Irlanda

Las delicias de Chaicovsqui

Ruth Prieto
martes, 12 de febrero de 2019
Josu de Solaun © Iberkonzert Josu de Solaun © Iberkonzert
Dublín, miércoles, 23 de enero de 2019. National Concert Hall. Josu de Solaun, piano. RTÉ Concert Orchestra. Robert Houlihan, director. P. I. Chaicovsqui, Marcha eslava, Concierto para piano nº 1, Capriccio Italienne, 'Adagio de la rosa' de La bella durmiente, y Obertura 1812.
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El pasado día 23 de enero del 2019, el pianista valenciano Josu de Solaun debutaba en Irlanda, en el marco de la temporada de la RTÉ Concert Orchestra. El pianista interpretó el Concierto número 1 para piano y orquesta en si bemol menor op 23 de P. I. Chaicovsqui en el National Concert Hall de Dublín, bajo la dirección del maestro Robert Houlihan con la RTE Concert Orchestra, que es una de las orquestas de la Radiotelevisión irlandesa. Orquestas en plural, pues el ente tiene dos orquestas, un cuarteto en residencia y tres coros. 

El evento titulado Totally Tchaikovsky incluía un programa con las siguientes obras: la Marcha Eslava, el Concierto número 1 para piano y orquesta, el Capricho italiano, el 'Adagio de la Rosa' de La Bella Durmiente y la Obertura 1812. Un programa dedicado al compositor ruso que muestra, sin duda, la amplitud del genio de Chaicovsqui.

La orquesta estuvo precisa y el programa bien interpretado, sobre todo y especialmente intensa la Obertura 1812. Totally Tchaikovsky era "uno de esos programas para gustar, sin riesgos, para llenar la sala y dejar contentos a los abonados, porque a los abonados siempre les gusta Chaicovsqui". Para que nos vamos a complicar con programas más arriesgados o novedosos. 

El plato fuerte del concierto era el debut irlandés del pianista valenciano Josu de Solaun. Y aquí es donde se complica la cosa, porque el Concierto número 1 para piano y orquesta de Chaicovsqui, que tanto gusta a los abonados, es siempre un caramelo envenenado para el pianista, porque se ha tocado tanto, tantas veces, y por tan grandes pianistas -algunas grabaciones míticas como la de Horowitz/Toscanini o la de Celibidache Barenboim- que o eres muy bueno o pasarás sin pena ni gloria, como mucho.

De Solaun lo bordó, sin reservas, emocionante, con una paleta de colores, dinámicas y volúmenes sonoros difícil de igualar. Estuvo colosal. Y mira que es un concierto arriesgado, difícil, virtuoso, lleno de matices y planos sonoros que hay que saber hilar muy bien. Intenso en el primero, delicado en el segundo, virtuoso y elegante en todo momento.

Lo malo no es el genial Chaicovsqui -no me extraña que guste tanto a los abonados de pelo blanco- ni la RTE Concert Orquesta, una buena orquesta, según bachtrack una de las mejores orquestas europeas del momento; ni Josu de Solaun que es sin duda uno de los mejores -del mundo- pianistas actuales. (de esto las orquestas españolas y sus programadores no sé si se han enterado). Lo malo es ¿dónde está Solaun en las programaciones española y europeas? Porque en mi opinión poco presente y no siempre con las obras del repertorio pianístico que nos gustaría escuchar.

Supongo que este, el de Chaicovsqui, es un concierto que genera críticas. La primera la de Nicolai Rubinstein, el solista previsto, para quien lo escribió Chaicovsqui, que ya era un gran compositor. Rubinstein reaccionó (vamos a ponernos finos) "con una cascada de descalificaciones", o sea, fatal, se puso en plan divo y le espetó el listado de cosas que tenía que cambiar si o si (si quería que lo tocara él). Chaicovsqui se cabreó, perdón, digo se negó y dijo: No voy a cambiar una sola nota, y voy a publicar el concierto tal como está ahora No solo no corrigió nada sino que además se lo 'pasó' a otro pianista. Es que no puede uno ya ni ponerse estupendo -¡será por pianistas ayer y hoy!- e imagínense ustedes el mal rollo en los pasillos del conservatorio de Moscú. Aunque algo de razón no le faltaría a Nicolai pues Piotr Ilich acabó cambiando algunas cosas en 1879 y de nuevo en 1888 -aquí hay musicólogos que dicen que cambió cosas en dos ocasiones y otros dicen que en tres- pero bueno, esto es solo una de las muchas cosas en las que no se ponen de acuerdo los musicólogos.

El estreno recayó en Hans von Bülow quien lo tocó por primera vez en Boston en 1875. Al público de entonces le pasó lo que al público de hoy: les fascinó. Von Bülow trajo el concierto a Europa, donde se incorporó rápidamente al repertorio de otros grandes pianistas (incluido Rubinstein). Desde entonces este concierto ha sido un gigantesco éxito, el epítome del concierto para piano romántico.

De Solaun es de esos pianistas que hubieran hecho las delicias de Chaicovsqui, hubiera tocado cualquiera de las versiones, la primera, la segunda, la tercera, la difícil, la que fuera, más rápido, más lento, más rubato o más preciso, más delicado, más intenso. A Chaicovsqui le habría encantado, porque Solaun es colosal.

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