Entrevistas

Arditti (2/2): Espero que los políticos ...

Paco Yáñez
martes, 30 de diciembre de 2014
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En la primera parte de nuestra entrevista con Irvine Arditti (Londres, 1953) [leer entrevista], el violinista y único miembro fundador en activo del Arditti Quartet nos habló de la evolución y cambios en el cuarteto británico, así como de su trabajo con los compositores en el proceso de desvelar los cientos de partituras que han estrenado en las cuatro décadas que en 2014 cumple el conjunto; todo ello destacando la importancia, la responsabilidad y lo apasionante de trabajar con los grandes compositores codo con codo.

Si en la primera parte era el norteamericano John Cage a quien se dedicaba una especial atención, en esta segunda entrega Irvine Arditti comparte sus recuerdos de otros destacados compositores del siglo XX, como Iannis Xenakis, Luigi Nono, Helmut Lachenmann, o György Ligeti. También nos habla de los jóvenes creadores y de la importancia de no copiar lo ya hecho en el pasado. Otros aspectos destacados son su visión de Inglaterra en cuanto a música contemporánea, así como los nuevos cuartetos que han venido a tomar el ‘relevo’ del Arditti Quartet, con especial mención para el Quatuor Diotima y el JACK Quartet, o las grabaciones discográficas y el futuro del propio Arditti Quartet. Nos adentramos, igualmente, en Fluss (2014), la pieza de Toshio Hosokawa que el Arditti interpretaba en Porto a los pocos minutos de esta entrevista, el pasado 15 de noviembre, así como en el actual estado de la Orquestra Sinfónica do Porto, que acompañó a los Arditti en la pieza de Hosokawa, todos ellos dirigidos por Brad Lubman, en la crisis económica global y su repercusión en la cultura, y terminamos nuestra conversación con una serie de nombres que Irvine Arditti cree perdurarán como lo mejor de la música del siglo XX.

Paco Yáñez. Además de a John Cage, ¿a qué otros de esos grandes compositores echa especialmente de menos?

Irvine Arditti. Echo de menos a Xenakis, que era un buen amigo; nos veíamos de cuando en cuando a nivel personal, en su casa. Fue una especie de figura paterna para mí, pues siempre me estaba dando consejos: ten cuidado, no comas demasiado, haz ejercicio..., y cosas por el estilo. Teníamos una gran relación, él creía mucho en mí y en el cuarteto en lo que interpretación se refiere. Y le dimos algo muy especial con su música que nadie antes le había dado...

Paco Yáñez. Diría que tampoco después.

Irvine Arditti. O después... Y entonces escribió una serie de piezas para nosotros; había una muy buena comunicación. Yo fui a verlo cuando tenía 18 años, para tocar el violín para él, fui a su hotel en París, ya que yo empecé muy pronto. Y fue en este país [Portugal] donde el famoso Tetras [cuarteto de cuerda estrenado por el Arditti Quartet en Lisboa, el 8 de junio de 1983] fue encargado y desvelado en la Fundación Gulbenkian. Recuerdo muy bien los ensayos en 1983 con él en la Fundación Gulbenkian, sólo se preocupaba por los ruidos, por obtener el sonido correcto, y el resto lo confiaba a nuestra técnica. Era un hombre muy especial, un hombre encantador... Si tienes semejante relación con estos compositores, quieres hacer cosas con ellos, quieres tocar su música bien, vives para ello...

Paco Yáñez. ¿Y qué nos cuenta de Luigi Nono y su Fragmente-Stille, an Diotima (1979-80)?, porque a menudo se dice que la notación de Nono era farragosa, que era difícil llevarla exactamente a la práctica. ¿Cómo fue su trabajo con Nono, tanto en Fragmente-Stille como en Hay que caminar, soñando (1989), su última obra, que precisamente usted estrenó en Milán con David Alberman [14 de octubre de 1989]?

