Artes visuales y exposiciones
Fantastische Frauen ... y en abundancia
Juan Carlos Tellechea
Una maravillosa exposición sobre las mujeres y el surrealismo titulada Fantastische Frauen. Surreale Welten von Meret Oppenheim bis Frida Kahlo tiene lugar desde el 13 de febrero al 24 de mayo en la Schirn Kunsthalle de Fráncfort.
Cuando se habla del movimiento surrealista, uno piensa automáticamente en André Breton o en el excéntrico Salvador Dalí, pero sobre las mujeres que influyeron decisivamente en este movimiento artístico no se dice ni una sola palabra.
Por primera vez, se hace justicia y se rompe este inaceptable silencio con una muestra que reúne 260 obras de 34 artistas femeninas de 11 paíes, cedidas por 80 instituciones y coleccionistas de Europa, México y Estados Unidos. Entre las contribuciones hay trabajos de Frida Kahlo y de Louise Bourgeois, pero también de artistas menos conocidas, como Leonor Fini, Alice Rahon y Kay Sage.
Diosas, demonios, muñecas, fetiches, mujeres-niñas o maravillosas criaturas oníricas: las mujeres eran el tema central de las fantasías surrealistas masculinas. Las artistas a menudo solo podían penetrar como socias o como modelos al estrecho círculo en torno al fundador del grupo, el escritor André Breton. Sin embargo, una mirada más minuciosa revela que la participación de las mujeres artistas en el movimiento fue mucho mayor de lo que generalmente se conoce y se quiere admitir o representar.
En la larga nómina de instituciones y coleccionistas que cedieron cuadros, obra gráfica, esculturas, fotografías y películas para la exhibición figuran el Centro Pompidou y el Musée National Picasso de París, la Colección del Banco Nacional de México, el Kunstmuseum de Berna, el Museo d'arte della Svizzera Italiana de Lugano, el Kunstmuseum de Basilea, el Moderna Museet de Estocolmo, y el Modern Art International Foundation, Maria and Manuel Reyero Collection de Nueva York, entre otros.
El catálogo de 422 páginas con artículos de Ingrid Pfeiffer (comisaria de la exhibición), Heike Eipeldauer, Patricia Allmer, Rebecca Herlemann, Silvano Levy, Laura Neve, Annabelle Görgen-Lammers, Alyce Mahon, Gabriel Weisz-Carrington, Tere Arco, Karoline Hille, Christiane Meyer-Thoss y Kirsten Degel, así como citas de frases pronunciadas por Louise Bourgeois, es de la editorial Hirmer Verlag de Múnich.
Mujeres fantásticas. Mundos surrealistas desde Meret Oppenheim hasta Frida Kahlo, se realiza en cooperación con el renombrado Louisiana Museum of Modern Art de Humlebæk/Copenhague, Dinamarca y se centra exclusivamente en la contribución femenina al surrealismo. Lo que distingue a las artistas de sus colegas masculinos es la inversion de la perspectiva. A menudo, al cuestionar su propia reflexión o al asumir diferentes roles, ellas estaban buscando un nuevo modelo de identidad femenina.
Las mujeres surrealistas también se ocuparon de los acontecimientos políticos del momento, de la literatura, así como de los mitos y religiones no europeas. La exposición representa un espectro muy diverso de estilos y contenidos. El centro de exhibiciones Schirn Kunstalle viene a seguir una tradición muy suya: presentar a artistas casi olvidados de diferentes épocas. Las mujeres surrealistas no le iban de ninguna manera a la zaga de sus célebres colegas masculinos, pero sí marcaron diferencias con respecto a estos.
Los surrealistas, en general, fueron moldeados por la bancarrota de la vieja sociedad, tras el final de la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918). Los artistas en torno a André Breton con su Manifiesto del surrealismo, publicado en París en 1924, compartían el rechazo del materialismo, el racionalismo y el capitalismo e intentaban trascender lo real a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional (los sueños y el inconsciente). Su antecedente inmediato fue el dadaísmo, como oposición a la razón positiva y la rebelión contra las convenciones literarias burguesas.
Los escritos surrealistas pretendían expresar la verdad mediante la denominada escritura automática que omite las correcciones racionales. Los escritos surrealistas se basaban en la utilización de imágenes para la expresión de sus emociones. En la pintura, tuvieron su elemento más popular en Salvador Dalí, pero también fue muy influyente la obra de Max Ernst, Marcel Duchamp o René Magritte.
