Alemania

Offenbach-Cunningham: In memoriam

Juan Carlos Tellechea
lunes, 15 de julio de 2019
Offenbach Overtures © 2019 by Gert Weigelt Offenbach Overtures © 2019 by Gert Weigelt
Düsseldorf, sábado, 8 de junio de 2019. Ballett am Rhein. Opernhaus Düsseldorf. Velada de ballet B.40. Director artístico y coreógrafo principal Martin Schläpfer.
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El bicentenario del nacimiento del compositor francés de origen alemán Jacques Offenbach (1819–1880) y el centenario del coreógrafo estadounidense Merce Cunningham (1919–2009), icono de la danza moderna, pretextan en esta velada de ballet B.40 de la compañía Ballett am Rhein  una mirada retrospectiva a la evolución de este género con cuatro coreógrafos de Estados Unidos que influyeron de forma notable, tanto en ese país como internacionalmente.

Además de Cunningham, con su obra Night Wandering (1958), hemos podido admirar asimismo creaciones de otros dos artistas desaparecidos Locus Trio (1980), de Trisha Brown (1936–2017), y Offenbach Overtures (1995), de Paul Taylor (1930–2018), así como Pacific (1995), de Mark Morris (1956), todas, como podemos constatar, de ayer y anteayer en el pasado siglo.

El celebrado director artístico y coreógrafo principal del Ballett am Rhein, el suizo Martin Schläpfer se propuso mostrar con estas cuatro virtuales piezas de museo algunos de los multifacéticos fundamentos clásicos modernos que apoyan asimismo su propio y peculiar estilo. Schläpfer, quien asumirá a partir de la temporada 2020/2021 el Wiener Staatsballett  de la Ópera Estatal de Viena, no ha estrenado esta vez ninguna coreografía suya.

Su sucesor, el renombrado coreógrafo argentino, nacionalizado alemán, Demis Volpi, quien asumirá a partir de entonces la dirección general del Ballett am Rhein, también vino a Düsseldorf para presenciar este estreno y continuar evaluando en profundidad la calidad de sus laureados bailarines.

Todo parece muy simple en estas casi dos horas de danza con dos descansos, pero no lo es en absoluto, aunque a cambio ofrecen esclarecimiento y esparcimiento, En el centro de la velada, las dos obras cortas de Brown y Cunningham no solo se asocian con una danza narrativa y emocionalmente cargada en el sentido convencional, sino también con el hecho de que no responden directamente a ningún estímulo musical.

Night Wandering* está basada en la composición para piano del sueco Bo Nilsson (1937–2018), sin métrica, con saltos bruscos de intervalos y cambios súbitos de volumen, que desde la perspectiva de nuestros días suena bastante a Nueva Música y puede ser maravillosamente parodiada. Sin embargo, Cunningham desarrolló la coreografía independientemente de la banda sonora que sigue su curso de forma autónoma a lo que acontece sobre el escenario. con la excelente pareja formada por Camille Andriot y Michael Foster.

Brown va más allá aún y en su deportivo Locus Trio* hace bailar a los intérpretes (brillantes Feline van Dijken, Marjolaine Laurendeau y Sonny Locsin con sus graciosos pantalones blancos) sin música. Ambos coreógrafos han trabajado además con estructuras aleatorias y casi matemáticas (como lo hiciera en aquellos años para la música el compositor John Cage) para crear nuevos patrones de moción. El primero en un estilo gestual estrictamente artificial. La segunda en una secuencia de movimientos libres, cuasi cotidianos, que de pronto nos hacen pensar en algo así como una democratización de la danza, como si repentinamente cualquiera pudiera bailar de esta forma.

De hecho, los elementos individuales ya no son estrictamente académicos, pero la complejidad de esta coreografía tan detallista, elaborada en estructuras geométricas, contradice ipso facto la supuesta simplicidad. El acaso, lo aleatorio remplaza un texto corto con datos biográficos de Brown. Las letras se transforman en posiciones corporales tridimensionales. La pieza de 10 minutos de duración es fascinante, llega justo al límite de la atención de la platea y desvela que todo movimiento es arte cuando uno percibe su hermosura o cuando se es consciente de su potencial de belleza.