Irvine Arditti. Creo que Nono tenía miedo de nosotros al principio, ya que no había tenido una buena experiencia con el LaSalle Quartet; ellos lo intentaron, pero creo que probablemente no entendieron muy bien su estética. Antes de tocar esas obras yo había escuchado veinte o treinta piezas de Nono, conocía su música y me gustaba su música, así que creo que entendí desde el principio exactamente lo que quería; y esto quedó muy claro la primera vez que nos escuchó tocar Fragmente-Stille, que no era la primera vez que la tocábamos, sino la novena o la décima vez; fue en Friburgo, en Alemania, lo recuerdo muy bien, y al final del ensayo él estaba encantado; le dije: «¿Puede decirnos algo, señor Nono, que quiera que hagamos esta noche y que no hayamos hecho?», y dijo: «Simplemente tóquenlo así». Y desde entonces también nos hicimos amigos, y venía con nosotros a los restaurantes, pero teníamos dificultades para comunicarnos, porque él sólo hablaba italiano y alemán, y unas pocas palabras en inglés, y mis habilidades lingüísticas dejan mucho que desear; pero había igualmente una buena relación con él, porque sabía que yo y el cuarteto entendíamos cómo tocar su música, y para él eso era muy importante.

Paco Yáñez. ¿Y cómo es su relación con quien fue, precisamente, alumno de Luigi Nono: Helmut Lachenmann, que recuerdo que en el concierto que ustedes hicieron en Madrid con sus tres cuartetos de cuerda habló de lo que llamaba «The Arditti in my life», parafraseando el título de la obra de Morton Feldman The Viola in my Life (1970) para explicar la importancia del Arditti en su carrera como compositor de cuartetos?

Irvine Arditti. Pues es lo mismo que con Xenakis: probablemente Helmut es un amigo más cercano de lo que lo fue Nono. Tenemos una gran relación. Creo que a Helmut le gusta nuestro cuarteto, y a nosotros nos gusta él, e intentamos hacer todo lo que podemos para mantener su música como quiere; pero a menudo viene a Londres y se queda cuando estamos ensayando, o lo que sea. Es muy buen amigo del cuarteto.

Paco Yáñez. ¿Sabe si está pensando en un cuarto cuarteto de cuerda?

Irvine Arditti. No estoy seguro, creo que está bastante estresado con su nueva pieza para ocho trompas y orquesta, ya que es un encargo que ha sido retrasado varios años. Sabe que nos gustaría un nuevo cuarteto, pero ahora hay otros cuartetos que tocan la música de Lachenmann, lo cual es interesante, porque no es tan accesible y hace años había muy poca gente que estuviera cercana a su música. Creo que ha desarrollado un atractivo para la gente en los últimos años.

Paco Yáñez. Lachenmann será, precisamente, el compositor en residencia en Casa da Música en 2015, y se harán muchas de sus obras.

Irvine Arditti. Sí, vendremos aquí para tocar Tanzsuite mit Deutschlandlied (1979-80) [diciembre de 2015].

Paco Yáñez. ¿Y György Ligeti, otro genio con el que ustedes trabajaron?

Irvine Arditti. Sí, Ligeti también fue un gran admirador del Arditti Quartet y también fuimos buenos amigos. Era también un compositor muy especial, bastante distinto del resto, muy exuberante. También era encantador estar con él, trabajar con él.

Paco Yáñez. ¿De entre los jóvenes compositores con los que ha trabajado recientemente, a cuáles cree que deberíamos seguir la pista?

Irvine Arditti. Pues es una pregunta difícil, porque no sé qué entiende por «joven»...

Paco Yáñez. Digamos que un compositor en la veintena o en los primeros treinta.

Irvine Arditti. Es difícil señalar a gente a esa edad, realmente.

Paco Yáñez. Pero ustedes han tocado muchísimas partituras de gente de esa edad.

Irvine Arditti. Por supuesto; pero hay gente que realmente son especiales a esa edad y que después les pierdes la pista, no sigues a todo el mundo. Y, además, habitualmente son mayores de lo que creía. Le lleva su buen tiempo a un compositor madurar.

Paco Yáñez. Quizás se dé una imitación o un reciclaje de técnicas que impiden brillar al compositor joven como algo nuevo.

Irvine Arditti. Sí, creo no es bueno imitar lo que la gente ha hecho en el pasado; pero si utilizas el lenguaje en algo que sea interesante, entonces es posible y merece la pena.

Paco Yáñez. Y teniendo tantos contactos con compositores, además de conociendo tan bien el medio, ¿no ha pensado en componer?

