DVD - Reseñas
Perspectivas Lachenmann, 6
Paco Yáñez
De entre su extensa progenie musical, el compositor alemán Helmut Lachenmann (Stuttgart, 1935) parece tener como una de sus partituras predilectas a Tanzsuite mit Deutschlandlied (1979-80), una obra para cuarteto de cuerda y orquesta en cuya segunda sección se encuentra una bellísima reinvención de la danza siciliana tan popular en la Europa de los siglos XVII y XVIII; una danza que insufla su sereno compás de 6/8 para convertirse, profusamente transmutada por medio de la musique concrète instrumentale, en lo que el propio Lachenmann califica como «la pieza más hermosa que nunca haya compuesto».
Forman parte, estas palabras, de la presentación que el genio alemán efectúa de Tanzsuite mit Deutschlandlied en el sexto DVD de la serie Lachenmann Perspektiven, un lanzamiento a cargo, como cinco los anteriores, de la editorial Breitkopf & Härtel, y cuya dirección está al cuidado de la realizadora alemana Wiebke Pöpel (Bremen, 1972). Como es habitual en Lachenmann Perspektiven, Pöpel divide este sexto DVD en los tres apartados clásicos de este proyecto audiovisual: presentación de la obra a cargo de Helmut Lachenmann, ensayos de la misma, y el concierto; en este caso, con los músicos del Arditti Quartet como solistas, acompañados por la Staatsorchester Stuttgart, todos ellos bajo la batuta de Sylvain Cambreling, director que se hizo cargo del estreno de Tanzsuite mit Deutschlandlied, efectuado el 18 de octubre de 1980 en el marco de las Donaueschinger Musiktage, en aquella ocasión, con el estupendo Berner Streichquartett y la SWF-Sinfonieorchester Baden-Baden. A mayores, este DVD incorpora un cuarto apartado: la presentación de Tanzsuite que efectuó para sus conciudadanos Helmut Lachenmann en la Liederhalle de Stuttgart, en un concierto enmarcado en las celebraciones que hace un lustro festejaron los 80 años que Lachenmann cumplió el 27 de noviembre de 2015, siendo así que, nueve días después de tal fecha, se celebraba en la ciudad natal del compositor el concierto incluido en este sexto DVD.
Destaca en esta edición la presentación que Lachenmann realiza de Tanzsuite mit Deutschlandlied, desmenuzando (en algo más de 14 minutos) su partitura y los muchos vínculos que ésta tiende con la historia, volviendo a mostrar, una vez más, no sólo lo fuertemente enraizado en la tradición que el compositor alemán está, sino el incansable proceso de reflexión y reformulación de las formas clásicas que lleva a cabo en su música, por más que sus superficies pudieran llevar a pensar que en ellas se hubiese dinamitado cualquier atisbo del ayer. Nada más lejos de la realidad, y tanto Tanzsuite como la presentación incluida en este DVD son, quizás, los más perfectos ejemplos de enraizamiento histórico-musical en lo que a Helmut Lachenmann se refiere. De hecho, comienza Lachenmann su presentación poniendo Tanzsuite en el contexto de una serie de partituras que, a finales de los años setenta del pasado siglo, incidieron, dentro de su catálogo, en evidenciar dichos vínculos, como la orquestal Accanto (1975-76), entre cuyos compases se infiltra el Concierto para clarinete y orquesta en la mayor KV 622 (1791) de Wolfgang Amadè Mozart; el dúo de guitarras Salut für Caudwell (1977), en el que resuena la ópera de Humperdinck Hänsel und Gretel (1891-92); o la pianística Ein Kinderspiel (1980), página eminentemente rítmica, entre cuyas melodías podremos reconocer la canción infantil Hänschen klein. Esas infiltraciones (término que el propio Lachenmann utiliza) afirma el compositor que lo fascinaban; de ahí que, precisamente como colofón a dicha década, Tanzsuite mit Deutschlandlied suponga el más acabado ejemplo de fertilización rítmica de la musique concrète instrumentale por ritmos y melodías de la tradición alemana.
