Una jirafa en Copenhague
Veo un koan por todas partes
Omar Jerez
De los 23 a los 26 años toda la literatura que pasó por mis manos era budista; mi único objeto de atención, liberando de mi encuentro toda narración que no tuviera que ver con la temática que me suscitaba dicho interés.
Si algo pude deducir de aquellas maratonianas lecturas fue que el pensamiento, el sentimiento y las emociones encuentra asiento vip en el ego.
Creo, sin aseverar,( ya que mi texto habla sobre el ego y me debo a la coherencia de lo escrito) que es la primera e inusual ocasión, dónde me encuentro a un artista contemporáneo que ha renunciado al ego ( sí querid@s, increíble ¿verdad?) por medio del silencio y del ejercicio meditativo.
Él es artista sin necesidad de Egos, él es Julio
Casal.La obra de Julio invita al zazen* ya que no busca atajos estériles para el espectador, de hecho ni siquiera le perturba ese encuentro, ya que comprende que el acto del sufrimiento no se adhiere en un gesto colectivo, es sustancialmente personal.
Sería una osadía abordar la creación de Julio Llópiz Casal desde un ensayo crítico al uso, su obra no requiere de urgencias o inmediatez, necesita décadas de observación y práctica kinhin*.
¿Es Julio Llópiz Casal un koan*?
Julio te da una clave
Silencio y respira,Come y respira,Trabaja y respira,Duerme y respira,Sufre y respira,Llora y respira,
Respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira, respira tantas veces como puedas:
-Yo quería ser un artista, pero sobre todo quería ser feliz. Nunca intenté entrar a una academia aunque a los 18 años realicé el examen de aptitud para estudiar "Educación Plástica", una carrera que me hubiera preparado como profesor de artes visuales para niños. Aprobé el examen pero nunca pude comenzar. El sistema educativo cubano cambió al terminar mi preuniversitario, y el cambio implicó la desaparición de esta carrera.
Al terminar mi servicio militar matriculé Historia del Arte. En mis primeros años de estudio revivió mi pasión por el arte, gracias sobre todo al descubrimiento de Marcel
y a la lectura de los cubanos José Lima y Severo .Duchamp mismo decía que los poetas de su generación eran los que lo habían inspirado para hacer el arte que hizo. Eso me llevó a tener en muy alta estima la poesía. Lezama y Sarduy fueron fundamentales porque son dos escritores que abren especial y amorosamente sus mundos a los lectores. Me enseñan mucho. No dejo de volver a ellos. Así formé mi idea del arte y comencé a trabajar.
Para mí el acto creativo consiste en convertir estados de ánimo en imágenes y objetos. Me gustan los objetos exclusivos tanto como los prototipos; es excitante tener la responsabilidad de desarrollarlos o no. Un objeto producido en serie no es necesariamente una mercancía.
Si el arte no fuera una gran pregunta y a la vez una gran certeza, tal vez me dedicaría a otra cosa. Logra que los aspectos prescindibles de la realidad sean los más importantes. No es necesario, la vida no depende de él, pero tiene un lugar privilegiado en la sociedad porque implica a la memoria, al placer y a lo divino en un ritual que ha sobrevivido a lo largo del tiempo.
Me gusta trabajar con objetos que encuentro porque me recuerdan que la representación no debe estar hermanada con la angustia. Durante siglos el arte cargó sobre sus espaldas la responsabilidad de representar al mundo visible a imagen y semejanza tiránicamente. Esto comenzó a cambiar en el siglo XIX gracias a que la fotografía solucionó ese conflicto, y así el arte tuvo el camino libre para lidiar con todos los demás conflictos que le quedan por delante. La tecnología desarrollada recientemente ha hecho exactamente lo mismo: limpiar un gran tramo del camino para que se vea en el horizonte, de forma nítida, la maleza que queda por penetrar. La creación sucede en un punto desde el que el pasado, el presente y el futuro significan lo mismo.
Me gusta trabajar haciendo acciones y pequeños actos simbólicos que sobreviven gracias a la documentación. Una foto, un video, cualquier grabación, prolonga en el tiempo, de manera anormal y afortunada, lo que no se supone que permanezca en el plano de lo corpóreo. Estos medios crean un sistema de relaciones artificial que emula con la memoria. Cuando la memoria, o algo similar a ella, es interceptada por la experiencia estética, ocurre lo poético. Entonces el arte puede empezar.
Me gusta hacer arte, sea lo que sea eso, porque es necesidad para mí prestarle especial atención a lo poético. El arte invita a conducir la mirada en una dirección y de una manera en que la prioridad no es la moral, no es la política, ni siquiera el mercado. La prioridad es el placer. Luego, el arte se vende, se impone o se juzga. Pero esa es otra discusión.
Por estas cosas adoro mi disciplina, el Arte (con mayúsculas) te deja ver en contadas ocasiones la luz dentro de tanta oscura e impostada tiniebla.
Notas
1. Zazen. Meditar sentado en la rama del budismo zen japonés
2. Kinhin. Meditar caminando con sentido a las agujas del reloj que se practica en la rama del budismo zen japonés soto
3. Koan Planteamiento de un maestro a un alumno que aparentemente carece de lógica pero que es una forma de medir su progresos. Uno de los koan más famosos es ¿Que sonido hace una sola mano al aplaudir?
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