Italia
Tosca prístina o repristinada
Jorge Binaghi

De la función inaugural de la temporada el 7 de diciembre, retransmitida por cine y televisión, sólo se vieron otras dos (las siguientes) iguales. En la mía canceló a última hora Francesco Meli, por razones de salud, al punto que el nombre del ‘cover’ apareció pegado en un pequeño papel verde en los carteles y no figuraba en el programa. Luego, y algo más sorprendentemente, se supo el 18 que Netrebko estaría enferma el 19 (entendible) y el 22 (no sé si tanto) por la que la sustituiría Saoia Hernández que tenía a su cargo las dos últimas representaciones del título ya en enero. Sólo faltaría tener que salir a buscar sustituto para Salsi o Chailly, y esperemos que eso no ocurra.
El ‘espectáculo’ gustó mucho por ser, precisamente, ‘espectacular’. Cosa que, salvo contados momentos, no sé si Tosca es. Mucho escenario giratorio, mucha apariencia fílmica (los cantantes haciendo ver que corren, como Angelotti por ejemplo), mucho subir escenario arriba y abajo, mucho cuadro de Palazzo Farnese que se anima según las circunstancias de la acción, una gran ala del ángel del famoso Castello que envuelve la prisión y de paso sirve para los saludos finales, una doble de Tosca que aparece al final del segundo acto como recuerdo obsesivo del momento del asesinato de Scarpia y vuelve a aparecer cayendo indefinidamente (y gritando) en el vacío mientras se oyen los cuarenta segundos de ‘nueva’ música…, etc. Mucho figurante (esbirros sádicos, monjas que van a la iglesia en el primer acto, pero que en el segundo atienden la mesa de Scarpia o siguen la tortura de Cavaradossi con bastante gesticulación) y la única caracterización interesante (no sé cuánto debida al propio intérprete) la de Antoniozzi, un excelente Sacristán aunque la voz haya conocido mejores tiempos, y, tal vez, la de Angelotti de un muy correcto Cigni (yo creía que la parte era de barítono o bajobarítono, pero parece que ahora es de bajo).
No se vio una marcación particular para los tres protagonistas: el que más, que fue Salsi, cantó de modo fabuloso pero algo monótono y fuerte, y ni el fraseo resultó especialmente variado o insidioso ni la actuación hizo olvidar otras de un pasado cercano o incluso de un presente. Ciertamente fue el que más ‘italiano’ cantó. El aparentemente joven tenor georgiano que debutaba al mismo tiempo el papel de Cavaradossi y en la Scala salió con bien del trago. Obviamente forzaba la voz (imagino el terror) más de la cuenta, pero tiene buen material, buen color, buena extensión y en general buena técnica aunque no se pudo permitir las medias voces que hacen falta, salvo en alguna ocasión aislada.
Netrebko sólo había cantado antes unas funciones en el Met. Tal vez en el futuro tenga el personaje más en sus cuerdas vocales y artísticas. No pareció nunca una diva, y en el primer acto en particular parecía una colegiala algo crecida y engreída; mejoró en el segundo y tercero, e incluso con respecto a la transmisión mundial se la vio algo más natural y sin la tensión que hizo en aquel momento que olvidara sus frases en el segundo acto y atacara en forma vacilante su gran aria. Aquí estuvo más segura y siendo una voz enorme y bellísima no creo que por tipo de personaje éste sea de los que más vayan a ser recordados entre los suyos. La insistencia en el grave hizo tal vez que muchos piani fueran cortos o no resultaran tan etéreos como hasta hace poco o incluso fueran pasados por alto. Los agudos fueron perfectos y afinadísimos en todo momento, y cantó ‘Vissi d’arte’ verdaderamente bien. Otros momentos del primer acto y alguno del tercero no sé si fueron tan buenos, no por el canto sino por el modo neutro en que fueron dichos. No sé si todo eso configura una gran Tosca. Lució joyas y vestidos costosos pero, como el resto del vestuario, no del mejor gusto (y francamente una diva podría venir con flores para la virgen en vez de robarlas a la estatua de al lado con un gesto pícaro -de eso no tiene culpa la cantante-).
Chailly dirigió muy bien, pero muy lento, una versión que recogía la original de Puccini que luego sometió a pequeños cortes. Interesante conocerlos aunque pienso que seguirá prevaleciendo la versión ‘recortada’ tradicional. Hay más frases en el dúo del primer acto, que casi nada agregan, otras luego del ‘Vissi d’arte’ en el segundo, que van bien para el libreto, pero no evitan el aplauso tras el aria ni que ésta sea un momento en que la acción se detiene total y forzadamente (a mí, que no quisiera por nada renunciar a ese momento, me importa muy poco o nada que la ‘ilusión dramática’ se vaya a pastar). En el tercero también están, aparte de los dichosos compases finales, otros pequeños momentos. ¿Es esta una Tosca interesante? Sí, justamente por esta posibilidad de escuchar música que no se oía desde 1900 en Roma. ¿Es buena, o muy buena? Sí a lo primero, quizá sí a lo segundo. ¿Es una representación histórica, de referencia? Para quien esto escribe, y se puede equivocar, de ninguna manera.
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