250 aniversario de Ludwig van Beethoven
Schott VerlagSchott Verlag, la editorial que nació el mismo año que Beethoven (V)
Juan Carlos Tellechea

La siguiente generación de editores de Schott Verlag, en su casa matriz de Mainz, se extendería desde 1919 a 1945 y afrontaría, tras la Primera Guerra (1914-1918), también la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Desde entonces B. Schott's Söhne pertenecería totalmente a la familia Strecker.
En 1919 regresaban Ludwig Strecker (hijo) del frente de guerra y Willy Strecker de su internamiento británico, quien pasó relativamente bien los años de la Gran Guerra, según sus propias anotaciones manuscritas. Ese mismo año comprarían la parte de Franz Landweht, quien por testamento de 1874 tenía una participación en la editorial, aunque se había mantenido todo ese tiempo en un segundo plano.
A partir del 15 de enero de 1920 también Willy Strecker tendría una participación en la editorial, al igual que su padre y su hermano, éste último desde 1911. De lo que se trataba ahora era de seguir ampliando el programa. Esto es, principalmente encontrar nuevos y jóvenes compositores. Tras el escepticismo reinante al comienzo, Ludwig y Willy Strecker lograron convencer a su padre del talento del joven Paul Hindemith, a la sazón Konzertmeister de la Frankfurter Oper, y en 1919 firmaron un contrato con él. Desde 1922 incluso le pagarían una suma fija mensualmente, por lo que el compositor dejaría su puesto de director de orquesta en la ópera. Una colección con la correspondencia completa de Hindemith con la editorial Schott Verlag acaba de ser publicada por esta casa.
Asimismo, en 1919 tomarían en el programa la ópera Die Tote Stadt, del compositor Erich Wolfgang Korngold, en ese entonces de 22 años de edad, tras el extraordinario éxito alcanzado con su estreno en Colonia y en Hamburgo. El libreto era de un tal Paul Schott, seudónimo utilizado por el padre del compositor. El seudónimo lo había compuesto con el primer nombre del personaje principal de la ópera y con el de la editorial de Mainz. La brillante carrera de Korngold sería cercenada brutalmente por el ascenso al poder de Adolf Hitler en 1933 y la prohibición impuesta por su régimen antisemita de ejecutar públicamente sus obras. En 1934 lo reclutaría Max Reinhardt para el rodaje de la película A Midsummer Night's Dream en Hollywood, donde Korngold se establecería definitivamente en 1938.
En los primeros años después de la Gran Guerra era elevada la predisposición de la población al consumo y los negocios funcionaban satisfactoriamente bien para Schott. Sin embargo, en vista de la inflación los editores de Mainz temían por la pérdida del valor de su capital en efectivo. Por esa razón invertirían en activos; comprarían instrumentos musicales y reabrirían, como hicieran sus antepasados en los siglos XVIII y XIX, una casa de música, la Marma, la Musikhaus am Rhein.
Poco después invertirían en una fábrica de cuerdas (para instrumentos musicales y para raquetas de tenis) en la localidad de Markneukirchen, en el centro de fabricación de instrumentos musicales de Vogtland (Sajonia), el denominado rincón de la música (Musikwinkel) en la frontera con Bohemia (hoy República Checa), así como en la constructora de violines Frank Reiner Geigenfabrikation und Veredlung de Hamburgo. Pero todos estos negocios no llevarían al éxito esperado ante aquellos tiempos de dificultades coyunturales; costaban mucho dinero y amenazaban con arruinar a la editorial.
El año 1921 marcaría el nacimiento de los Donaueschinger Musiktage (Festival de Donauesching), hasta hoy uno de los más importantes del mundo en el género de la Neue Musik. En el primer concierto sería tocado el Cuarteto de cuerda op 16 de Paul Hindemith. El mismo año desarrollaría Arnold Schönberg el estilo de composicion dodecafónica. Ese riguroso principio formal complementaría las corrientes vanguardistas de aquel tiempo.
En Schott London y más o menos simultáneamente con estos acontecimientos, se convertiría en un gran éxito una pieza del compositor y pianista australiano Percy Grainger: Country Gardens, un arreglo de Grainger de una antigua canción popular inglesa.
Tras la hiperinflación a finales de 1923 y el colapso de muchas empresas tradicionales, entre ellas también la de ebanistería y decoración de interiores de alta gama Bembé, con actividades en todo el mundo, propiedad de los suegros de Ludwig Strecker (hijo), se estabilizarían la cultura, la política y la economía en la segunda mitad de la década de 1920.
