Estudios fonográficos
Deutsche Grammophon en el 100 aniversario del Festival de Salzburgo
Carlos Ginebreda

El Festival de Salzburgo es una de las instituciones más emblemáticas no sólo de Austria sino de la vida musical del mundo occidental. En 1937 Neville Cardus escribía una crónica del Festival diciendo que en Salzburgo ”el mundo descubrió que se podía viajar en una máquina del tiempo a una época menos sofisticada que la nuestra. Incluso ahora, mientras escribo estas líneas, no puedo imaginar que mañana me hallaré de nuevo en el torbellino de Londres, una vez más en medio de rumores de guerra, en medio del ruido y una civilización que se ha malgastado a sí misma con demasiado derroche y opulencia”. Una buena reflexión que se puede extrapolar a día de hoy, en tiempos de temor por la pandemia, valores en crisis, y la economía cayendo.
Hace cien años que se
fundó el festival y la discográfica Deutsche Grammophon (DG) ha editado una
caja de 57 discos compactos (más otro de bonus, al que luego nos referiremos). El
cofre está bien diseñado en su exterior con el número 100 sobre un elegante
color granate, el sello amarillo arriba a la derecha y el logo del Festival. El
título es 100 Jahre Salzburger Festspiele
en rutilante dorado. Pero dentro del cofre los CDs vienen en unas
carpetillas con un diseño mínimo, anunciando el año y la obra, diferenciando
los colores según sean óperas, conciertos u otros recitales. El cuanderno
general se anuncia con 126 páginas y se publicita diciendo que hay extensos
textos y abundantes fotografías. La mayoría de las ilustraciones son
reproducciones de las carátulas en LP o CD de cuando se editaron las correspondintes
obras. Esto sí, contienen el detalle de todos los repartos y artistas. En
cambio no se dice nada sobre si se ha realizado alguna mejora en el sonido o remasterización.
No hay ni una sola foto del Festival de antes de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, desde 1920 hasta 1939, ni una sola imagen, ni siquiera una crónica histórica. Estos tipos de DG no han tenido ni el más mínimo interés en ilustrar la etapa fundacional, la época de oro de los años treinta, ni el período nazi. Esto es desinformar al consumidor. Para explicar lo que sucedió en aquellos años es impresdindible la lectura de Stefan Zweig, El mundo de ayer: memorias de un europeo(Editorial Acantilado).
La edición tiene sus defectos y carencias. En el año 2010 se editó por DG otra caja de 25 CDs con motivo del 50 aniversario del Grosses Festspielhaus que contiene práctimente las mismas interpretaciones que las de este nuevo cofre. De suerte que el que tenga los 25 CDS y adquiera el del 100 aniversario, lo repetirá casi todo. Todo esto da mucha pena. La discográfica Orfeo, por lo que se refiere al Festival de Salzburgo, supera con creces a DG. No se entiende que la primera grabación de orquesta que se incluya sea de 1957, ni que DG no haya hecho el esfuerzo de negociar con la Radio Austríaca el rescate de alguna grabación radiofónica. Por cierto, algunas ya están saliendo en youtube con sonido regular, pero andando el tiempo y cuando vayan caducando los derechos de autor, saldrán a la luz con mejora de calidad sonora.
Dicho esto, hay que reconocer con todas las reservas apuntadas, que la edición de DG tiene cosas maravillosas, y no escatimaremos en elogios, pues hay algunas interpretaciones hoy día insuperadas.
Ópera
Por lo que se refiere a los CDs 1 a 32, dedicados a la ópera, hay una buena representación del género operístico con cuatro óperas de Richard Strauss, tres de Mozart y tres de Verdi. Además disponemos del Orfeo y Euridice de Gluck, La casa de los muertos de Janacek y Eugene Oneguin de Chaicovsqui. Todas ellas con la Filarmónica de Viena en el foso. Digamos que la parte dedicada a la ópera es la mejor servida en este homenaje.
Comenzando por Richard Strauss, nos referiremos al festival de 1947 que fue el primero en el que pudieron actuar directores desnazificados, como Furtwängler, Böhm y Knappertsbusch (Karajan lo hizo en 1948). La Arabelladirigida por Karl Böhm en 1947 con pocos medios escénicos es muy buena y verdaderamente histórica, tanto por su pobre sonido como por el hecho de que Karl Böhm no la volvió a grabar. En el reparto destacan Maria Reining con voz elegante con algo de trémolo; Lisa della Casa como Zdenka, con ímpetu juvenil y la sensualidad propia del personaje; y Hans Hotter como potente Mandryka, con actuación dramática e irrefrenable autoridad. Les acompañan los fabulosos Georg Hann, Rosette Anday, Julius Patzak y Alfred Poell.
