Alemania
Alexander Krichel debuta en el Klavier-Festival Ruhr
Juan Carlos Tellechea
El joven pianista Alexander Krichel (Hamburgo, 1989) no rehuye los pasajes atronadores, pero a todas luces tiene un gran corazón para las tiernas tonalidades de Ludwig van Beethoven y de Franz Liszt que sonaron indistintamente excelsas, nostálgicas, emotivas, melancólicas y románticas en su debut en el Klavier-Festival Ruhr 2020 este miércoles de San Juan.
Con una acústica deslumbrante y un aforo reducido al 25% de la capacidad total de cerca de mil espectadores en la gran sala auditorio del Anneliese Brost Musikforum Ruhr de Bochum, la ejecución de Krichel, formado en Hannover con Vladimir Krainev y en Londres en el Royal College of Music con Dmitri Alexeev, fue muy diáfana y transparente, tan virtuosa y brillante como el disco compacto que termina de grabar, titulado An die ferne Geliebte, con obras además de Robert Schumann, Fritz Kreisler / Serguéi Rajmáninov y Richard Wagner / Liszt.
No hay mal que por bien no venga, dice el refrán, y si bien los grandes festejos que se habían programado en Alemania para conemorar el 250º aniversario del nacimiento de Beethoven fueron suspendidos o postergados por la crisis del COVID-19, las veladas musicales más sobrias se han convertido en imponentes y fascinantes acontecimientos.
An die ferne Geliebte, el único ciclo de canciones del genio de Bonn, considerado como el primero de su tipo en la historia de la música, suena con una dulzura y un encanto irresistibles de las manos de Krichel, aún sin escuchar sus textos. Todos sus pasajes son poesía pura: Auf dem Hügel sitzt ich spähend; Wo die Berge so blau; Leichte Segler in den Höhen; Diese Wolken in den Höhen; Es kehrt der Maien, es blüht die Au; y Nimm sie hin denn, diese Lieder.
El ciclo fue concluido en abril de 1816, según la partitura autógrafa que se conserva en el archivo de la Casa natal de Beethoven dirigido por la destacada musicóloga y profesora Dra. Christine Siegert, y fue dedicado a uno de sus mecenas, el príncipe Joseph von Lobkowitz, en recuerdo a su esposa, la princesa Maria Karoline von Schwarzenberg, fallecida en enero de aquel año en Praga. Algunos investigadores, en cambio, lo conectan con la Amada inmortal a la que Beethoven escribiera desde el balneario de Teplice su famosa carta del 6/7 de julio de 1812, y por el carácter tan hondamente meditativo, amoroso y enternecedor de sus tonalidades, pareciera que llevaran razón.
Alexander Krichel, ganador del premio de los sellos grabadores alemanes Echo-Klassik 2013 a los nuevos talentos, es ahora uno de los pianistas más refinados de la nueva generación. Nos entrega la Sonata número 17 en re menor de Beethoven como si estuvieara escrutándola con un microscopio y cada uno de sus dedos tuviera un cerebro propio, compás por compás, nota por nota.
El tempo y el dinamismo que despliega en la interpretación hacen que Der Sturm suene de forma tan captadora como una narración de intriga y suspense psicológico. Un torbellino en el Largo – Allegro; un Adagio que se las trae y muy tierno; un Allegretto saltarín y juguetón que con un dominio perfecto del teclado fluye como un impetuoso arroyuelo bajando de la montaña.
La música atraviesa a Krichel como si estuviera colmada de descargas eléctricas en Venezia e Napoli de Liszt. Dibuja el mar y la laguna veneciana en la Gondoliera. Canzone del Cavaliere Peruchini (La biondina in gondoletta), una cascada de romanticismo; hace fluir una energía descomunal en Canzone (Nessun maggior dolore). Canzone del Gondoliere nel Otello di Rossini; y da rienda suelta a la ejecución, desenfrenado y desinhibido, en la Tarantella da Guillaume Louis Cottrau. Presto e canzone napolitana.
A esta altura del concierto el piano parecía estar al borde de experimentar una gran explosión Había un elevado dramatismo en la digitación, pero ninguno de los movimientos era una pose o un faroleo como tampoco cada tono arrancado al instrumento quedaba librado al azar.
El público ovacionó de pie durante prolongados minutos al pianista, quien tras recibir un ramo de flores de manos del inteligente robot desarrollado por la Universidad del Ruhr/Bochum, agradeció emocionado tanto fervor con la ejecución de Ständchen de Franz Schubert en la transcripción para piano de Liszt. A esta altura, los ingenieros de la universidad ya han programado a su artefacto de tal forma que también él se inclina para agradecer los aplausos y las expresiones de aprobación de los espectadores.
Los organizadores del Klavier-Festival Ruhr expresaron su agradecimiento por haber asumido a último momento este concierto que debían interpretar Nicola Benedetti y Jean-Yves Thibaudet.
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