Esta coyuntura positiva de corta duración no alcanzaría a todos los ámbitos de la vida. A propósito escribiría con preocupación Ludwig Strecker (hijo) en 1926 en su diario sobre la editorial: crisis económica general superada. En el comercio de artículos musicales continúa la coyuntura negativa. No se puede prever el final, porque las causas (deportes, radio, gramófono etcétera) continúan.
El hermano de Ludwig, Willy Strecker se mantenía reservado; viajaba mucho, cultivaba la amistad con compositores y, fuera de la música, era un apasionado de las artes plásticas; su colección abarcaba obras de Pablo Picasso, Henri Matisse, Oskar Kokoschka y Paul Klee.
En 1928 Schott alcanzaría un gran éxito de ventas que persiste hasta hoy. Conjuntamente con Alwin Cranz, el editor de Johann Strauss (padre e hijo), la editorial sacaría una colección de valses inmortales en dos volúmenes titulada Unsterbliche Walzer. Von Strauß bis Léhar für Klavier zu 2 Händen, que sigue incluída en su programa hasta nuestros días.
Otra decisión no menos exitosa fue la de publicar, casi 20 años antes, una única obra del entonces desconocido Ígor Stravinsky, Feuerwerk opus 4 (Feu d'artifice), una fantasía para gran orquesta escrita en 1908, que permitiría reactivar el contacto del editor con el compositor, entretanto internacionalmente muy celebrado, dando inicio a una fructífera cooperacion que se extendería por decenios.
En 1932 el programa pedagógico.musical de la editorial cobraría un impulso totalmente renovado. Los primeros volúmenes de las obras de enseñanza de Carl Orff, los Elementaren Musikübungen (Ejercicios musicales elementales), editados por Gunild Keetman, aparecerían (hasta 1934) en Mainz. Se basaban en un enfoque pedagógico-musical que apostaba por la unidad entre el lenguaje, la música y el movimiento y que se proponía fomentar la musicalidad no a través de la disciplina, sino por medio del espíritu de descubrimiento, el placer de la expresión y la alegría de la improvisación.
El 22 de junio de 1933 sería estrenado el oratorio Der große Kalender, de Hermann Reutter, en el festival Tonkünstlerfest de Dortmund. El texto era de un tal Ludwig Andersen. ¿Quien era ese desconocido? Era nada menos que Ludwig Strecker (hijo), quien bajo ese seudónimo continuaría escribiendo otros libretos, entre ellos el de Die Zaubergeige, de Werner Egk (conjuntamente con el compositor, en 1935), Doktor Johannes Faust (1936), de Hermann Reutter, Tobias Wunderlich (1937) y Die Hochzeit des Jobs (1944), de Joseph Haas, Der Kuckuck von Theben (1943), de Ermanno Wolf-Ferrari, Der Igel als Bräutigam (1951) y Der Mann im Mond (1959), de Cesar Bresgen, así como textos de canciones para Ich liebte vor Jahren ein Mädchen y Wir sind die Alten geblieben, con música de Fred Raymond, cuya musicalizacion en Mainz la llevaría a convertirse en una de las piezas más aclamadas del cancionero popular.
Con el fortalecimiento de la ultraderecha y después con la toma del poder de los nazis en enero de 1933 el eclipse intelectual se apoderaría también de la sede central de la editorial Schott en la calle Weihergarten de Mainz. De qué forma influiría el nazismo en la empresa entre los años 1933 y 1945 es un aspecto que está siendo investigado a fondo por especialistas en estos meses en Schott Music (como se denomina la empresa en nuestros días) y que será tratado en una publicación especial planeada para este 2020.
Tras el ascenso de Hitler se funda la Reichskulturkammer (Cámara de la Cultura del Reich) como ente de derecho público. Una de las siete secciones era la Reichsmusikkammer (Cámara de la Música del Reich). La entidad tenía por objetivo controlar y uniformizar la vida cultural de Alemania. Los artistas que no pertenecían a esa cámara y los no arios que, básicamente, no serían considerados como portadores y custodios del patrimonio cultural alemán, eran obligados a emigrar.
Más tarde les estaría prohibido ejercer una profesión y publicar obras. Muchos compositores de la editorial Schott enfrentarían dificultades, emigrarían y eludirían así una situación que ponía crecientemente en peligro sus vidas.
Wilhelm Furtwängler estrenaría en 1934 la sinfonía Mathis der Maler (Matías el pintor) de Paul Hindemith, pese a que el compositor se veía enfrentado a fuertes hostilidades de los nazis. En un artículo de Furtwängler publicado en un periódico y titulado El caso Hindemith, el director tomaba partido de forma vehemente a favor de Paul Hindemith, lo que condujo finalmente a la prohibicion total de las ejecuciones de sus obras en Alemania.