Por supuesto, también nos encontramos con el Cuarteto de cuerda en do mayor "Kaiser" Opus 76, Nº3 (1797), de Joseph Haydn, una partitura que, a su vez, infiltra ese himno alemán al que se refiere el título de la obra, y que no quiere representar, según Lachenmann, dejes patrióticos ni nacionalistas, motivo por el cual, siguiendo su idea de que «para mí, el himno alemán no era tan sólo el himno alemán», hubiese incorporado a Tanzsuite toda una colección de los que define como «otros himnos alemanes»: aquellos de sus canciones tradicionales y populares, como la nana Schlaf, Kindlein, Schlaf; O du lieber Augustin (tema utilizado por Schönberg en su opus 10); o el villancico Stille Nacht, Heilige Nacht; todas ellas nunca citadas de forma estricta, sino como apariciones, a veces por mínimos pulsos rítmicos, aquí rearticulados; de forma que el Kaiserslied se convierte en una marcha, o Stille Nacht en una danza siciliana, proveyendo numerosos patrones rítmicos derivados de la tradición culta y de la popular, lo cual, afirma Lachenmann, justifica el título de Tanzsuite, como gran suite de danzas que la obra es.
Ahora bien, según el compositor alemán, hay que descifrar dichos ritmos, pues no se ofrecen aquí en sus secuencias temporales originales, de forma que en Tanzsuite mit Deutschlandlied pueden pasar hasta diez segundos entre una señal y la siguiente dentro de una frase, mientras que en el patrón original estarían prácticamente ligadas. En otras ocasiones, esas secuencias son alteradas, de modo que Lachenmann nos invita, asimismo, a un juego en el que supone a sus oyentes en expectativa del siguiente pulso en tales secuencias rítmicas, si bien en Tanzsuite dichas lógicas se alteran, lo que desbarata, en diversos momentos, la linealidad de la historia, por medio de la alteración de las canciones referenciadas. Como en tantas otras partituras de Lachenmann, estamos, así pues, ante un juego que implica tanto la observación como el situar dichos sonidos en contexto: uno de los tópicos por antonomasia del pensamiento lachenmanniano. Es por ello que el autor reconoce que toda la partitura está atravesada por esta idea, constituyendo la lógica que articula la misma: una gran red de danzas y canciones que se funden entre sí absorbiéndolo todo tras una introducción dominada por el Kaiserslied haydniano; por tanto, por el ritmo de marcha: pasaje en el que lleva la voz cantante el cuarteto, cuya posterior acentuación por parte de la orquesta, al entrar ésta tras varios compases de cuarteto solista, dice Lachenmann que nos recordará a los cánticos de las aficiones en los estadios de fútbol, puesto que, de hecho, son esos los lugares donde los himnos cobran hoy mayor fuerza y sentido.
En su estupenda presentación y análisis de Tanzsuite mit Deutschlandlied, se adentra Lachenmann pormenorizadamente en cada una de las cinco secciones que, ininterrumpidamente, conforman la partitura. Así, en la primera sección tendríamos una introducción, el primer vals, una marcha y una transición a modo de puente; tras la cual arribaríamos a la segunda sección, que comienza por la siciliana que Lachenmann calificaba como lo más bello que haya escrito; una siciliana compuesta a partir de la canción infantil Hänschen klein, deconstruida por la orquesta siguiendo el modelo histórico del hoquetus (de ahí, que en la partitura esta parte esté indicada como «Hoqueting»), procedimiento en el que una canción o un coral se distribuía entre varias voces: aquí, por medio de la musique concrète instrumentale a gran escala orquestal. Los ritmos de la danza siciliana se escuchan, así, espacializados y por contrastes tímbricos, de una forma que Lachenmann afirma es más acústica que inmediatamente reconocible. Tras la siciliana, escuchamos el capriccio, al que lo sucede, para concluir la segunda sección, un vals lento. Ya en la tercera sección, la introducción se articula por medio del villancico Stille Nacht, Heilige Nacht, si bien de un modo que Lachenmann dice «nadie reconocerá», aunque sean sus patrones los que controlan la progresión rítmica de esta sección. Más ampliada, la giga se desarrolla por medio de un gran tutti orquestal que procede a una suerte de exposición gigantesca de todas las gigas bachianas en las Französische Suiten BWV 812-817 (1722-25) del Kantor (una de las referencias ineludibles para Lachenmann), remedadas en Tanzsuite especialmente en las trompetas, con su compás en 3/8. Sigue a la giga una tarantela y una transición con la que pasamos a una cuarta sección que comienza con la primera aria, que se articula por medio de lo que Lachenmann califica como un «sonido perforado». Una polca, para nada al uso, sirve de puente para alcanzar la segunda aria y unos sonidos que su autor define como «pizzicati revertidos», a través de los cuales entramos en la quinta y última sección cabalgando un galop cuyo impetuoso trote nos conduce de vuelta al himno, en una tercera aria expuesta a modo de coda, concluyendo la obra de forma totalmente serena en los roces de los arcos contra los clavijeros de las cuerdas.