En términos parecidos de nivel artístico se incluye Ariadne auf Naxosde 1954 con un plantel de cantantes de gran categoría. De todas formas esta versión debe compararse con la que grabó Karajan para EMI con la Philharmonia, con un magnífico elenco de cantantes y mejor sonido.
Y aquí va una de las joyas de esta edición: La Mujer Silenciosa (con libreto de Stefan Zweig), bajo la dirección del ubicuo Karl Böhm. Hans Hotter borda el papel de Sir Morossus, esta vez sin un ápice de voz wagneriana: Hotter es el auténtico almirante retirado y malhumorado que no soporta el ruido. Escúchense los útimos veinte minutos con el bellísimo monólogo con la frase Qué hermosa es la música.La sufrida mujer silenciosa es Hilde Güden y el complemento de lujo son Fritz Wunderlich, Hermann Prey y Georgine von Milincovic. Ésta es la versión de referencia de la obra, y ninguna posterior la ha superado.
Se editan finalmente dos funciones del Rosenkavalier,una con Karajan de 1960, que es la de la inauguración de la Gran Sala de los Festivales, con Lisa della Casa como elegante Mariscala que fue muy elogiada por los críticos al compararla con Elisabeth Schwarzkopf, pero las dos tenían similar categoría. Pero lo esencial de esta versión en vivo es la subyugante humanidad de los personajes, la sensualidad, el transcurso del tiempo, y todo ello combinado con un parlandovienés con sabrosa dicción aristocrática. Y la otra bajo la dirección Karl Böhm en 1969 con la mezzo Christa Ludwig en el rol de la Mariscala (que ya lo había probado con Bernstein en Viena). No ha sido unánime la crítica, ya que ni la voz ni el estilo de la Ludwig daban el perfil creado por Strauss.
Con Verdi pasa prácticamente los mismo: el nivel es muy alto. Es preciso hacer una breve introducción en el caso de Verdi en Salzburgo. El Don Carlosde 1958 dirigido por Karajan tuvo un éxito apabullante con cantantes muy destacados (Sena Jurinac, Eugenio Fernandi, Cesare Siepi, Ettore Bastianini, Giulietta Simionato).
Pero Il Trovatoredirigido por Karajan es de otra galaxia. Una interpretación excelsa e irrepetible de verdad. Los cantantes Ettore Bastianini, Leontyne Price, Giulietta Simionato, Franco Corelli y Nicola Zaccaria son sobresalientes todos sin excepción, y el teatro de los Festivales quedaba desbordado por el entuasiasmo del público. En Di quella pirase le ponen a uno los pelos como escarpias. Decía Toscanini que para El Trovador se necesitan los cuatro mejores cantantes del mundo: pues aquí están bajo la dirección cósmica de Karajan.
Ya de otra época, la edición contiene La Traviata de 2005 con Netrebko y Villazón dirigidos por Carlo Rizzi. Ella como Violetta y él como Germont congeniaron con una espontaneidad y juventud desbordantes en una interesante puesta en escena de Willy Decker. Lanzó al estrellato a ambos cantantes, más a ella que a él. Pero en este caso es mejor ver la versión en DVD o Blu Ray, que escucharla en audio.
Gluck y Karajan en el festival de 1959. Sin duda una buena conbinación para Orfeo ed Euridice. La partitura escogida es la de Milán de 1889 y la puesta en escena fue muy sencilla y esquemática. Karajan se maneja bien con las cantantes Giulietta Simionato, Sena Jurinac y Graziella Sciutti a las que acompaña de forma vibrante, con la energía del Karajan joven. La pobreza del sonido no ayuda. La versión de Riccardo Muti en el Festival de 2010 obviamente suena mejor y además sigue la partitura de 1752, más auténtica segun los expertos. De todas formas la escenografía de Dieter Dorn no tuvo mucho éxtito, y Muti no quedó satisfecho.
