces están acostumbrados a sonidos totalmente diferentes en los instrumentos de viento.“
La sede londinense del programa permite el aporte constante de clases a cargo de celebridades residentes o de paso como Josephine Barstow, Ivonne Kenny, Joe Barstow, Nelly Miricioiu, Sherill Milnes y Anna Tomowa-Sintow. Una vez egresados los cantantes consiguen quedarse en Europa gracias a la gran oferta de trabajo existente, en particular en Alemania. Gowland opina que las casas de ópera alemanas a veces piden demasiado de los cantantes jóvenes, pero al mismo tiempo les ofrecen las posibilidades de una experiencia sin par. “En general los jóvenes parecen gozar al invertir toda su adrenalina en varios roles por mes. Es allí que pueden probar su capacidad de adaptación a situaciones escénicas diferentes en un período de tiempo reducido, y aprender a ser flexibles y adquirir en poco tiempo una gran experiencia.”
Mi entrevista con David Gowland tuvo lugar días antes de la función especial de verano de los artistas del programa Jette Parker, que este año incluyó los primeros actos de La favorite y Cosi fan tutte con la Orquesta Nacional de Gales bajo la eficiente y expresiva dirección de Paul Wingfield y Michele Gamba, dos artistas confiados y asertivos en sus instrucciones de tiempos y dinámicas. Aparte de ellos también me atrevo a augurar una buena carrera internacional a varios de los participantes principales. A Nadezhda Karyazina (Léonor) la mencioné por su excelente músico en Manon Lescaut. Es una mezzo de estatura menuda, movimiento ágil y un atractivo vozarrón, oscuro, cálido y de un caudal reminiscente de Fiorenza Cossotto. La acompañó como Fernand Luis Gomes, un tenor de firme apoyo a través de todo un registro requerido para su papel. El elenco de Cosi fue casi perfecto por la espontaneidad y desenvolvimiento escénico de un ensemble de voces también de buena superior: Kiandra Howarth (Fiordiligi), Rachel Kelly (Dorabella), Dusica Bijelic (Despina) David Butt Philip (Ferrando) Michel de Souza (Guglielmo) y Ashley Riches (Don Alfonso). Y aquí también hubo un excelente regisseur, Greg Eldridge que vivificó con originalísimo humor la vetusta escenografía de La Bohème … Sí, así como se lee. Porque para Cosi, el Covent Garden ofreció la buhardilla del primer y el cuarto acto de la obra pucciniana en cartel este verano. Es así que no quedó mas remedio a Eldridge que disfrazar a Guglielmo y Fernando como artistas parisinos.
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