Este interesantísimo recorrido explicativo va acompañado de fragmentos del concierto celebrado en Stuttgart el 6 de diciembre de 2015, de los más clarificadores para ubicar en el desarrollo de la partitura algunas de las danzas y de los procedimientos mencionados por el compositor. También en esta presentación participa Sylvain Cambreling, rememorando, junto con Helmut Lachenmann, el conflictivo estreno de Tanzsuite mit Deutschlandlied en las Donaueschinger Musiktage del año 1980, segundo estreno del compositor en dichas jornadas, tras Schwankungen am Rand (1974-75). Lachenmann recuerda que escribió aquello que él realmente deseaba, pero que la SWF-Sinfonieorchester no había sido, precisamente, amable con su partitura: una obra para la que Cambreling afirma que necesitaron un total de cuarenta y dos horas de ensayos, con jornadas de hasta nueve horas diarias, durante las cuales el compositor acompañaba a la orquesta para aclarar cualquiera de las muchas dudas que la pieza suscitaba en la orquesta de Baden-Baden, puesto que, como afirma Cambreling, aquello era un vocabulario totalmente nuevo y del que muchos músicos precisaban convencerse. Es algo que Helmut Lachenmann corrobora, rememorando algunas de las muy tensas situaciones que entonces vivió; conflictividad que se extendió al escandaloso estreno de Tanzsuite, en el que, por la nefasta reacción del público, subió al escenario a los pocos minutos, pidiendo a Sylvain Cambreling que recomenzara, ante lo cual se volvió a ejecutar la partitura desde el principio, acompañada por el silencio de un público temeroso de que tal reinicio da capo se volviese a producir una y otra vez: procedimiento repetido en diversos estrenos lachenmannianos, ya desde su primera pieza orquestal, Air (1968-69, rev. 1994). El estreno de Tanzsuite mit Deutschlandlied fue recibido con la que Lachenmann dice típica mezcla de abucheos y bravos habitual en Donaueschingen: una respuesta con cuyos mecanismos afirma estar muy familiarizado. En todo caso, concluye su presentación el compositor alemán destacando el carácter gozoso de Tanzsuite, una pieza que considera «una forma seria de repensar la música y de tener una experiencia fresca de la música. Y esto resulta irritante».
Por lo que al capítulo de ensayos se refiere, dos incluye este DVD: el primero de ellos, de treinta minutos de duración, únicamente con la Staatsorchester Stuttgart; el segundo, de quince minutos, con el Arditti Quartet y la Staatsorchester Stuttgart; ambos, con dirección de Sylvain Cambreling y supervisión de Helmut Lachenmann. El compositor reconoce, al comenzar los ensayos, el gran trabajo que en su día había realizado la orquesta con su ópera, Das Mädchen mit den Schwefelhölzern (1990-96, rev. 2000), algo que se nota especialmente, pues estamos ante dos de los ensayos menos invasivos por parte del compositor. Es por ello que, aunque inevitablemente Cambreling y Lachenmann incidan en algunos aspectos de ejecución técnica, fundamentalmente sus indicaciones se refieren al ritmo, a su correcto desarrollo, carácter y sentido acorde a cada una de las danzas incluidas en esta gran suite en la que reverbera la historia. Lachenmann incide, como hemos visto en anteriores DVDs de esta serie, en el swing preciso, en bailar orquestalmente esos ritmos, sin timidez, aunando dicho swing con una articulación bien marcada, precisa y acerada. Otro aspecto que se repite en estos DVDs; especialmente, en los que recogen partituras orquestales, es la cuestión de las dinámicas: en los manuscritos originales no revisados, siempre por debajo de lo que sería preciso, por lo que Lachenmann va poniendo ejemplos de compases en los que es necesario elevarlas; algo que se acompaña de su petición a determinados músicos, según cada danza, de adoptar una presencia más realzada y solista para dar sentido a la técnica del hoquetus a la que se refería en su presentación. El segundo bloque de ensayos avanza en una línea muy similar, dividiéndose en dos partes: una inicial, en los locales de ensayo de la orquesta, y una final, en la propia Liederhalle donde se efectuaría el concierto; correspondiéndose, por tanto, con el ensayo general.
