Recensiones bibliográficas
Cum laude para John Eliot Gardiner…
Montserrat Font Batallé

John Eliot Gardiner. La música en el castillo del cielo. Un retrato de Johann Sebastian Bach. Barcelona: Editorial Acantilado, 2015. 922 pp. ISBN 978-84-16011-55-1. PVP 44 Euros. Traducción de Luis Gago.
Weg zum Himmelsburg o “Camino al Castillo del Cielo” es el nombre que recibía la cúpula pintada que representaba el cielo en la iglesia del palacio del Wilhelmsburg, el centro de las devociones del luterano duque de Sajonia-Weimar Guillermo Ernesto, destruida en un incendio en 1774. Esta alta estructura albergaba en un original diseño en tres niveles, una galería con balaustrada para la música y el órgano, a diecinueve metros sobre el nivel del suelo, de la que descenderían sonidos “celestiales” sobre los miembros de las familias ducales, cortesanos e invitados… Así describe John Eliot Gardiner este espacio musical que da nombre a este extenso ensayo sobre la vida y obra de Johann Sebastian Bach (Eisenach, 1685- Leipzig, 1750).
Aunque haya pasado cierto tiempo desde su edición en España, lo cierto es que La música en el castillo del cielo. Un retrato de Johann Sebastian Bach, del prestigioso director orquestal británico John Eliot Gardiner (1943), uno de los máximos recuperadores a nivel internacional del sonido barroco con instrumentos de época, es ya una obra de consulta de referencia para aquellos amantes y especialistas de las biografías y obras musicales del maestro de Leipzig; por lo que felicitamos tanto a su brillante traductor Luis Gago como a la editorial barcelonesa Acantilado por esta edición, siempre en la línea de la altísima calidad que define todas sus publicaciones.
Después de su publicación en Reino Unido Music in the Castle of Heaven (2013), John Eliot Gardiner ostentó la presidencia del Bach-Archiv de Leipzig (2014), convirtiéndose un año más tarde en Doctor honoris causa por la Universidad de Cambridge (2015). Así que resulta ineludible referirse a dicha obra si uno quiere formarse en los caminos de la música tardobarroca alemana o aproximarse al contexto generador de las grandes obras de la literatura musical bachiana (cantatas, música para órgano, pasiones, corales…etc.).
Y es que no resulta habitual, en el compartimentado mundo del conocimiento que nos rodea, encontrar un músico práctico, fundador del Coro Monteverdi, la Orquesta de la Ópera de Lyon, el English Baroque Soloists y la Orchestre Révolutionnaire et Romantique, además de director de las principales orquestas internacionales, que además escriba con magistral y exquisito rigor un estudio tan exhaustivo sobre la vida y obras del gigante de Leipzig desde una perspectiva a la vez orgánica y global.
Así pues, los lectores encontrarán en este pormenorizado estudio un ensayo musical concebido con un planteamiento científico ambicioso, que nos propone un recorrido biográfico por toda la evolución musical de J.S. Bach desde la praxis musical (Recordemos que Gardiner protagonizó en el año 2000 un peregrinaje musical, gratamente acogido por el público, interpretando todas sus cantatas, por las iglesias donde Bach actuó). Afirma Gardiner: “Me propongo expresar en qué consiste el acercamiento a Bach desde la posición de un intérprete y director que se pone al frente de un grupo vocal e instrumental, exactamente lo mismo que él [Bach] hacía habitualmente”.
Y es que en esta reconstrucción biográfica encontramos desde un mapa geográfico inicial, a una esmerada selección de ilustraciones y retratos históricos en sus páginas centrales, ricas y cuantiosas notas al final del libro (apoyadas en fuentes epistolares y de archivo), una detallada cronología separada por lugares en los que J.S. Bach vivió, así como un amplio glosario que cierra el ensayo; cuyo cuerpo central comprende desde los años del Cantor (Capítulo 1) a las obras más maduras de El viejo Bach (Capítulo 14), con sugerentes títulos para cada capítulo.
Dicha espiritualidad no solo es desmenuzada en los capítulos iniciales, ampliamente centrados en el complejo contexto ideológico luterano de la zona alemana de Turingia de donde procedía Bach, sino también en los capítulos centrados en describir las pasiones y cantatas (Capítulo 5: La mecánica de la fe), obras cuya planificación compositiva conectan claramente según Gardiner con los principios teológicos de Lutero.