Después del silencio -el único sonido fue el emitido por los pasos, saltos y contorsiones de Locus Trio- la música de Nilsson establece un enorme contraste al que hay que acostumbrar los oídos rápidamente, cosa tampoco nada sencilla cuando el acento está puesto sobre las tablas. La pianista Alina Bercu realiza una extrarodinaria y adecuada interpretación, muy sobria, sin embellecimientos ni romantizaciones ni énfasis demasiado expresivos.

El vestuario de Robert Rauschenberg, fue un rompecabezas para los talleres de la Ópera/Ballet de Düsseldorf-Duisburgo que se encargaron de su reconstrucción. La bailarina lleva una especie de abrigo largo de piel de reno sin mangas, como el de los samis; él una camiseta roja con un chaleco de la misma piel; parecía el último grito de la moda en la Edad de Piedra (dicho sea de paso, por aquellos años, evoquemos, la productora Hanna-Barbera preparaba en Estados Unidos su famosa serie Los picapiedra, llevada más tarde al cine).

Silenciadas han quedado también todas las convenciones, pese a que la situación aquí es la clásica y flota en el aire, el pas de deux, con un hombre y una mujer. Pero es simplemente un marco asociativo, porque ambos permanecen en fila con los brazos extendidos aunque sin sostenerse mutuamente.

Estrenada en Estocolmo en 1958, la coreografía de Cunningham parece más severa en el sondeo del espacio y el movimiento con dos bailarines; menos libre y accesible que la de Brown, de 1980, aunque nos deja la sensación de estar ante un importante documento histórico de la danza de aquella época. Los 15 minutos de extensión, muy concentrados, con Andriot y Foster, semejan una especie de acto de disección de este arte.

Menos complicada es Pacific*, de Mark Morris una obra integralmente abstracta que apela a los sentidos, estrenada por el San Francisco Ballet en 1995, con música de Lou Harrison (1917–2003), el Trío para violín, violonchelo y piano, agradable de escuchar en su circunspecta modernidad y en los arreglos rítmicos neoclásicos que la coreografía toma directamente.

Ante un telón de fondo primero celeste, después rojo y por último verde, Morris, un coreógrafo que no oculta cierta afinidad con el pop, desarrolla estructuras muy claras, nítidamente diferenciadas; primero un grupo de tres hombres (con faldas blancas y anchas, como las de los derviches), después un par, finalmente otro grupo con cuatro mujeres. (también con vestidos blancos y aplicaciones en verde hierba desde el busto y hasta la mitad de la falda). Impecables Ann-Kathrin Adam, Doris Becker, Rubén Cabaleiro Campo, Sinthia Liz, Cassie Martin, Marcos Menha, Chidozie Nzerem, Marié Shimada y Eric White.

Las sucesiones de movimientos tienen un carácter ritual, evocan la danza moderna. Cada gesto es considerable y significativo, pareciera rendir homenaje a Vaslav Nijinsky; las cabezas bajas y las piernas levantadas a un lado, honrar a Martha Graham, Esas posturas corporales esculturales evolucionan en su fluir de forma casi explosiva desde el estado de quietud inicial. Sin concesiones, se baila a menudo sincrónicamente, de modo que el individuo pasa a segundo plano detrás de la estructura deliberadamente artificial, aunque siempre armónica. Pacific crea así un ambiente estival y radiante que celebra a la naturaleza, sin dramatismos.

Coincidiendo con el 200º aniversario del nacimiento de Jacques Offenbach, el programa de esta tarde fue clausurado con Offenbach Overtures* de Paul Taylor, estrenada en 1995 en Nueva York. Patrick Francis Chestnut dirige con gran soltura y dinamismo a la orquesta Düsseldorfer Symphoniker a través de las oberturas de La Grande Duchesse de Gérolstein, Barbe-Bleue y Les Fées du Rhin, así como del American Eagle Waltz (con el solo de trompeta de Johannes Mielke).

Taylor adopta la postura satírico-parodística de Offenbach infiltrándose irónicamente en el sublime pathos del ballet clásico. Los bailarines llevan largos bigotes y parecen husares, ellas semejan bailarinas de varietés de la época del compositor en París. Muy destacadas las intervenciones de todo el elenco en general y cada uno de sus integrantes en particular

La sacrosanta solemnidad del gran ballet es permanentemente socavada de forma subversiva. No logra, sin embargo, la gracia de la sátrica The Concert (El concierto), de Jerome Robbins, presentada en la velada de ballet B.29, porque Taylor se cuida mucho de entrar de lleno en la payasada genuina y se queda una pizca mesurado ante algunos detalles reideros; no se anima a exagerarlos bufonescamente.