De Wolfgang Amadè Mozart hay tres óperas, un Idomenode 1961 dirigido por Fricsay, Cosi fan Tuttede 1974 y Don Giovannide 1977, ambas dirigidas por Karl Böhm. Estos tres registros representan el mejor Mozart y siguen los principios fundacionales del Festival.
Fricsay estaba muy enfermo cuando dirigió el Idomeneo. El húngaro adoptó unos tempiligeros dando lo mejor de sí mismo. Del reparto destacan las cantantes Elisabeth Grümmer y Pilar Lorengar que siguen el meticuloso acompañamiento de Fricsay. Così fan Tutte fue una obra redescubierta desde los inicios del Festival en 1920, no así elDon Giovanni que formaba parte del repertorio tradicional centroeuropeo. A veces se ha criticado a Karl Böhm por la severidad en la forma de dirigir las óperas; muchos críticos se meten con el Mozart dirigido por Karl Böhm. Es un Mozart transparente, contempi ligeros y con buen acompañamiento de cantantes, que en los años setenta eran estupendos. Es cierto que Böhm carecía de lavis comicade otros directores, pero con el tiempo ya quisiéramos tener un Karl Böhm hoy día. Fue ayudante de Bruno Walter en la Ópera de Munich y aprendió mucho de Richard Strauss. De ambos adquirió mucha sabiduría en Mozart. De las dos óperas que aquí se incluyen está mejor elDon Giovanni.
No sé si fue una buena idea la programación de una ópera tan pesimista como la De la Casa de los Muertos de Janacekpara un festival veraniego. Esto sucedió en 1992 bajo la dirección de Claudio Abbado, con puesta en escena de Klaus Michael Grüber y decorados del pintor y escultor español Eduardo Arroyo. A pesar de todo la obra tuvo éxito. Vale la pena hacer un inciso sobre el nombramiento de Gérard Mortier como director del Festival desde 1991. Muchos comentaristas alabaron el resultado. Mortier se sacaba de encima a las multinacionales discográficas, daba entrada a nuevas orquestas, llegaron los músicos historicistas, y los resultados económicos fueron suficientes. Pero Mortier tuvo muchos problemas. A la primera de cambio dimitió Riccardo Muti, con el que más tarde se reconciliaría. Contrató a escenógrafos iconoclastas y la Filarmónica de Viena dejó de dar conciertos desde 1999 y sólo regresó en 2008. Cuando falleció Mortier, un periódico local publicó una esquela a toda página con cierta mala baba. Ni tan siquiera Su Eminencia Reverentísima el Cardenal Franz König con Archidiócesis en Salzburgo pudo poner paz a todos estos asuntos terrenales. Una lástima porque König era un tipo dialogante. Le llamaban el “Cardenal Rojo”, por su proximidad a la socialdemocracia.
La última ópera de la colección es Eugene Oneguin, de Chaicovsqui,dirigida en 2007 por Daniel Barenboim. El director bonaerense lo hace bien. Los aspectos más decadentes de la partitura están debidamente resaltados, y en los más trágicos le da la oscuridad que necesita la obra. Pero por poner algún defecto, a esta versión le falta glamour y sentido aristocrático.
Ahora bien, y por todos los dioses, ¿es que DG no tiene nada más que ofrecer de Daniel Barenboim en Salzburgo? Ha estado allí con la Orquesta del Divan, con la Staatskapelle de Berlin y la Filarmónica de Viena. Ha dado recitales fabulosos de piano. En resumen, ha dirigido programas de su repertorio que serían preferibles a la obra escogida en esta caja.
Conciertos
El primer concierto que se incluye es de 1957 con las Sinfonías nº 35 y 41de Mozart y el Concierto para piano nº 21del mismo compositor,con Geza Anda al piano, pero en esta ocasión (por primera vez) con la orquesta Filarmónica de Berlín bajo la dirección de Herbert von Karajan. Son interpretaciones tradicionales con la Filarmónica de Berlín que actuaba por primera vez en Salzburgo, y que había designado como director a Karajan en 1955. El sonido de la orquesta es denso y con una potencia que el propio Karajan no había podido todavía adecuar a su estilo propio. Un sonido germánico y profundo con dominio de la cuerda grave. No es el Mozart ideal, pero se disfruta de la grabación.
El concierto de 1966 es el tradicional de toda la vida. Karl Böhm dirigiendo las Sinfonías 40 y 41 de Mozart con la filarmónica vienesa. Un notable muy alto.
