Discos

Los encantos de una tierra perdida

Paco Yáñez
lunes, 19 de octubre de 2020
Simone Movio: Libro di terra e d'incanti. Livia Rado, soprano. mdi ensemble. Beat Furrer, director. Associazione Musicadesso, producción. Paolo Brandi y Giorgio Casati, ingenieros de sonido. Un CD DDD de 48:05 minutos de duración grabado en la Villa Medici de Briosco (Italia), los días 16 y 17 de diciembre de 2019. Kairos 0015070KAI.
0,0014058

Si mi memoria no falla (ni el buscador de nuestro diario), la primera vez que dimos noticia en mundoclasico.com del compositor italiano Simone Movio (Latisana, 1978) fue a raíz del estreno en Santiago de Compostela, el 27 de noviembre de 2012, a cargo de Vertixe Sonora Ensemble, de la portentosa Incanto III (2012), una partitura con la que el 20 de abril de 2015 Movio regresó a nuestra sección discográfica; entonces, por medio del compacto que el sello austriaco col legno (WWE 1CD 40410) le dedicó con motivo del galardón Ernst von Siemens Musikstiftung para jóvenes compositores, que Simone Movio recibió en el año 2014.

Un lustro más tarde, nos vuelve a visitar hoy el compositor trasalpino, y lo hace con su primer monográfico en el sello Kairos, un compacto íntegramente dedicado a una de sus páginas más recientes y personales, Libro di terra e d'incanti (2016-19). El propio título de la obra nos remite a ese mágico territorio del encanto que tanto fascina a Simone Movio, y que encontramos de forma recurrente en muchas de las partituras que jalonan su catálogo: desde D'albe incantate - per la gioventù (2004) a un ciclo Incanto que hoy en día alcanza ya su decimosexta pieza, con el trío Incanto XVI (2016). En el caso de Libro di terra e d'incanti, el encanto diría que se adentra en una zona de sombras y penumbra, sumiéndose en una contemplación tenebrosa y melancólica del pasado, asomada la escucha a una muerte que lo condiciona todo; al punto de que la partitura presenta un aura que, diría, la acerca a la también crepuscular Das Lied von der Erde (1908-09).

Con la obra de Gustav Mahler no sólo comparte Libro di terra e d'incanti ese fuerte aroma de despedida, sino el orgánico de voz solista y grupo instrumental; si bien, en el caso de Simone Movio se trata de soprano y un sexteto formado por flauta, clarinete, violín, viola, violonchelo y piano: agrupación con la que el compositor italiano se mueve, como el propio Mahler, entre pasajes puramente instrumentales y una escritura en la que la voz adquiere un enorme protagonismo, caracterizada por un virtuosismo muy notable; especialmente, en lo que se refiere a sus proyecciones horizontales, a los momentos en los que ésta se congela cual si de una textura instrumental más se tratase. En todo caso, no estamos, ni mucho menos, ante un tratamiento de la voz que la desnaturalice, ni que le pida efectos extendidos típicos de la avantgarde, en absoluto: Simone Movio es consciente de la rica tradición italiana del canto, de la que forma parte y reivindica en Libro di terra e d'incanti: una voz repleta de ecos de la tradición, si bien filtrada por algunos de sus maestros, entre los que hemos de mencionar, en primerísimo lugar, a quien fue su profesor en la Universidad de Graz, Beat Furrer, compositor cuya impronta es inmediatamente perceptible en Libro di terra e d'incanti no sólo en lo que al canto se refiere, sino en la escritura instrumental tan refinada, direccional y repleta de detalles que aquí Simone Movio nos ofrece.

Es una impronta, la de Beat Furrer, que me ha recordado a la música de otro alumno del compositor austriaco de origen suizo: el español Hugo Gómez-Chao, una de cuyas partituras, el trío con soprano chanson de la plus haute tour (2018, rev. 2019), presenta no pocos vínculos estilísticos con la coetánea Libro di terra e d'incanti por su acusada intensidad expresiva, muy asentada en una forma de componer en la que soprano y grupo instrumental se entreveran y espolean mutuamente, alcanzando unos clímax de un poder emocional dignos tanto del propio Furrer como del largo rizoma que a Simone Movio y a Hugo Gómez-Chao llega desde Gustav Mahler, pasando por Arnold Schönberg, Luigi Nono, Salvatore Sciarrino y el citado Furrer. Dentro de este enraizamiento histórico, y a pesar de que en muchas ocasiones he señalado la acusadísima influencia que Helmut Lachenmann y Salvatore Sciarrino tienen en Beat Furrer, es destacable cómo Movio y Gómez-Chao han alquitarado, precisamente, aquellos elementos compositivos más intrínsecamente furrerianos, lo que los afianza a ambos como eslabones con gran proyectividad y potencial de desarrollo propio dentro de ese rizoma al que antes nos referíamos.