Irvine Arditti. Lo pensé hace mucho tiempo, y lo hice, cuando era estudiante, pero me di cuenta de que no era una buena idea, ya que tocaba el violín mucho mejor de lo que componía, así que lo dejé.

Paco Yáñez. En marzo de 2007 entrevisté en Casa da Música conjuntamente a Brian Ferneyhough y James Dillon, y la verdad es que ambos se expresaron en términos bastante negativos sobre Inglaterra, en lo que a música contemporánea se refiere. ¿Es tan negativa su visión desde la perspectiva del intérprete?

Irvine Arditti. Creo que los tiempos han cambiado, aunque quizás subsistan ciertos prejuicios en algunos lugares sobre determinados compositores; a menudo los profetas no son bien apreciados en su propio país... No sé, creo que hay una escena más tradicional en lo que a nueva música se refiere en Inglaterra que seguramente excluía a estos compositores, pero quizás ya no sea tan así; y también siempre habrá gente que no quiera tocar Ferneyhough por su dificultad... Pero, sí, probablemente tengan más éxito en otros lugares... James Dillon será protagonista en el festival de Huddersfield, dentro de dos semanas tocaremos todos sus cuartetos de cuerda, y habrá estrenos y otras interpretaciones... Quiero decir que sí hay lugares en los que se aprecia a estos compositores.

Paco Yáñez. Hablamos de James Dillon, y en el cofre que la discográfica NEOS (11114-17) publicó de las Donaueschinger Musiktage 2010 se encuentra grabado su Cuarteto de cuerda Nº6 (2010) en tres versiones de tres cuartetos diferentes: la del Arditti Quartet, la del Quatuor Diotima y la del JACK Quartet, todas registradas el 16 de octubre de 2010. A este respecto, quizás se encuentren ahí reunidos con ustedes los cuartetos que han venido a tomar el relevo del Arditti, ya que tanto los aficionados como la crítica llevamos años buscando un cuarteto que pueda continuar su impresionante labor de cuatro décadas al frente de la música contemporánea para cuarteto. ¿Reconoce en estas formaciones algo nuevo, algo que las diferencie del Arditti?

Irvine Arditti. No estoy seguro de que sean algo nuevo, ya que son gente que lleva encima la tradición desde la que empezamos, y eso es interesante, porque sería triste si la música se muriera, ya que nosotros creamos un enorme repertorio para cuarteto de cuerda, y esos dos cuartetos tocan muchos cuartetos, no todos, pero muchos de los que estrenamos, así como también encargan nuevos cuartetos a esos mismos compositores. Creo que el cuarteto de Dillon que ha mencionado de Donaueschingen fue encargado por el Quatuor Diotima, pero fue mi idea que esta fuera la pieza que tocáramos todos, por nuestra larga relación con James Dillon. Y el Quatuor Diotima y el JACK Quartet asistieron a masterclasses con nosotros durante años en el pasado... No sé si están haciendo algo diferente, pero lo están haciendo en su propio modo, lo cual está bien, creo que son dos grupos sensacionales. Está bien encontrar otra gente que, si por algún motivo el Arditti se detuviese, continuase tocando esa música en la que he estado personalmente involucrado al pedirle a los compositores que escribieran dichas piezas, esas piezas que todos seguimos tocando.

Paco Yáñez. ¿Se siente, de algún modo, como el ‘padre’ o la referencia para estos nuevos cuartetos?

Irvine Arditti. Sí, probablemente seguimos siendo la referencia, porque lo que hemos hecho ahora existe en esos otros grupos. Creo que el Quatuor Diotima también toca mucha música clásica.

Paco Yáñez. Por lo que al Arditti Quartet se refiere, echamos de menos entre sus grabaciones algunas piezas emblemáticas en la segunda mitad del siglo XX, como Black Angels (1970), de George Crumb, que sí grabó el Diotima (Naïve V 5272).

Irvine Arditti. No, nunca lo hemos tocado.

Paco Yáñez. O el Livre pour quatuor (1948-49; rev. 1960-62) de Pierre Boulez

Irvine Arditti. Hemos tocado Boulez a menudo, pero no lo hemos grabado nunca, porque no lo ha terminado.

Paco Yáñez. Así que están esperando a que lo termine.

Irvine Arditti. No lo terminará.