Se incluye un concierto de 1967 de Zubin Mehta dirigiendo la Tercera sinfoníade Schubert y Una vida de héroe. Karajan apoyó siempre a los directores jóvenes como Abbado, Muti y el propio Zubin Mehta: fueron invitados asiduamente y con éxito. La sinfonía de Schubert no destaca y carece de la chispa que el autor requiere. En la misma función cantó Fischer-Dieskau los Rückert Liederde Mahler, y hubiera sido mejor incluirla en este compacto. La Vida de héroe es algo mejor, pero en los momentos de mayor sonoridad Mehta se pasa algo de rosca, como sucede en el episodio del héroe en la batalla.
Muy bella es la grabación de 1968 con una correcta Incompletade Schuberty música vienesa con obras de la familia Strauss.Mas lo que da valor a este registro son los valses y las polkas straussianos. Karajan lo hacía primorosamente con el estilo y el rubato adecuados. Clemens Krauss dio en los años treinta varios conciertos con estos programas que tanto gustaban al público. Y Knappertsbusch lo hizo en 1940. Karajan lograría la cima de esta música vienesa en 1987 en el Concierto de Año Nuevo, desde entonces no superado por ningún otro director.
De 1972 se acompaña una grabación en la que la protagonista es la Staatskapelle de Dresden. Karajan tuvo la iniciativa de invitar a otras orquestas para ampliar programas y aligerar de trabajo a la Filarmónica de Viena, que tocaba en todas las obras de foso. Además se añadía prestigio ya que las orquestas foráneas eran de primera línea (Filarmónica Checa, Orquesta de Cleveland, Concertgebouw de Amsterdam y London Symphony entre otras). Las obras que se incluyen son Bartok: Concierto para piano nº 3,con Geza Anda, y Schumann: Sinfonía nº 4.El sonido de este registro es mejorable, pero la interpretación aun siendo de primer orden no es de referencia. De todas formas hay que dejar constancia que Karajan daba lo mejor de sí en vivo, y en el caso de la Cuarta de Schumann es mejor esta interpretación que la grabada en estudio con la Filarmónica de Berlín.
En 1975 la organización del Festival permitió o consintió la actuación de Leonard Bernstein con la Octava Siinfoníade Mahler. Quizás la discográfica DG o la propia orquesta vienesa tuvieran algo que ver. Al fin y al cabo la sinfonía de los Milno era del repertorio del omnipotente Karajan, quien tuvo que tragarse la presencia de Bernstein en el Festival. Fue una notable ejecución por parte de Bernstein, porque esta sinfonía hay que organizarla y ejecutarla y llegar al final. Esta obra necesita que se te caiga el mundo y aparezca otro nuevo, precisa de plenitud y provocar aturdimiento. Al salir del Grosses Festpiielhaus no puedes irte a dormir tras el agotamiento mahleriano, tienes que ir a tomar una Grosse Sachertorte o un codillo para recuperarte. Esto fue suficiente para abrirle las puertas a Bernstein, que repitió en varios festivales y participó en el homenaje colectivo a Karl Böhm en el concierto matinal del 26 de agosto de 1979 con Karajan y tutti quanti. El último concierto de Bernstein fue el 30 de agosto de 1987, con el Concierto para clarinetede Mozart y la Quinta sinfoníade Mahler.
En 1987 Herbert von Karajan dirigió uno de los mejores conciertos de su vida. Un programa Wagner con la Obertura de Tannhäuser, el Idilio de Sigfrido,y Preludio y muerte de amor de Tristan e Isolda con Jessye Norman como solista. El Idilio de Sigfrido es uno de los mejores de la discografía de la obra, por no decir el mejor. Es inaudito lo que consiguen director y orquesta. Consiguen música trascendente y etérea, es decir, un viaje más allá del sonido. Es como una neblina o un vapor que te rodea y envuelve. Sencillamente genial. Karajan se sabía el Tristán de arriba a abajo, horizontal, vertical o en diagonal, de delante a atrás o viceversa. Disponemos del testimonio de Bayreuth en 1952 para acreditarlo (Orfeo). Karajan va dictando cada frase a la Norman, y le indica suavidad hasta la explosión final. Como hay vídeo del evento, puede verse a un Karajan muy mayor al borde de las lágrimas, con la piel casi transparente. La muerte le acechaba a él y no a Isolda.
