Reino Unido
Tosca en Londres: Floria-Angela
Gustavo Gabriel Otero
Por séptima vez el Covent Garden repuso la producción escénica, ideada por Jonathan Kent en 2006, ya ampliamente conocida por sus transmisiones televisivas a todo el mundo y por su registro comercial. De corte tradicional, con algunos muy buenos rasgos teatrales y algunas exageraciones en la marcación de Scarpia, la puesta sirve a la obra con corrección. Impecable el vestuario y adecuada la iluminación. En el primer acto la Iglesia está dividida en dos planos: arriba el altar mayor y debajo la capilla de los Attavanti. Esto permite manejar muy bien las masas en el Tedeum que se desarrolla arriba y jugar la mayor cantidad de las escenas de este acto en ese primer plano que representa una especie de cripta. Llama la atención en el Segundo acto que en el estudio de Scarpia se encuentre una estatua enorme del Arcángel y que en el tercero sólo se vea una enorme ala del Ángel que sobrevuela el Castillo.
Emmanuel Villaume concertó con tiempos adecuados, nervio italiano y precisión en los detalles de orquestación.
Tosca es una opera en la cual la protagonista es una gran artista o una diva. Si la representación cuenta con una diva actual poniéndole el cuerpo y la voz a Floria, la excelencia de la función está casi asegurada. Es sabido que la soprano rumana Angela Gheorghiu es una diva de la contemporaneidad y por ello puede llevar adelante con alto nivel artístico el personaje. Es evidente que adapta algunos momentos más dramáticos a un registro lírico, pero el débito lo suple con intencionalidad, inmaculada dicción, fraseo perfecto, interpretación sentida y profunda, amplio conocimiento de la parte y sabia administración de los recursos vocales. Su interpretación del Vissi d’arte es totalmente personal, es como un susurro intimista y conmovedor. Una verdadera noche de triunfo para Gheorghiu que sin dudas fue lo mejor del elenco vocal.
El tenor italiano Riccardo Massi fue un adecuado Cavaradossi sin mucho más para mencionar. Es joven, alto y distinguido. Tiene buen color vocal y una emisión un tanto anticuada. No arruina una función pero parece incapaz de hacerla memorable.
Samuel Youn interpretó un Scarpia de italiano incomprensible. Tiene buen caudal pero un fraseo errático. Como intérprete es correcto, pero su Scarpia pasa sin pena ni gloria.
Adecuados los comprimarios con dos sólidos intérpretes que descollaron: Donald Maxwell como el Sacristán y Hubert Francis como Spoletta. Correctos los coros y excelente la prestación de la Orquesta.
En suma: Floria y Angela unidas con calidad para ésta Tosca.
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