Obituario

Dolores Malumbres ¡Que tu memoria no caiga en saco roto!

Carolina Queipo Gutiérrez
miércoles, 9 de enero de 2019
Dolores Malumbres © Herederos de Dolores Malumbres Dolores Malumbres © Herederos de Dolores Malumbres
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El pasado lunes el editor de Mundoclasico.com, me encargó la enorme responsabilidad de escribir el obituario de la compositora Dolores Malumbres. Sin mediar palabra, ambos sabíamos por qué yo debía asumirla. Confío y deseo con todas mis fuerzas estar a la altura. María Dolores se lo merecía, por todo el camino abierto a las mujeres en la música en este país

La que escribe es gallega de adopción, castellana de nacimiento, pero riojana por herencia materna (y sentimiento) y de la misma localidad de la ribera del Ebro que Dolores Malumbres, de Alfaro. Por otro lado, soy de una generación de mujeres, de esas que rondan los cuarenta, a las que, en plena democracia, se les “vendió” que ya todo era posible para nosotras y, por supuesto, podríamos desarrollar una carrera profesional sin barreras. Dolores Malumbres fue parte fundamental de ese proceso que abrió muchas puertas y gracias a ella y a mujeres como ella, hice –hicimos- esa carrera profesional en la música. Pero, pese a su lucha, este camino sigue siendo complicado. Las barreras son otras, diferentes. Ahora peligrosamente edulcoradas y tamizadas para que no se note, para que creamos que no existen. Pero son muy reales y últimamente, afortunadamente, estamos tomando conciencia de ello.

María Dolores Malumbres Carranza (Alfaro, 1931 - Logroño, 5 de enero de 2019), fue principalmente una mujer ejemplar, que pese a las convenciones –y obligaciones- sociales y culturales de la época que le tocó vivir, se trazó una carrera musical profesional con repercusión internacional y que, injustamente, pocos conocen. Discípula de Fernando Remacha desarrolló un lenguaje musical propio que ha sido más valorado siempre fuera de España. Consciente del hándicap de ser mujer compositora y en un país tan patriarcal como España, supo transcender estas barreras y fronteras a través de su labor imprescindible como pedagoga. Formó a varias generaciones de músicos -mujeres y hombres- en activo, algunos de los cuales están hoy en día repartidos por el mundo –Nueva York, Dresde, Cracovia, Lisboa. Un ejemplo es el guitarrista y concertista internacional Pablo Sáinz Villegas quién ha participado muy activamente en la labor de difundir la obra de M. D. Malumbres.

En los últimos quince años su figura ha empezado a valorarse a través de diversos reconocimientos con premios, homenajes e incluso estudios sobre su vida y obra como el libro Las claves de la música de María Dolores Malumbres (2009) de su discípulo Carlos Blanco Ruíz. Pero, siendo justos con su memoria, debo decir que esto no es suficiente. Su obra, de mucha calidad, debería ser más programada en los diferentes foros concertísticos nacionales, pero principalmente debería ser enseñada en los conservatorios. De esta forma, no sólo sería devuelto el alto grado de implicación y dedicación que ofreció Malumbres a la enseñanza musical de este país sino que contribuiríamos a romper con el maldito, anquilosado y viejo canon musical, tan instaurado.  

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