Es un regalo para los oidos el concierto de 1988. El Concierto para violín de Chaicovsqui con Anne-Sophie Mutter. El registro de Salzburgo con la Filarmónica de Viena al ser en vivo -cosa poco habitual en los registros de Karajan- añade cercanía y espontaneidad a la interpretación. Sin embargo es un CD de 37 minutos, y DG podría haber añadido alguna otra pieza. En cambio la grabación de la misma obra con Previn y la London Symphony, añade el Concierto para violín de Korngold, con muy buena acústica.
La Missa Solemnis de Beethovende 1991 con Levine dirigiendo a la Filarmónica de Viena está interpretada con la emoción a flor de piel. Unos días antes, haciendo alpinismo, había fallecido Gerhart Hetzel, concertino de la Filarmónica muy querido y respetado. Probablemente él habría tocado el solo de violín en el 'Benedictus'.La interpretación de la Filarmónica vienesa es excelsa, pero el problema es que Levine no se cree la obra y se nota. Los cantantes son de relumbrón (Studer, Norman, Domingo y Moll) pero (con la excepción de Moll) parece que hagan una competición para ver quién es mejor. Para completar este concierto de homenaje a Hetzel es de mucho interes un CD de Schubert (DG) en el que miebros de la Filarmónica vienesa (incluido Hetzel) interpretan el Quinteto La Trucha, con James Levine al piano, y aquí sí está bien Levine.
En cambio el concierto de 1992 de Solti con la Sinfónica de Chicago es espectacular, y hay que ver cómo suena de bien la orquesta. Las obras escogidas fueron la Sinfonía Fantásticade Berlioz y Los Preludiosde Liszt.Aunque Solti ya no era titular de los de Chicago, la sintonía y compenetración con los músicos era total. Soltí da una visión mefistofélica de la obra de Berlioz, aunque quizá sea mejor su grabación de 1972 para Decca. El Lizst está todavía mejor y para nada suena superficial.
No tiene nada de particular el compacto correspondiente a 2011 por Pierre Boulez. El director francés fue asiduamente invitado en la época Mortier. Creo que Boulez tenía un repertorio muy escaso, pero también una legión de admiradores difícil de entender. Siempre es mejor escucharlo que verlo. Sus interpretaciones son de un frío glacial. La mera visión de su imperturbabilidad ante cualquier orquesta y en todos sus conciertos es evidente. Uno tiene la sensación de una total falta de comunicación y expresividad.
Por lo que se refiere a Riccardo Muti en 2016, debemos indicar que había mucho donde escoger ya que el director italiano ha dado grandes conciertos en Salzburgo, y me hubiera gustado que incluyera alguna ópera dirigida por el maestro italiano. Tan estrecha era la relación, que dirigió un conmovedor Requiem de Mozart por el fallecimiento de Karajan en el funeral celebrado en la Catedral de Salzburgo. En 1991 presencié un soberbio Così Fan Tutteen el Kleines Festspielhaus con Muti en el foso. Ahora se incluye este concierto celebrado en 2016 con la Segunda sinfoníade Bruckner (Ed. Nowack) y El Burgués Gentilhombre. Muti ha sostenido que esta sinfonía de Bruckner es la más italiana de todas. Tengo mis dudas de que Bruckner tuviese alguna influencia italiana. Lo cierto es que Muti disfruta dirigiendo esta obra y se nota. Las referencias explícitas a la Misa nº 3 en Fa Menordel compositor de Ansfelden hacen que la obra sea más latina y cantabile. Eso lo hace muy bien Muti, pero no llega a la grandeza de versiones como las de Giulini o Tintner. La interpretación de El Burgués Geltilhombre es de lo mejor que hay en esta obra discográficamente hablando, y Muti se lo toma como si fuera uno de los grandes poemas sinfónicos de Richard Strauss.
Finalmente, se incluyen dos conciertos de Bernhard Paumgartner, que fue presidente del Festival desde 1959 hasta 1971, al que hay que agradecer su encomiable trabajo en la organización de los Festivales, aunque fuera criticado en su día por dar demasiado protagonismo a Karajan. Los conciertos son buenos, en especial las Sinfonías 26 y 30 de Mozart, con partituras bien analizadas y preparadas por Paumgartner. Lo mismo cabe decir de Maria Stader en sus arias. Pero esto sabe a poco. Podrían haberse añadido recitales de otros cantantes. Pero sobre todo se echa en falta al genial Sándor Végh, con la Camerata Academica. Elevó a esta orquesta a cimas casi insuperables.
