España - Galicia
Mefistomúsica
Paco Yáñez

Último concierto en 2014 de Do Audible, ciclo organizado por Vertixe Sonora en colaboración con la Xunta de Galicia que, tras los conciertos ofrecidos por el ensemble gallego en Ourense, Vigo y A Coruña, con obras de John Cage, Hugo Morales, Daniel Zea, Fernando Garnero, Charles-Antoine Fréchette y Karlheinz Stockhausen, a las que se sumaron las ponencias de la poetisa Ana Romaní, del crítico Francisco Ramos y del ensayista Lluís Nacenta, recalaba hoy en una Pontevedra atacada por rayos y truenos, perfecto marco para un concierto titulado A música e o diabólico...
...maestro de ceremonias en este aquelarre musical fue Enrique Gavilán, profesor de Historia Medieval en la Universidad de Valladolid y miembro de diversos grupos de investigación sobre teoría de la historia, teatro y música, ámbito en el que destacan sus estudios sobre Richard Wagner. Precisamente, sobre Wagner versa una de sus más recientes publicaciones: Entre la historia y el mito. El tiempo en Wagner (Akal, 2013); tema, el del tiempo, que también había abordado en Otra historia del tiempo (Akal, 2008). Hoy era el diablo el personaje sobre el que Gavilán disertaría, con su habitual erudición y entrecruzamiento de referentes: ágora ecoica, su palabra, en la que resonaron algunos de los múltiples rostros del maligno, de un demonio que afirma Gavilán «es lo otro», remontándose a la etimología hebrea del término. Precisamente, la exposición partió de la antigüedad, con la visión no negativa de lo diabólico, asociado a lo contrapuesto, a la alteridad, así como el medio sonoro. Gavilán relató el giro radical efectuado por el cristianismo, a través de una pormenorizada descripción de los sonidos asociados al diablo (pandemonio, onomatopeyas, tormentas, chillidos...; pero, también, lo seductor, el encantamiento...), evocando el Malleus maleficarum o referentes tan diversos como la Odisea o el satanic metal. El Doktor Faustus de Thomas Mann (que fue tema de la conferencia pronunciada por Gavilán en el curso Aguzar o oído, promovido por Vertixe en el MARCO de Vigo) nos sugiere la ambigüedad como sistema de lo musical, su inmediatez sensorial: medio perfecto para lo mágico y lo diabólico; de ahí el empeño cristiano en una armonía consonante frente al caos de lo demoníaco; retrotrayéndose aquí Gavilán a Hildergard von Bingen y su Ordo Virtutum.
Prosiguió su charla Enrique Gavilán, intercalada con las piezas musicales, aludiendo al Romanticismo, con la presencia exaltada de lo diabólico en autores como Goethe, Hoffmann o Byron; así como la consideración de la música como la más directa vía hacia lo absoluto, en pensadores como Schopenhauer. Para profundizar en los cambios técnicos y conceptuales habidos en el siglo XIX, se remontó Gavilán a Guido d’Arezzo y su condena del tritono (de la quinta disminuida o cuarta aumentada), cuya interválica producía disonancias que moverían el alma hacia lo impuro, hacia una malsonancia donde se escondía la esencia del diablo. De hecho, Gavilán recorrió los diversos estadios de consideración del tritono, del Diabolus in musica, ya fuera en su asociación con la muerte en Bach, o su siniestra aparición en el Freischütz weberiano. Desde ahí, y a través de Liszt y Wagner, abordó Gavilán la desintegración del edificio tonal, la afirmación de la disonancia como objeto sonoro con validez, llegando a la paradoja -que tan agudamente expuso- de que ese tritono diabólico acabase asociado de forma recurrente a San Francisco de Asís en la ópera homónima de Messiaen. Se pregunta Gavilán, finalmente, por qué el tritono y la disonancia son algo común y reivindicado en el siglo XX; y su respuesta es categórica: quizás porque el diablo ya está aquí...
...no sé si estaba o no el diablo en el Museo de Pontevedra tras ser convocado por la sabia ponencia de Enrique Gavilán, por más que algunos signos de su presencia se harían audibles durante la velada, como más adelante veremos. Lo que sí pudimos escuchar fue a tres instrumentistas de una capacidad mefistofélica para dar cuenta de tres partituras no menos endiabladas en sus múltiples dificultades. La primera de ellas fueron los fulgurantes Tre notturni brillanti (1974-75), del italiano Salvatore Sciarrino (Palermo, 1947), que contaron con una excelsa Emma Richards en la viola. Dio cuenta la británica de unas piezas de un virtuosismo extremo, en el que, como afirma Richard Toop, «el fantasma de Paganini [ese otro mefistofélico] no se encuentra lejos». Técnicamente, Richards se muestra impecable e implacable, sumando una naturalidad que asombra por la facilidad con la que aborda una partitura repleta de dificultades, ya sea el arduo trabajo de armónicos, las rapidísimas indicaciones metronómicas, las continuas fluctuaciones dinámicas, etc. Destaca en Emma Richards, además de esa naturalidad, su musicalidad, diría que hasta cantabile, muy fluida, haciendo netamente meridionales estos nocturnos, con una calidez en la que contrasta la oscuridad de su instrumento con un canto articulado en tesituras mayoritariamente agudas. Para desarrollar este estilo, es crucial su portentoso dominio del arco, ya sea en los numerosos sul ponticello, en los variados col legno, en los distintos ataques frotados de cuerda, etc. Su mano izquierda posee también ese swing tan fluido, especialmente en unos glissandi efectuados con una precisión impoluta en sus recorridos, todo ello dentro de una afinación sin mácula, en piezas tan exigentes en cuanto a sonoridad, en las que Richards nos regaló unas dobles cuerdas y unos armónicos que, al tiempo que rugosos en cuanto a texturas, daban muestras de la presencia de la tradición en Sciarrino: unión de clasicismo y modernidad, de elegancia e informalismo que hizo de esta interpretación un revelador preludio de lo que sería la ejecución del Distractfold durante toda esta velada endemoniada.