Paco Yáñez. ¿Qué obras le gustaría o cree que deben volver a grabar?

Irvine Arditti. Ya lo estamos haciendo, acabamos de publicar todos los Cuartetos de Ferneyhough el año pasado. De tiempo en tiempo tenemos proyectos, pero la cosa está difícil ahora para publicar CDs, no es una tarea fácil.

Paco Yáñez. Hemos visto, en estos últimos años, la desaparición de cuartetos históricos, como el Tokyo String Quartet o el Alban Berg Quartett, ¿cree usted que si Irvine Arditti dejara el cuarteto, el Arditti Quartet sobreviviría?

Irvine Arditti. Posiblemente sí, quisiera dejarlo abierto, seguro.

Paco Yáñez. ¿Qué nos puede contar de Fluss, la nueva obra de Toshio Hosokawa cuyo estreno en Portugal vamos a escuchar dentro de unos minutos?

Irvine Arditti. Creo que es una pieza hermosa y bien orquestada; espero que la orquesta [Sinfónica do Porto] no toque muy alto y nos tapen. Es como un diálogo entre el cuarteto y la orquesta, el cuarteto toca y la orquesta va y viene, tenemos un largo solo y después la orquesta vuelve, es como un cambio de foco continuo entre el cuarteto y la orquesta; creo que es una pieza mágica, realmente me gusta.

Paco Yáñez. ¿La han trabajado con Hosokawa?

Irvine Arditti. Sí, él estuvo en los ensayos, la preparamos con él.

Paco Yáñez. ¿Y cómo ha ido el trabajo con la Orquestra Sinfónica do Porto y Brad Lubman?

Irvine Arditti. Pues muy bien. Brad es un buen amigo y trabajo con él a menudo como solista, y me gusta trabajar con él.

Paco Yáñez. La Orquestra Sinfónica do Porto ha desarrollado a lo largo de los últimos años una programación impresionante de música contemporánea. ¿Se nota este bagaje en cómo tocan música actual?

Irvine Arditti. Pues así lo creo, saben cómo hacerla y la hacen bien, se puede percibir cuando los escuchas tocar. No habíamos estado aquí desde hace dos años, pero escuché alguna de las otras piezas del concierto ayer, una de ellas de Stravinsky, y está bien, es una orquesta con la que es agradable tocar.

Paco Yáñez. Usted, además de trabajar con orquestas, viaja constantemente con su cuarteto, de forma que es un observador cualificado para conocer de primera mano en qué medida está afectando la crisis a la escena cultural europea. ¿La siente también el Arditti Quartet?

Irvine Arditti. Este año hemos estado muy ocupados; el año que viene lo estaremos menos... Espero que los políticos no acaben con toda la cultura, y algunos querrían no gastar en ella. Pero no sólo viajamos por Europa, hemos estado en Japón en agosto. Voy a México la semana que viene, por cuarta vez este año, tocaremos en Festival de Monterrey... Tocamos más en México que en España, lo cual es triste; hicimos tan sólo dos conciertos en Madrid, con Luis de Pablo, en febrero, pero no tocaremos en ningún lugar más en España este año, lo cual no es habitual.

Paco Yáñez. ¿Percibe, entonces, esa falta de inversión en música contemporánea en lo que a España se refiere?

Irvine Arditti. Así lo creo, y es una vergüenza.

Paco Yáñez. Es algo que no sólo se extiende al ámbito de los conciertos, la discográfica para la que ustedes grabaron la integral de los Cuartetos de cuerda de Cristóbal Halffter, Anemos [C33005/C33007], ya no existe, después de tan sólo dos series de lanzamientos discográficos de lo que era un proyecto esperanzador para la música española contemporánea en disco.

Irvine Arditti. ¿Realmente? No lo sabía... Así que ya no se podrán conseguir más esos discos.

Paco Yáñez. Bueno, por ahora, sí, pero al no haber continuidad en el sello, pronto será material descatalogado de difícil acceso.

Irvine Arditti. Vaya.

Paco Yáñez. Y por lo que se refiere a directores, cuando tocan conjuntamente cuarteto y orquesta, ¿con quiénes se siente más a gusto usted?

