Ópera y Teatro musical
Masterclasses de Cedolins en el Istituto Italiano de Cultura de Barcelona
Jorge Binaghi
En un gesto importante de la directora Roberta Ferrazza el activo Istituto Italiano de Cultura de Barcelona realizó por primera vez una serie de masterclasses de canto lírico* (tres intensos días seguidos de un cuarto con concierto final) a cargo de la soprano Fiorenza Cedolins, quien, sin abandonar su carrera lírica, hace un tiempo ya que se dedica también a la enseñanza.
Con nueve-diez participantes, algunos diplomados y otros al final de sus estudios, en la mayor parte venidos de Italia, el trabajo sobre algunas arias propuestas (de Verdi, Bellini, Donizetti, Cilea, Puccini) fue tan intenso que los progresos en menos de dos días fueron enormes.
El método de dejar al alumno cantar todo el fragmento para luego hacer un comentario general e ir desmenuzando, casi frase por frase, los problemas detectados o la forma de mejorar el rendimiento, se reveló óptimo. No sólo se trataron aspectos técnicos y fisiológicos del canto lírico, sino más en general de musicalidad, expresividad y comprensión del rol, del autor y de la ópera en particular (estilo, fraseo).
La insistencia en la claridad en el enunciado del texto y en la profunda reflexión sobre su significado fue notable, así como los ejemplos realizados por la propia Cedolins y sus comentarios, nunca agresivos y sí destinados a tratar de lograr el mejor servicio al compositor, su música y sus intenciones.
Las consideraciones sobre el tipo de coloratura de Gilda en Rigoletto como caracterización fundamental del personaje, su relación con los otros dos protagonistas y en particular la enfermiza con el padre resultaron interesantísimas. Pero no fue el único caso: para no citar el trabajo sobre la entrada de la protagonista en Lucia di Lammermoor lo que se oyó sobre los recitativos de Elvira (Ernani), Norma y Amina (La sonnambula) no sólo sirvió para recordar la importancia del recitativo en cuanto preparación del aria, sino de la atmósfera y la caracterización del personaje. Llegados a la cavatina de Oronte (I Lombardi alla prima crociata) las preguntas sobre quién es el personaje, sobre quién habla y a quién resultaron tanto o más fundamentales que el intento de solucionar problemas de emisión (fiato, apoyo).
La gran intérprete –en la gran tradición italiana- del verismo que es Cedolins se advirtió no sólo en los momentos dedicados a Mimì (Bohème), sino en el aria de entrada de Adriana Lecouvreur (que motivó una disquisición sobre el canto de conversación que habría bastado por sí misma para justificar la clase del día en cuestión), y sobre todo las arias de Liù (Turandot) y muy en particular en la motivación del tipo de canto y fraseo en el suicidio ‘con alegría’ por amor en ‘Tu che di gel sei cinta’.
Mención aparte para el trabajo sobre la romanza ‘da camera’ de Verdi ‘Il tramonto’, donde la insistencia en la articulación del texto y su significación, además del necesario intimismo, demostró las diferencias que -incluso en autor tan operístico- se deben marcar con respecto a la forma de cantar las arias. Sería interesante asistir a una lección de Cedolins sobre las canciones de los operistas italianos, a veces poco tenidos en cuenta por los cantantes y el público: no todo es lied alemán´,‘mélodie francesa, canción española, rusa, inglesa, latinoamericana o de Europa central….
Los dos pianistas realizaron una labor de gran esfuerzo y enjundia. En el caso de Salisi acompañó luego el concierto final realizado en el Reial Cercle Artístic con casi veinte fragmentos. No entraré aquí, porque no es pertinente, en una valoración individual de los participantes, pero creo que merecen que se citen sus nombres: de España, la joven y prometedora Sara Bañeras (no se trata de ‘nacionalismo’; fue, además, la única española inscrita); de Italia: Yoko Kawamoto, Virginia Bianchi, Ilaria Casai, Sumika Kanazawa, Agnese Pazienti, Federico Bulletti, Emanuela Sala, Anna Corvino. Mayoría femenina absoluta y todas sopranos (aunque Bianchi y Pazienti son dos voces de tipo spinto, mientras el resto responde al de líricoligero, y Corvino, ya en carrera, al de lírico plena, como asimismo las dos japonesas). Como el único participante varón es un tenor lírico, no hubo ningún representante de los registros graves masculinos o femeninos.
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