Antes de pasar a la interpretación de Tanzsuite mit Deutschlandlied, Wiebke Pöpel ha incluido la presentación del concierto efectuada en la Liederhalle para el público alemán, en la que Rafael Rennicke pregunta a Lachenmann si esta obra es una forma de describir su patria y su ciudad, Stuttgart, así como la seguridad que ésta le sugeriría como hogar de su infancia, algo que Lachenmann califica de «tonto», pues para él la patria es, también, un cascarón que hay que romper para salir de dicho huevo. Además de incidir muy de corrido (pues son apenas siete minutos) en algunos aspectos ya citados en esta reseña, invita Lachenmann al público a observar con su escucha, a pensar y a disfrutar Tanzsuite, con su mezcla de alegría y seriedad.
Ya en el concierto, lo primero que hemos de aplaudir es la posibilidad de (en otra expresión muy lachenmanniana) «ver el sonido», pues es algo fundamental para una correcta comprensión del origen instrumental de cada timbre aquí escuchado: posibilidad completamente nueva en el mercado fonográfico, pues hasta el momento la única versión que en disco compacto disponíamos de Tanzsuite mit Deutschlandlied era la publicada por Montaigne (MO 782019), con una grabación del año 1991 con el Arditti Quartet como solistas, la Deutsches Symphonie-Orchester Berlin y Olaf Henzold en la dirección. Previamente, en vinilo había sido publicada por Deutsche Harmonia Mundi (DMR/hm 1028-30) la versión de los músicos del estreno: el Berner Streichquartett con la SWF-Sinfonieorchester Baden-Baden y Sylvain Cambreling. Tanto la versión de DHM como la de Montaigne me parecen muy preferibles a ésta en DVD de Breitkopf & Härtel, menos definida y con una orquesta apenas lachenmanniana, que no acaba de convencer más que puntualmente en el gran tutti central. En los pasajes más silentes se echa en falta más intención y un sonido más articulado, que el conjunto adquiera un mayor sentido. Tanto el Arditti Quartet como Yukiko Sugawara destacan aquí extraordinariamente, y ya no sólo por el rol solista del cuarteto (aunque me gustan más en su registro de 1991), sino por la muy superior precisión técnica y estilo de sus músicos, al igual que Sugawara, cuyo piano emerge en la orquesta con una sonoridad lachenmanniana completamente distinta que la de una Staatsorchester Stuttgart un tanto timorata y sin acabar de dar con el swing que Tanzsuite precisa; y no será porque Sylvain Cambreling no lo baile sobre el podio, en una dirección marcadamente rítmica, sin dejar de contar ni un solo momento, pues, como hemos señalado en la introducción, se trata de una partitura eminentemente rítmica. Así pues, en lo puramente interpretativo se encuentra el punto menos destacado de esta edición; al menos, frente a las dos únicas alternativas hasta ahora presentes en el mercado discográfico; de forma que nuestra recomendación de este DVD va más por los contenidos extras y por la propia posibilidad de ver físicamente las técnicas instrumentales lachenmannianas que por la versión musical. Ahí, personalmente, me iría a la dirigida por Olaf Henzold como primera opción, mucho más rotunda, acerada y definida.
En parte, también pesa para la no satisfactoria percepción de este concierto el hecho de que la toma de sonido no es tan perfecta como la impresionante grabación de Montaigne, en la que pareciera que estuviésemos dentro de la orquesta. Por tomar un ejemplo de lo más microscópico: los roces iniciales (de cuarteto) y finales (de las secciones de cuerda orquestales) a las clavijas de los instrumentos en Montaigne se escuchan como si estuviésemos al lado del músico, mientras que en este DVD suena todo muy lejano. Cierto es que se corresponde más con lo que sería una situación de oyente en un concierto en vivo, en el que estas técnicas son prácticamente inaudibles; pero, dado que en un medio fonográfico estamos, al menos, que se escuchen nítidamente, como en el vinilo y en el compacto. Mientras, la edición visual del DVD presenta imagen con formato 16:9 y subtítulos en inglés para las partes habladas en alemán (aquí, todas). El libreto de este sexto volumen cuenta con once páginas en las que se recoge el catálogo de obras de Helmut Lachenmann, detallada información sobre este proyecto audiovisual, así como sobre Tanzsuite mit Deutschlandlied en palabras del propio Lachenmann, y las biografías del compositor y de los artistas involucrados, añadiendo los datos técnicos. Quedamos, por tanto, a tan sólo un lanzamiento de concluir este viaje por las Lachenmann Perspektiven: un final de trayecto que, curiosamente, se materializará, y por partida doble, en la península ibérica, con Kontrakadenz (1970-71), en Oporto, y SCHREIBEN (2002-03, rev. 2004), en San Sebastián.
Este DVD ha sido enviado para su recensión por Breitkopf & Härtel.
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