Irvine Arditti. Pues cada vez hacemos más piezas para cuarteto y orquesta, pero no me gustaría nombrar a directores con los que me sienta más a gusto; trabajamos con muchos e intento que todo salga bien con todos ellos... Me encuentro muy a gusto con Brad Lubman, como con muchos otros, pero hoy prefiero centrarme en lo que tenemos que hacer hoy.

Paco Yáñez. Volviendo al tema de las grabaciones, por lo que se refiere al sello Montaigne, en él grabaron muchos de sus mejores discos, aún hoy referencia, sus versiones de la Segunda Escuela de Viena, Julio Estrada, Wolfgang Rihm, György Kurtág, Iannis Xenakis, etc., discos descatalogados, lo cual es una pena. ¿No hay algún modo de que estas grabaciones vuelvan a ser puestas en circulación?

Irvine Arditti. Es muy difícil, ya no tengo relación con Montaigne, ellos fueron en una dirección distinta, pero ellos aún tienen los derechos de estas grabaciones... Lo único que puedo hacer es lo que estamos haciendo: volver a grabar las cosas mejor y de un modo más completo, de esos compositores. Y eso es lo que hemos hecho con Brian Ferneyhough, con Jonathan Harvey, con Pascal Dusapin... Así que intentamos hacer las cosas más completas cuando se da la posibilidad.

Paco Yáñez. ¿Tienen entre esos proyectos algo con el mexicano Julio Estrada, que habían grabado en Montaigne?

Irvine Arditti. No. Lo tocamos mucho, pero no creo que lo que está haciendo ahora sea muy interesante.

Paco Yáñez. En contadas ocasiones han grabado lo que llamamos repertorio clásico. Podemos recordar sus registros de Beethoven y Bartók para el sello Gramavision (R2 79439 / R2 79440), en versiones que me parecen muy interesantes. ¿No los tienta el abordar ciertas obras clásicas desde su enfoque personal?

Irvine Arditti. Realmente, no. Pensé que en algún momento grabaríamos los cuartetos de Bartók, pero no creo que sea necesario. Es necesario tocarlos, seguro, pero no es necesario grabarlos, muchos grupos lo han hecho... Y sé que hay gente que quiere escuchar Beethoven por el Arditti, para escuchar cómo suena, pero la vida es muy corta... Y disfrutamos tocándolo en algunos conciertos más convencionales para algunas sociedades donde no todo el repertorio es contemporáneo, pero no creo que tengamos la necesidad real de grabarlo.

Paco Yáñez. Volviendo al siglo XX, de entre todos esos cientos de cuartetos que usted ha tocado y/o estrenado, ¿qué compositores cree que definirán, que serán cruciales para entender la segunda mitad del siglo pasado?

Irvine Arditti. Pues es fácil responder a esa preguntar, porque son las personas que comunican, aquellos de los que no tienes que saber historia para apreciarlos. Creo que Ligeti y Xenakis pertenecen a esa categoría, ambos escriben música espontánea, uno no tiene prácticamente que conocer la música de la Segunda Escuela de Viena para entender lo que están haciendo. Por supuesto que ayuda una aproximación intelectual a la escucha, pero su música habla por sí misma. Y hay muchos compositores..., Berio es otro, aunque quizás sus piezas más importantes no son para cuarteto de cuerda; veo a Berio más como un hombre de teatro, expresándose más bien a través de la voz o con la orquesta, pero sus cuartetos son interesantes, se han tocado mucho y aún son programados... Quizás lo importante no es lo mucho que duren las obras a partir del siglo XX; para mí el objetivo primordial es tocar lo mejor posible cada pieza y comprender lo que escribía el compositor; y a partir de ahí, desarrollar el lenguaje de la interpretación, de modo que le demos algo especial a cada compositor, entendiendo cómo quieren que la música sea tocada. Y esto es lo que he intentado desarrollar a lo largo de los años: tú no tocas Elliott Carter como tocas Kurtág, o como tocas Ferneyhough... Todo eso está en mi libro, hay mucha información en el libro que escribí sobre estas cuestiones. Le recomiendo que lo lea.

Paco Yáñez. Sin duda, y así se lo recomendamos también a nuestros lectores; pero no se olvide de completarlo de un modo quizás ya no tan técnico, en un libro de memorias como músico. Muchas gracias por su amabilidad y sus palabras.

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