Recitales
Sólo se editan tres recitales, y son todos ellos de pianistas. El dedicado a Alfred Brentel contiene una buena interpretación de la Sonatas de Haydn. Una auténtica especialidad de Brendel.
Grigori Sokolov es uno de estos pianistas excentricos (como Michelangeli, Horowitz o Gould), y toca en recitales muy escogidos. Puede estar hasta más de cinco años sin aparecer ante el público. Interpreta sonatas de Mozart muy interiorizadas y completa el programa oficial con muy variadas y brillantes propinas: Rameau, Les Sauvages; Scriabin: Poemes op. 69 Nr. 1 & 2; Bach: Ich ruf zu dir, Herr Jesu Christ BWV 639. Un éxito rotundo.
Martha Argerich y Nelson Freire dieron un concierto estupendo, tocando piezas para dos pianos. Su empatía y buena comunicación con el público es evidente. Interpretaron piezas muy conocidas, pero en mi opinión destaca el Grand Rondeau en La Mayor D. 951 de Schubert.
Pasado y presente del Festival
Es difícil ofrecer una historia del pasado del Festival en esta reseña. Pero para ser breve creo que una de las cimas del Festival de Salzburgo fue en 1937 con el programa con que hemos empezado esta reseña. Ese año Toscanini dirigió Fidelio, Los Maestros Cantores de Nüremberg, la Flauta Mágicay Falsfaff,Bruno Walter Orfeo y Eurídice, Don Giovanni y las Bodas de Fígaro, Knappertsbusch dirigió por su parte Elektra y El Caballero de la Rosa.
Los tres directores dieron varios conciertos. Furtwängler dirigió una magífica Novena sinfonía de Beethoven. Fue en ese Festival de 1937 donde tuvo lugar el enfrentamiento verbal entre Toscanini y Furtwängler. Toscanini le dijo con mucha contundencia que no se podía dirigir en Bayreuth (Alemania nazi) y Salzburgo (Austria libre) al mismo tiempo, y mucho menos la Novena de Beethoven. Furtwängler contestó que él separaba la obra de arte de la política y que Beethoven debía prevalecer ante todo. Tosanini se cerró en banda y despachó al berlinés. Furtwängler, poco acostumbrado a que le discutieran, tuvo que escuchar una oposición que nadie le había manifestado tan clara y contundentemente. Los dos más grandes en el mismo Festival. Qué lujo y qué mundo en crisis. Se avecinaba lo peor, la Segunda Guerra Mundial.
Los años 1938 en adelante, bajo el nazismo, afectaron a Salzburgo en menor medida que al Festival de Bayreuth, totalmente politizado. En los años de posguerra llegó a tener gran protagonismo Wilhelm Furtwangler (excepto en 1952, que no actuó por razones de enfermedad). Quizás los años mejores con Furtwängler fueron 1953 y 1954. Pero en los veranos de 1948 y 1949 Furtwängler no llevó bien la presencia de Karajan en el Festival. En 1949 Furtwängler sólo dirigió óperas y no conciertos, y en cambio Karajan dirigió con enorme éxito el Requiem de Verdi y la Novena sinfonía de Beethoven. Furtwängler, devorado por los celos, prohibió que Karajan asistiera al Festival, de suerte que entre 1950 y 1956 estuviera fuera de los programas de Salzburgo.
El futuro es incierto. Tan incierto que incluso las grandes figuras de la música llamada clásica están hoy prácticamente en paro. Imagínense los músicos de a pie y las organizaciones musicales de todo tipo. La cultura musical está realmente tocada. Con poco público, con distanciamiento y bajo estrictas normas de seguridad, no olvidaremos esta época terrible. El caso es que todo el mundo musical está haciendo un gran esfuerzo, pero las limitaciones son tan evidentes que el futuro próximo se antoja dificilísimo.