Hindemith se tomaría licencia como profesor de composición de la Musikhochschule (Conservatorio de música) de Berlín. Furtwängler lo recomendaría ante el gobierno de Turquía bajo el reformista Kemal Atatürk que buscaba un prominente experto para la reorganización de la educación musical en su país.
Cuatro veces viajaría Paul Hindemith a Turquia hasta el año 1937 y lograría además que el Estado turco diera empleo a artistas alemanes proscritos (por haber caído en desgracia, debido a su oposición al régimen o por las persecuciones racistas de los nazis), entre ellos el director de orquesta Ernst Praetorius, ex director general (intendente) de la Berliner Städtische Oper Carl Ebert y el musicólogo Eduard Zuckmayer.
En la Ópera de Frankfurt sería estrenada en 1937 la cantata Carmina Burana de Carl Orff. Más tarde escribiría Orff a la editorial: todo lo que he escrito hasta ahora y que ustedes lamentablemente han impreso, pueden destruirlo. Carmina Burana emprendería muy pronto un singular desfile triunfal por todo el mundo y continuaría siendo hasta hoy una de las obras de la editorial Schott más frecuentemente interpretadas.
Un año después de la exposición propagandística nazi Entartete Kunst (Arte degenerado) en Múnich, sería presentada en Düsseldorf otra exhibición titulada Entartete Musik (Música degenerada) en 1938. Los artistas allí difamados por la barbarie nazi y su ministro de Propaganda Joseph Goebbels eran cultores de los géneros del jazz y de la Neue Musik; eran artistas y compositores judíos como Arnold Schönberg, Paul Hindemith, Ígor Stravinsky, Ernst Krenek, Kurt Weill, Hanns Eisler, Franz Schreker, Erwin Schulhoff y Anton Webern. La mayoría de ellos se encontraba ya en el exilio.
En 1938 los editores de Schott decidieron publicar cuadernos de partituras para militares. Así se incluiría en el programa Das neue Soldatenliederbuch (El nuevo libro de canciones de soldados), editado por Franz Josef Breuer. Con la Primera Guerra Mundial el género de las canciones de soldados se había convertido en un fenómeno cultural de masas, con el que otras editoriales habían alcanzado largamente grandes volúmenes de ventas. También para Schott el Libro de canciones de soldados traería un gran éxito económico y contribuiría a la supervivencia de la editorial en ese período.
En 1939 viajaría Willy Strecker a Londres para presenciar la interpretación de una obra de Paul Hindemith. Durante el intervalo se le acercaría un joven muy tímido para preguntarle sobre la posibilidad de publicar piezas en Schott-Verlag. Era Michael Tippett. Pronto la editorial mostraría su interés y a partir de 1942 aparecerían obras de Tippert en Schott London. En 1944 experimentaría su primer gran éxito con el oratorio A child of our Time
Michael Tippett seguiría siendo durante toda su vida un compositor de la editorial Schott. En Alemania el régimen nazi se mostraba cada vez más riguroso en el control y uniformización de la vida cultural del país. Las obras musicales que se oponen a la política cultural nacionalsocialista, serán incluidas por la Reichsmusikkammer en una lista sobre música indeseada y perjudicial. (...) La publicación, distribución e interpretación de las obras incluídas en esa lista quedan prohibidas en todo el territorio del (Tercer) Reich.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Mainz y otras grandes ciudades serían objeto de masivos ataques aéreos. La editorial solo por milagro no resultaría dañada en los bombardeos de los días 12 y 13 de agosto de 1942, pero en septiembre y octubre de 1944 varias bombas incendiarias causarían cuantiosos destrozos. Primero se incendiaría el techo del taller de composición, después sería destruida totalmente la imprenta, así como un depósito, se quemarían las existencias de papel y miles de volúmenes de partituras listos para ser distruibuidos.
Finalmente, con las incursiones de la aviación Aliada serían pasto de las llamas el edificio principal hasta el segundo piso y la casa privada de Ludwig Strecker (hijo). A finales de febrero de 1945 otro ataque aéreo destruiría la ciudad de Mainz, aún cuando un conjunto pequeño de casas en la Weihergarten resultaría indemne.
Tres semanas después, el 22 de marzo, se terminaría la guerra para Mainz con el repliegue hacia la margen derecha del Rin o con la capitulación sin presentar combate de la Wehrmacht y del Volkssturm (formación militar, con hombres de entre 16 y 60 años de edad llamados a filas por el partido nazi al final de la conflagración bélica) ante el avance del 3er ejército de Estados Unidos al mando del general George S. Patton. Hasta julio de 1945 Mainz permanecería bajo administración estadounidense, antes de pasar a ser gobernada por las autoridades Aliadas francesas.
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