De todas formas, la coreografía resulta divertida y capta con perfección el espíritu de Offenbach. Además Taylor refleja asimismo las obras de los artistas que lo precedieron en esta velada, llevando al absurdo y con humor el concepto tradicional del ballet, del que Morris, Brown y Cunningham conseguían huir. El público ovacionó estruendosamente esta presentación de gran nivel, tanto danzística como musicalmente, tras disfrutarla con gran interés y regocijo.

Notas

Night Wandering. Bewegungen, Quantitäten und Schlagfiguren von Bo Nilssson. Coreografía y diseño Merce Cunningham (Estrenada el 5 de octubre de 1958 en el Teatro Real de Estocolmo con Carolyn Brown y Merce Cunningham. Copyright Merce Cunningham Trust). Vestuario Robert Rauschenberg. Diseño de iluminación Beverly Emmons. Preparación Julie Cunningham. Reconstrucción del vestuario Stefanie C. Salm. Maestra de ballet Antoinette Laurent. Piano Alina Bercu. Intérpretes: Camille Andriot – Michael Foster.

Locus Trio. Coreografía, diseño visual y vestuario Trisha Brown (estrenada el 10 de junio de 1980, en la 55 Crosby Street, Nueva York. Un proyecto de restauración de la Trisha Brown Dance Company New York conjuntamente con el Ballett am Rhein de Düsseldorf y Duisburgo).Iluminación Thomas Diek. Preparación Dianne Maden. Maestra de Ballet Julie Thirault. Intérpretes: Feline van Dijken, Marjolaine Laurendeau, Sonny Locsion.

Pacific. Coreografía Mark Morris (estrenada el 10 de mayo de 1995 por el San Francisco Ballet, United we Dance: An international Festival – War Memorial Opera House, San Francisco), con música de Lou Harrison (Trío para violín, violonchelo y piano: 3er. Movimiento Dance, Rhapsody and Song y 4to. movimiento Allegro. Vestuario Martin Pakledinaz. Iluminación James F. Ingalls. Preparación Tina Fehlandt. Maestro de ballet Callum Hastie. Violín Franziska Früh. Violonchelo Doo-Min Kim. Piano Alina Barcu. Intérpretes: Ann-Kathrin Adam, Doris Becker, Rubén Cabaleiro Campo, Sinthia Liz, Cassie Martin, Marcos Menha, Chidozie Nzerem, Marié Shimada, Eric White.

Offenbach Overtures. Coreografía Paul Taylor, con música de las oberturas de La Grande Duchesse de Gérolstein y Barbe-Bleue, con arreglos de Fritz Hoffmann, American Eagle Waltz, la obertura de Les Fées du Rhin, así como Galop final de Les Flocons de Neige, de Jacques Offenbach), estrenada el 12 de octubre de 1995 por la Paul Taylor Dance Company en el New York City Center. Escenografía y vestuario Santo Loquasto. Iluminación Jennifer Tipton. Preparación Richard Chen See. Maestro de ballet Uwe Schröter. Intérpretes: Ann-Kathrin Adam, Camille Andriot, Doris Becker, Yoav Bosidan, Wun Sze Chan, Feline van Dijken, Vincent Hoffman, Alexandra Inculet, Aleksandra Liashenko, Pedro Maricato, Tomoaki Nakanome, Chidozie Nzereem, Alexandre Simôes, Daniel Smith. Obertura de La Grande Duchesse de Gérolstein: baila todo el conjunto. Obertura Barbe-Bleue: conjunto. American Eagle Waltz: duelistas Pedro Maricato, Tomoaki Nakanome. Padrinos Yoav Bosidan, Daniel Smith. Obertura Les Fées du Rhin: Alexandra Inculet y Chidozie Nzerem con el conjunto. Galop Final de Les Flocons de Neige: conjunto. Orquesta Düsseldorfer Symphoniker. Solista Johannes Mielke (trompeta). Dirección musical Patrick Francis Chestnut.

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