El resultado es un detallado retrato psicológico de Bach, cuyo carácter complejo y contradictorio algunas veces, acaba por iluminar la faceta más humana del compositor otorgándole a su música una “autoridad extraordinaria” – en palabras del autor -. Y es que Gardiner profundiza en los contextos creativos de J.S. Bach y va más allá al reflexionar sobre su hermenéutica compositiva, pues afirma Gardiner que Bach pretendió introducir un nuevo estilo de música religiosa más moderna en el entorno urbano de Leipzig de la primera mitad del siglo XVIII, estilo conectado con la música dramática experimental de la ópera comercial (a su vez heredada de los maestros barrocos Monteverdi, Charpentier o Purcell). A propósito de dicho proceso creativo, afirma Gardiner: “Bach tenía un deseo creciente de contar con libertad y con medios para hacer música, pero con condiciones ordenadas y reguladas que él esperaba plenamente encontrar en Weimar. Su traslado [a Leipzig] ilustra una conciencia inquebrantable de su propia valía (…) y su creciente certidumbre como artista”.
Así, el autor va desmigando con ejemplar trazo la actividad musical de Bach por períodos biográficos y géneros, trazo heredado claramente de las biografías bachianas más clásicas como las de Spitta (1873), Forkel (1802) y Boyd (1983). Persiste además un claro afán por superponer el carácter espiritual y metafísico de Bach (al que tilda de compositor excepcional por su potencia dramática solo comparable a Mozart), muy por encima de la calidad musical de la “generación 1700” (o “quinta del 85”), superando así a Telemann, Mattheson, D. Scarlatti, Haendel o Rameau. Afirma Gardiner: “Bach se encuentra en la primerísima fila de los compositores desde 1700 cuya obra se encontraba orientada en su totalidad (…) hacia lo espiritual y lo metafísico.”
Confirmada la altísima calidad musical del lenguaje bachiano, en la segunda mitad del ensayo, el autor introduce también una interesante idea: la coexistencia de lo religioso con lo profano a través de la Affektenlehre o Teoría de los Afectos y la versátil adaptación de Bach a diferentes públicos ya en vísperas de la Ilustración (décadas de 1730 y 1740). Así, en el Capítulo 8: Cantatas o café, incluye datos sobre la participación de Bach en la composición de cantatas profanas para el contexto de Leipzig, así como la organización de conciertos profanos en los collegia musica de la ciudad, además de la transformación de las iglesias en las que habitualmente trabajaba como teatros de ópera… De lo más sugerente es también el Capítulo 9: Ciclos y tiempos, en el que Gardiner va desgranando como la composición de las cantatas se basa en la idea de tiempo cósmico o metafísico, cuyos tiempos litúrgicos están asociados a su vez a la atmosfera estacional de cada momento.
Y es que existe una implícita identificación entre el Bach-intérprete y el Gardiner-director. Una contemplación superadora del cliché histórico, y una mirada cara a cara al rostro humano del músico Bach, rodeado durante toda su vida por la presencia de la muerte en su círculo familiar, así como el dolor, la furia o la duda en su entorno profesional… Así pues, Gardiner es consciente que “…cuando te embarcas en un viaje con y a través de su música sabes que vas a estar expuesto a un grado de conciencia mucho mayor de lo habitual…”.
Los últimos capítulos incluyen apreciaciones sobre los rasgos estilísticos de J.S. Bach desde el punto de vista de Gardiner-director, centrados en la Pasión según san Juan (Capítulo 10), la Pasión según San Mateo (Capítulo 11), la música vocal (Capítulo 12) y la Misa en Si menor (Capítulo 13), desarrollando la idea de un Bach narrador o contador de historias, experto en el uso de técnicas expresivas operísticas y proto-cinematográficas, superando las expectativas de los oyentes incluso en nuestro siglo XXI, gracias al dominio del lenguaje de las emociones (Capítulo 12) y a la superposición de diferentes códigos expresivos (literario, simbólico, histórico, teatral…); en los que la música acaba por añadir más carga emocional, superando si cabe la significación lingüística gracias incluso al uso de los silencios musicales. Es por ello que “…aun después de la interpretación nos queda el impacto de la experiencia, que nos transporta y que persiste en la memoria”.
En definitiva, una lectura imprescindible para aquellos lectores ávidos de conocer y documentarse en el “mundo mágico de los sonidos musicales de Bach” y comprender de primera mano las múltiples facetas (humana, compositiva, interpretativa…) de Bach, contadas todas ellas por un especialista altamente convencido del valor de la recuperación del sonido y universo musical bachiano. Cum laude para John Eliot Gardiner…
Comentarios