Maravilloso programa para desengrasar los excesos orquestales de anoche, y una prueba más de la imaginación de Simon Rattle para renovar el atractivo de los conciertos sinfónicos. Vale la pena mencionar el hecho de su empeño renovador (enseguida les cuento de qué va la “sinfonía imaginaria” de Haydn), ahora que su nombre está en el candelero por ser el primer director en la historia de la Filarmónica de Berlín que deja voluntariamente el puesto para asumir la titularidad de otra orquesta; sin que, por otra parte, sea el momento de hacer balance por cuanto aún le quedan dos cursos enteros como responsable musical de los Berliner, que a buen seguro traerán alguna otra sorpresa.
Si Mozart fue un genio precozmente maduro, nada como su Sinfonía concertante en Mi bemol mayor para demostrarlo: obra de altos y largos vuelos, meditativa y…
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