No menos endiablada en cuanto a dificultad es Its fleece electrostatic (2012), pieza para violín y pedales de guitarra eléctrica del costarricense Mauricio Pauly (San José, 1976), uno de los compositores americanos más interesantes del momento, cuya música ya escuchamos en Galicia en el estreno que Vertixe Sonora realizó de su trío para saxofón, violonchelo y piano Apartamento Polsen Apartamento Peterson (2011), dentro del ciclo Música y arte. Correspondencias sonora. Si en aquel trío subyacía entre sus referencias (junto con la fotografía de Jeff Wall) un fragmento del cuento En aquel país. En este país, de Yasunari Kawabata, en Its fleece electrostatic el sustrato textual viene de la mano de David Foster Wallace y su novela La broma infinita (1996). La violinista Linda Jankowska desentraña ese universo fosteriano de dobles sentidos, distorsiones, capas y niveles, transformaciones, humor, complejidad y todo un entramado artístico-intelectual de un enorme virtuosismo literario, aquí convertido por Pauly en una pieza para violín solo realmente mayor (pensaba, de hecho, durante el concierto, que si Mauricio Pauly es capaz de extender esta pieza en una serie más amplia, explotando las enormes posibilidades que abre esta combinación de violín-pedales, podríamos estar ante una suerte de Sonatas y Partitas contemporáneas, ante un ciclo llamado a perdurar, a dar cuenta de las señas de identidad paradigmáticas del violín en la composición actual -y recorrido tiene Pauly para aventurarse a tal reto, pues partes del cuerpo del violín quedan aún por atacar en esta partitura, así como nuevos efectos de pedales, que podrían ampliar aún más lo que de por sí es una partitura soberbia-).
La exploración del instrumento llevada a cabo por Linda Jankowska fue deslumbrante; como en el caso de Emma Richards, de una naturalidad y una soltura mefistofélicas, en una partitura de una dificultad inmensa, ya no sólo por lo que al propio violín se refiere, sino por el continuo juego de pedales al que obliga a la instrumentista polaca, que a través de este recurso crea un verdadero diálogo entre sus yoes violinísticos tratados de muy diversos modos: tanto actualización de la electrónica en vivo como improntación-hibridación de técnicas propias del rock. De algún modo, una pieza que me sugiere Its fleece electrostatic sería la también violinística La lontananza nostálgica utópica futura (1988-89), de Luigi Nono: ese diálogo de caminantes errantes, de interpelaciones entre el presente y los pasados, entre el yo y su estela de personalidades. Algo de ello hay en la obra de Pauly. Prácticamente ningún efecto contemporáneo de arco y digitación queda sin desplegar en Its fleece electrostatic; pero, y esto es lo más importante, con un sentido musical pleno, sin artificios vacuos, con una hondura expresiva que nos mantiene en vilo, entregados en mirada y escucha a la interpretación deslumbrante de Jankowska. De nuevo, su dominio del arco, su capacidad para cambiar de ataque, técnica, registro, dinámica, a una velocidad endiablada, creo que han cautivado a cuantos en el Museo de Pontevedra nos reuníamos, absortos por tal demostración de excelencia musical, tanto por lo que a la composición se refiere como por lo que toca a una violinista polaca que esperemos no sea la última vez que visite Galicia con su ensemble. Mientras esto no suceda, de Its fleece electrostatic nos gustaría disfrutar, dentro de las citas en 2015 con Vertixe, de la reciente transcripción para flauta realizada por Alessandra Rombolá, la extraordinaria flautista del ensemble gallego.