Ahora bien, en en el caso de Simone Movio no es únicamente el Furrer de lotófagos (2006) o Begehren (1999-2001) el que aquí más está presente, apareciendo en Libro di terra e d'incanti unos dejes poderosamente sciarrinianos, así como una impronta muy acusada de György Kurtág; en concreto, de los ciclos más fúnebres y elegíacos del compositor magiar, cuyas sombras se asoman a una partitura que, en muchos momentos, parece transida de los fantasmagóricos diálogos con los sidos que encontramos en las páginas kurtagianas más desasosegantes. Como en el caso de Kurtág, hay en Libro di terra e d'incanti una musicalidad muy marcada por los textos reunidos en este ciclo vocal-instrumental: dieciocho poemas pertenecientes a Promemoria (2017), libro del escritor romano Andrea Bajani cuyos poemas aquí musicalizados fueron seleccionados, mano a mano, por Simone Movio y el propio Bajani. Muerte, infancia y palabras son los temas que predominan en los dieciocho poemas. Además de especificar una serie de relaciones entre los poemas, la música y el color, Simone Movio nos cuenta en las notas de este compacto que sus ideas musicales en correlación a las poéticas encuentran una expresión concreta por medio de tres estructuras en las piezas vocales: para la muerte, en forma de andante con reminiscencias de los madrigales de los siglos XVI y XVII; para las palabras, a través de un scherzo altamente contrastante expuesto a una rápida velocidad, como un recuerdo borroso de tiempos que fueron más felices; para la infancia, utilizando la forma de un adagio concertato que evoca las estructuras barrocas (planteamientos de re-asimilación histórica que nos vuelven a poner en una senda técnico-estilística de corte sciarriniano).

Esa mirada al pasado resulta evidente al escuchar una música que se nos antoja más tradicional que otras partituras de Simone Movio ya reseñadas en nuestro diario, como la hipervirtuosística y fulgurante Incanto III. Es ello parte de esa inserción en la estela de un Furrer en el que la armonía, la reaparición de la melodía y la actualización de los modelos estructurales canónicos no nos habla más que de la pervivencia de las formas que han hecho florecer a la música a lo largo de los últimos siglos: unos modelos en absoluto agotados, sino necesitados de compositores que les confieran nuevos sesgos, perfiles artísticos y calidad técnica, como es el caso del propio Furrer y de Simone Movio. De este modo, en Libro di terra e d'incanti nos alejamos de las corrientes más modernas y experimentales de la música actual; si bien, como en los poemas de Andrea Bajani, se da en este ciclo una querencia por la interioridad del sonido como forma de emoción, atendiendo a detalles tan cotidianos como sutiles en lo que a la técnica compositiva se refiere. El viaje a través de esta tierra repleta de encantos que aquí escuchamos se convierte, así, en una travesía dolorosa, luctuosa, transida de fantasmas que interconectan tiempos y espacios, que permean la vida y la muerte, la música y sus muchos pasados.

De dar cuenta de estos paisajes tan expresivos se encargan la soprano Livia Rado y el mdi ensemble; precisamente, con el compositor y maestro de Simone Movio, Beat Furrer, en la dirección, lo que no hace más que acusar las improntas de su mentor, habida cuenta el director de tan marcada personalidad que es el propio Furrer. Aun careciendo de versiones alternativas para contrastar los logros del mdi ensemble, su lectura se antoja excelente, como corresponde a uno de los mejores conjuntos italianos de música actual. Dentro de su plantilla, tengo que destacar al pianista Luca Ieracitano: fundamental, en el entramado armónico del conjunto, en su desarrollo rítmico tan pujante y variado, así como en crear texturas sonoras que van de unas constelaciones fulgurantes y llenas de luz a un piano en sordina y apagado al que se asoman especialmente esos espectros del ayer. Aunque el nivel es altísimo en toda la lectura, quisiera señalar lo logrado por los músicos italianos en el final de la séptima parte de la obra, In generale aspettare primavera: uno de los pasajes más bellos a nivel tímbrico, con una sombría desintegración de lo que, a priori, parecía un proceso de afirmación más luminoso. Ello no quiere decir que el descenso al abismo se prolongue en el movimiento conclusivo de la obra, el postludio Traslocare dentro un'altra lingua, pieza en la que Livia Rado, el mdi y Beat Furrer vuelven a recuperar la luz, si bien una luz fría, extática y trascendida, en la que el ensemble parece moverse por un paisaje de iridiscencias, convertidos soprano e instrumentistas en levedad y suspiro; quizás, en unos más de los espectros que recorren Libro di terra e d'incanti.

La bella grabación del ciclo, efectuada hace menos de un año en la Villa Medici de Briosco, nos permite asistir con todo detalle a esa disolución en la luz, así como a los más pujantes movimientos previos, con gran calidad de sonido a todos los niveles. Por lo que a la edición del compacto se refiere, ésta es la habitual del sello Kairos, incluyendo notas del propio Simone Movio y de Markus Ophälders, así como los poemas de Andrea Bajani incluidos en Libro di terra e d'incanti. Fotografías de compositor e intérpretes completan una edición que nos conduce a una tierra extraña, cuyos encantos son, esta vez, tan sombríos como repletos de ecos.

Este disco ha sido enviado para su recensión por Kairos.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.