El presente ha sido excepcional, y en este sentido debe destacarse el extraordinario esfuerzo que ha realizado la dirección del Festival en la grave situación del Covid 19. Esto se personifica en Helga Rabl-Stadler, Presidenta del Festival, y su equipo. De las 208 representaciones previstas para 2020 han sacado adelante 106, y además con notable éxito artístico. Allí han estado, por poner ejemplos conocidos, Muti, Barenboim, Adam Fischer y Thielemann, imprimiendo la energía necesaria para mitigar la situación creada por la pandemia. También lo han hecho muchos otros excelentes artistas que me dejo en el tintero, por no alargar la crónica. Es cierto que el Festival es una gran fuente de ingresos para Austria, pero los méritos artísticos, de seguridad e incluso empresariales han sido enormes.
No quisiera despedir esta reseña sin decir que el magro cuaderno que acompaña la edición, contiene un magnífico e interesantísimo artículo de Richard Osborne. Aquí sí que ha acertado plenamente DG.
Ficha Técnica
1947 - Strauss: Arabella op. 79 (Maria Reining, Lisa della Casa, Rosette Anday, Hans Hotter, Georg Hann, Julius Patzak, Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
1954 - Strauss: Ariadne en Naxos op. 60 (Lisa della Casa, Hilde Güden, Irmgard Seefried, Rudolf Schock, Hermann Prey, Walter Berry, Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
1958 - Verdi: Don Carlos (Sena Jurinac, Eugenio Fernandi, Cesare Siepi, Ettore Bastianini, Giulietta Simionato, Wiener Philharmoniker, Herbert von Karajan)
1959 - Strauss: La mujer silenciosa op. 80 (Hans Hotter, Georgine von Milinkovic, Hermann Prey, Fritz Wunderlich, Hilde Güden, Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
1959 - Gluck: Orfeo e Eurídice (Giulietta Simionato, Sena Jurinac, Graziella Sciutti, Wiener Philharmoniker, Herbert von Karajan)
1960 - Strauss: El Caballero de la Rosa op. 59 (Lisa della Casa, Otto Edelmann, Sena Jurinac, Erich Majkut, Erich Kunz, Hilde Güden, Chor der Wiener Staatsoper, Orchester der Wiener Staatsoper, Herbert von Karajan)
1961 – Mozart: Idomeneo KV 366 (Waldemar Kmentt, Elisabeth Grümmer, Pilar Lorengar, Ernst Haefliger, Wiener Philharmoniker, Ferenc Fricsay)
1962 - Verdi: Il Trovatore (Ettore Bastianini, Leontyne Price, Giulietta Simionato, Franco Corelli, Nicola Zaccaria, Wiener Philharmoniker, Herbert von Karajan)
1969 - Strauss: El Caballero de la Rosa op. 59 (Christa Ludwig, Tatiana Troyanos, Edith Mathis, Theo Adam, Otto Wiener, Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
1974 – Mozart: Cosi fan tutte KV 588 (Gundula Janowitz, Brigitte Fassbaender, Hermann Prey, Peter Schreier, Rolando Panerai, Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
1977 - Mozart: Don Giovanni KV 527 (Sherrill Milnes, Anna Tomowa-Sintow, Peter Schreier, Edith Mathis, Walter Berry, Chor der Wiener Staatsoper, Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
1992 - Janacek: De la Casa de los Muertos (Bojidar Nikolov, Barry Mccauley, Peter Fraiss, Josef Veverka, Richard Novak, Nicolai Ghiaurov, Harry Peeters, Wiener Philharmoniker, Claudio Abbado)
2005 – Verdi: La Traviata(Anna Netrebko, Rolando Villazon, Thomas Hampson, Wiener Philharmoniker, Carlo Rizzi)
2007 – Chaicovski: Eugen Oneginop. 24 (Peter Mattei, Anna Samuil, Ekaterina Gubanova, Joseph Kaiser, Ferruccio Furlanetto, Wiener Philharmoniker, Daniel Barenboim)
Concierto orquestal 1957 – Mozart: Sinfoníasnº 35 y nº 41; Concierto para piano nº 21 (Geza Anda, Berliner Philharmoniker, Herbert von Karajan)
Mozart-Matinée 1960 – Mozart: Sinfonías nº 26 y 30; Divertimento KV 136; Arias de concierto KV 294; Arie 'Aer tranquillo' de Il Re pastore KV 208 (Rita Streich, Camerata Accademica Salzburg, Bernhard Paumgartner)
Maria Stader canta Arias de Mozart1961 – Mozart: Arias de concierto KV 217, 383, 418, 582; Arias de Il Re pastore KV 208 e Idomeneo KV 366 (Maria Stader, Camerata Accademica Salzburg, Bernhard Paumgartner
Concierto orquestal 1966 – Mozart: Sinfonías nº 40 y nº 41 (Wiener Philharmoniker, Karl Böhm)
Concierto orquestal 1967 – Schubert: Sinfonía nº 3; Strauss: Vida de héroe op. 40 (Wiener Philharmoniker, Zubin Mehta).