El Distractfold Ensemble interpretando a Billone durante el concierto celebrado en Pontevedra el 14 de noviembre de 2014 © Paco Yáñez, 2014
Tras un breve descanso, otra partitura mayor de nuestro tiempo en lo que a escritura para cuerdas se refiere: Mani.Giacometti (2000), trío para violín, viola y violonchelo del italiano Pierluigi Billlone (Milán, 1960), uno de los compositores más interesantes en este comienzo de siglo XXI, y creador que hacía tiempo deseábamos escuchar en alguno de los ciclos que Vertixe organiza en Galicia. Fue, precisamente, en esta pieza donde se hicieron audibles las presencias del maligno antes apuntadas, ya desde la palangana que en uno de los laterales de la sala recogía el agua caída desde una gotera que acabó por convertirse en una suerte de goteo-metrónomo de lo más molesto tanto para las instrumentistas como para el público. Claro que poco sería comparado con el amago que se realizó de cortar la luz cuando el concierto sobrepasó la hora establecida para el final de la actividad, y que por un momento casi detuvo el estreno español de Mani.Giacometti debido a la escasa luminosidad que restó en la sala tras la bajada de intensidad de las lámparas: los demonios no sabe uno si son o no el otro, como antes nos relataba Enrique Gavilán, si están en nuestro interior (como sostendrían mis admirados Strindberg y Bergman), pero desde luego sí son, hoy en día, la incompetencia, la falta de sensibilidad y el garrulismo extremo al que, como decía Juan Goytisolo, nos condena «la horma tenaz, sublimemente fanática de nuestra boina»...
...presencias diabólicas al margen, disfrutar de Mani.Giacometti en vivo es una experiencia para no perdérsela. Conocía este trío por medio de la grabación del ensemble recherche, publicada por col legno (WWE 4CD 20201) en su volumen dedicado a las Donaueschinger Musiktage del año 2000. Comparadas con la más agresiva interpretación del ensemble alemán, las instrumentistas del Distractfold (ahora con la soberbia violonchelista Alice Purton) resultan más serenas y sensuales, con una lectura más femenina y meridional, menos agresiva; por supuesto, sin perder un ápice de exquisitez técnica, pues me refiero tan sólo a una cuestión de estilo interpretativo, perfectamente legítima, pues las instrumentistas que hoy escuchamos han preparado Mani.Giacometti con el propio Pierluigi Billone, por lo que podemos decir que sus decisiones musicales están avaladas directamente por el compositor milanés. Escuchar esta obra en directo permite, además, ser plenamente conscientes del origen de los múltiples efectos extendidos diseminados en su partitura por Billone, algunos de difícil dilucidación a través de su escucha en disco. Esto es así ya desde el comienzo, con la exploración extensiva de las sordinas de goma que Billone emplaza sobre el puente de las tres cuerdas, cuyo roce produce sonoridades sintéticas de naturaleza electrónica, especialmente cuando el arco las roza con cerdas y madera simultáneamente, produciéndose en el trío unos armónicos de carácter ronco tan perturbadores como atractivos tímbricamente. Este procedimiento de poner en contacto las dos superficies del arco lo aplicará Billone a prácticamente todas las partes del instrumento, desde el diapasón al cordal, en lo que es una exploración fundamentalmente de las cuerdas, el puente, la sordina y el cordal (la caja de los instrumentos no la ataca Billone, como tampoco el clavijero, estando ahí la mayor diferencia física con lo que serían piezas para cuerda de Helmut Lachenmann, maestro y referente estilístico más cercano a Pierluigi Billone, de cuya música concreta instrumental derivan las técnicas empleadas por el milanés, aquí no tan extremas en cuanto a reinvención del instrumento o sentido político del mismo, pero con un punto más poético si me apuran, más estilizado: y ahí nos entroncamos con los lánguidos seres giacomettianos, evocados de algún modo en este trío, también referido a la filosofía del lenguaje de Martin Heidegger). El lenguaje, precisamente, está presente a través de una red de fonéticos que recorren la segunda parte del trío (parte del mismo ya sin sordinas), de carácter asemántico, más expresión atávica, motivo musical, que expresión racionalizada. Aquí las instrumentistas del Distractfold estuvieron más contenidas en su exposiciones, menos vehementes.
Así pues, impactante concierto, tanto por las partituras como por su ejecución, que no dudo en situar entre los más atractivos en cuanto a música de cámara de los escuchados en Galicia en los últimos años. Reafirma, de este modo, entre el público gallego el Distractfold su estatus como uno de los mejores ensembles emergentes de música actual, algo que fue reconocido en los cursos estivales de Darmstadt 2014, en los que el Distractfold recibió el Kranichstein Music Prize for Interpretation. Todo un lujo en nuestros escenarios (a pesar de lo poco apropiado de la ubicación elegida por el Museo de Pontevedra para la realización del evento); un excelente broche para uno de los ciclos musicales verdaderamente necesarios para una Galicia que tanto en Do Audible como en Música y arte. Correspondencias sonora, son[UT]opías, o VertixeVigo es capaz de mostrar destellos de una sociedad culta, intelectual y artísticamente comprometida: aquello que debería ser marca de calidad de nuestro país, de ahí la necesidad de asegurar su continuidad en años sucesivos y, dado el volumen y exigencia de trabajo al que Vertixe Sonora se está sometiendo con esta serie de proyectos, la más que evidente necesidad de que la Xunta de Galicia apoye una dedicación exclusiva de sus miembros para gozar de un ensemble que ha demostrado hasta la saciedad ser capaz de dotarnos de un órgano de diálogo en igualdad de condiciones con la música de creación actual europea... No sea que el diablo nos haga perder otra oportunidad histórica...
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