Alemania
Una mágica amalgama tantôt libre, tantôt recherchée
Juan Carlos Tellechea

El del Dúo Yaara Tal & Andreas Groethuysen ha sido uno más de los grandes conciertos del prestigioso Klavier-Festival Ruhr que tuvieron que ser pospuestos por el estallido de la pandemia del coronavirus a comienzos de año. Originalmente previsto para el pasado 24 de abril, pudo ser afortunadamente recuperado cuatro meses y medio después en la gran sala auditorio del Anneliese Brost Musikforum Ruhr, gracias a la eficaz organización del evento.
Yaara Tal y Andreas Groethuys constituyen uno de los mejores dúos de piano del mundo. Su brillantez y sincronización son apabullantes. Estos dos artistas forman pareja desde hace más de 30 años y sus corazones laten al unísono, como si fueran gemelos. Tocan con una idea e identidad comunes que comunican al público con un enorme poder de seducción.
No es por milagro que lo logran, sino como resultado de un minucioso trabajo de preparación. Esta tarde y como fruto de sus incesantes búsquedas de literatura idónea para ellos nos han obsequiado con las Ocho variaciones en do mayor de Ludwig van Beethoven sobre un tema del conde von Waldstein (WoO 67), así como la Große Fuge en si bemol mayor opus 134, ambas en las versiones originales para piano a cuatro manos.
Veinte dedos sobre las 44 teclas de uno de los dos Steinways D subidos al escenario. Manos y brazos unidos en el jugueteo, el lirismo y la fantasía de las variaciones, y en la mágica amalgama tantôt libre, tantôt recherchée de la Grande Fugue beethoveniana. La tensión sube y baja constantemente, son notas sucesivas en modo mayor y menor, que pasan de un fortissimo a un dulcísimo. Los pedales utilizados sutilmente. Llega un momento en el que Tal y Groethuysen pareciera que fueran a desarmar el instrumento. Pero, no. No hacen otra cosa más que llegar profundamente al alma del espectador.
El otro piano estaba previsto para la segunda parte del recital (sin intervalo y con efusivos aplausos de la platea) con los Studien über J.S. Bachs Kunst der Fuge (2014) del compositor Reinhard Febel (Stuttgart, 1952), profesor del Mozarteum de Salzburgo, donde Tal es también docente y Groethuysen director del departamento de instrumentos de teclado..
La selección de estos Estudios se limitó a los números 1 (Nicht zu langsam; Contrapunctus), 2 (Sehr schnell; Contrapunctus 2), 3 (Leicht schwebend, nicht zu langsam, Contrapunctus 3), 7 (Nicht zu schnell; Contrapunctus 7 per Augmentationem et Diminutionem), 12 (Langsam; Contrapunctus 12 Rectus + Inversus), 17 (Presto feroce; Canon alla Duodecima in Contrapuncto alla Quinta), y 18 (Maestoso , ma molto calmo; Fuga a 3 (4) Soggetti), así como el 13 (Schnell; Contrapunctus 13 Rectus+Inversus) en los bises.
El virtuosismo de la pareja es impresionante y su coordinación en los desfasajes de un refinamiento medible en milisegundos. Incluso a una distancia de casi cuatro metros, con los dos pianos adosados uno junto al otro, ambos artistas casi no precisan mirarse para sentir e interpretar hondamente los emotivos mensajes de la composición a través de las 88 teclas a su disposición. El Presto feroce, entre los graves del comienzo y los agudos del final, suena con gran swing.
Es nada menos que el Arte de la fuga BWV 1080 (1738-42) de Johann Sebastian Bach, como si esta obra combinatoria de polifonía del final de los tiempos no fuera ya lo suficientemente compleja y enigmática. Sobre ella Febel escribió un total de 18 estudios para dos pianos, sometiendo los movimientos originales a las denominadas manipulaciones que siguen fórmulas matemáticas.
El que puede, puede -dice el refrán- y el que no critica. Bach volvió a demostrar a lo largo de la última década de su vida de lo que era capaz con un tema en contrapunto para solista de clavecín. Fabel, quien ya paseó al gran maestro por Europa, América del Sur (Perú y Uruguay), África (Camerún) y Nueva Zelanda, lo ha retomado aplicándole medios contemporáneos con dos pianos. No había otra forma. Los desfasa, los hace tocar a diferentes volúmenes. Los lleva a una complicación sumamente extrema, pero Yaara Tal y Andreas Groethuysen brillan con su ejecución y terminan conmoviendo a la platea. Ambos estrenaron el 5 de agosto de 2015 estos estudios, encargados por las Semanas de Bach de Ansbach, y los acaban de grabar en disco compacto de hora y media de duración.
Hay dramatismo, momentos graves, melancólicos, reflexivos, meditativos, gran concentración, toques de humor y algo de descaro; en algunos momentos se lanzan a la velocidad de un moderno tren utrarrápido y en otros retornan a la calma de una letanía, pero siempre con gran hondura. El refinado y placentero experimento resulta ser la forma más elevada de respetuosidad hacia Bach, quien después de todo él mismo no solo quería sorprender a su público con su arte, sino también entretener, algo que de ninguna manera estaba excluído en el Barroco.
Comentarios