Con esta exposición de las fantásticas mujeres del surrealismo se viene a completar un capítulo esencial en la historia del arte, señaló en la conferencia de prensa previa a la apertura el director del Schirn Kunsthalle, Philipp Demandt.
Según la comisaria de la muestra, Ingrid Pfeiffer, aquí se puede ver cómo las mujeres estaban directamente conectadas con el movimiento surrealista, personalmente o mediante exhibiciones. Entre las piezas presentadas figuran asimismo trabajos de Leonora Carrington y de Dorothea Tanning, además de Oppenheim, Kahlo y Bourgeois.
La contribución cualitativa y cuantitativa de las artistas femeninas al surrealismo hasta ahora solo había sido examinada por expertos, subrayó Demandt. Las artistas utilizaron los mismos elementos que los artistas, pero abordaron un tema central, el cuerpo femenino, de manera diferente. El artista a menudo representaba cuerpos femeninos cortados sin cabezas, explicó Pfeiffer. Los surrealistas glorificaban a las mujeres en sus escritos, pero las desmantelaban en sus obras de arte.
Las surrealistas por su parte buscaban con confianza en sí mismas un nuevo modelo de identidad femenina. Pongamos por caso, Leonor Fini (1907-1996), quien invertía los motivos tradicionales de mujeres y hombres en sus imágenes. Los hombres jóvenes yacen desnudos mientras las mujeres o los seres femeninos los cuidan, velan por ellos, los vigilan. Verbigracia, Fini reinterpreta la Venus de Tiziano en un Eros dormido.
Claude Cahun (1894-1954) también se retrata consciente de sí misma, pero de forma andrógina, en sus fotografías en blanco y negro de pequeño formato. A veces se muestra con una mirada feroz y con el pelo corto; otras veces con la cabeza rapada y sosteniendo pesas en su regazo (Autorretrato, 1927). Más tarde Cahun se rebelaría contra la ocupación nazi de la isla de Jersey, sería detenida y sentenciada a muerte en 1944. La condena no se cumpliría, pero padecería los efectos de la detención hasta su muerte.
Las artistas abordan asimismo motivos artísticos indígenas, como el de las pinturas de Frida Kahlo (1907–1954). En Autorretrato con collar de espinos (1940) que pintó Kahlo durante la separación de su marido, Diego Rivera, aparece con una corona de espinos alrededor de su cuello del que brota sangre. De los espinos cuelga un colibrí. La corona está extendida como la de Cristo en la cruz, observó la conservadora de la exposición. El colibrí representa al dios sol de los aztecas y es un símbolo de esperanza. La mariposa sobre el tocado es un signo de transformación y de nuevo comienzo. Kahlo entreteje arte precolombino y cristiano. Creó su propia iconografía como ningún otro artista.
La presentación es cautivante, sorprendente y encomiable, porque ofrece una perspectiva completamente nueva sobre el arte surrealista y muestra por primera vez que la participación de las artistas en el movimiento internacional fue mucho más extensa de lo que generalmente se conoce y se ha demostrado hasta ahora. En ningún movimiento artístico de la modernidad desempeñaron las mujeres un papel tan central cuantitativamente como en el surrealismo, y sin embargo, muchos de sus nombres y obras a menudo faltan en publicaciones y exposiciones generales. Las artistas presentadas en el Schirn Kunsthalle han recibido de manera inimitable las ideas del grupo y las han continuado en sus obras extremadamente individuales. En resumen, la red internacional, la increíble diversidad y la impresionante independencia de las artistas más conocidas, así como de las creadoras menos conocidas del surrealismo se vuelven aquí más claros. Porque el surrealismo era una actitud y no un estilo.
En el programa uno se topa con temas familiares del surrealismo que, sin embargo, revelan lados completamente nuevos al invertir la perspectiva. En lo relativo a la diversidad del espectro estilístico y de contenido cubierto por las obras, esta exposición no solo es recomendable, sino que es también extremadamente importante. Aunque las obras de Frida Kahlo mostradas aquí ocupan poco espacio, en comparación, son, por supuesto, un gran llamador de multitudes; y esto es algo bueno, porque incluso las artistas menos conocidas o desconocidas por muchos espectadores pueden ser descubiertas a través de la popularidad de sus colegas más destacadas. Los organizadores esperan que acudan a la exposición unos 100.000 visitantes, cuando cierren sus puertas el próximo 24 de mayo.
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