Concierto orquestal 1968 – Schubert: Sinfonía nº 7 “Inacabada“; J. Strauss II: Obertura de El Barón Gitano; Vals del Emperador; Annen-Polka; Perpetuum mobile; El bello; Josef Strauss: Vals; J. Strauss Vals del Delirio: Radetzky- Marcha Radetzky (Wiener Philharmoniker, Herbert von Karajan)
Concierto orquestal 1972 – Bartok: Concierto para piano nº 3; Schumann: Sinfonía nº 4 op. 120 (Geza Anda, Staatskapelle Dresden, Herbert von Karajan)
Concierto orquestal 1975 – Mahler: Sinfonía nº 8(Margaret Price, Judith Blegen, Agnes Baltsa, Kenneth Riegel, Hermann Prey, Jose van Dam, Wiener Philharmoniker, Leonard Bernstein)
Concierto orquestal 1987 – Wagner: Obertura de Tannhäuser; Idilio de Sigfrido; Preludio y Muerte de Amor de Tristan e Isolda(Jessye Norman, Wiener Philharmoniker, Herbert von Karajan)
Concierto orquestal 1988 – Chaicovski: Concierto para violín op. 35 (Anne-Sophie Mutter, Wiener Philharmoniker, Herbert von Karajan)
Concierto religioso 1991 – Beethoven: Missa solemnis op. 123 (Cheryl Studer, Jessye Norman, Placido Domingo, Kurt Moll, Eric Ericson Chamber Choir, Wiener Philharmoniker, James Levine)
Concierto orquestal 1992 - Berlioz: Sinfonía Fantástica op. 14; Liszt: Los Preludios (Chicago Symphony Orchestra, Georg Solti)
Concierto orquestal 1994 – Chaicovski: Sinfonía nº 6 “Patética“; Obertura La Tempestad op. 76 (Berliner Philharmoniker, Claudio Abbado)
Concierto Inaugural 2011 – Mahler: Das klagende Lied; Berg: Lulu-Suite (Anna Prohaska, Dorothea Röschmann, Anna Larsson, Johan Botha, Wiener Philharmoniker, Pierre Boulez)
Concierto orquestal 2016 – Bruckner: Sinfonía nº 2; Strauss: Suite de El Burgués Gentilhombre op. 60 (Wiener Philharmoniker, Riccardo Muti)
Alfred Brendel – Recitales grabados en vivo en Salzburg 1981-2007 – Haydn: Andante favori con variazioni f-moll H. 17 nº 6; Sonatas Nr. 20 & 50; Beethoven: Sonata nº 31; Mozart: Sonata nº 14; Schubert: Sonatas D. 784 y D. 840; Impromptu D. 935 Nr. 1; Wagner / Liszt: Muerte de Amor de Tristan e Isolda (Alfred Brendel, piano)
Grigory Sokolov – Recital de Salzburgo 2008 - Mozart: Sonatas nº 2 y nº 12; Chopin: Preludios nº 1-24; Mazurkas nº 40 y nº 41; Rameau: Les Sauvages; Scriabin: Poemes op. 69 nº 1 y nº 2; Bach: Ich ruf zu dir, Herr Jesu Christ BWV 639 (Grigory Sokolov, piano)
Martha Argerich & Nelson Freire – Recital grabado en vivo, Salzburgo 2009 - Brahms: Haydn-Variationen op. 56b para 2 pianos; Rachmaninov: Danzas Sinfónicas op. 45 para 2 pianos; Ravel: La Valse para 2 pianos; Schubert: Grand Rondeau A-Dur D. 951 para 2 pianos (Martha Argerich y Nelson Freire, pianos)
Jedermann (Hugo von Hoffmannsthal) 1959 – Narrador: Will Quadflieg, Karl Blühm, Erich Auer, Wolfgang Hebenstreith; Musik: Einar Nilson & Joseph Messner; Salzburger Rundfunkchor, Mozarteum Kammerchor, Mozarteum Orchester
Bernhard Paumgartner – Un autorretrato, con fragmentos musicales. En alemán.
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