Opinión

Una modesta proposición

III. Otra vez Schedrin

Maruxa Baliñas
martes, 12 de enero de 2021
Rodion Schedrin © by Fundación Maya Plisetskaya-Rodión Shchedrin Rodion Schedrin © by Fundación Maya Plisetskaya-Rodión Shchedrin
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Comencé esta serie con una ópera de Schedrin y la continúo con un concierto dedicado a su música. No piensen que he cogida una obsesión con Rodion Schedrin (Moscú, 1932), se trata simplemente de que, tras escuchar Las almas muertay otra de sus óperas, No solo amor (1961, rev. 1971), que no me atrevo a recomendar por el problema del idioma, me fijé en otra grabación suya también en el canal de youtube del Teatro Mariinski. Se trata de un concierto de la Orquesta del Mariinski dirigida por Valery Gergiev y con tres interesantes pianistas como solistas: Denis Matsuev, Alexei Volodin (Concierto nº 1) y Sergei Redkin (Ofrenda romántica y Concierto nº 4), además del chelista Alexander Ramm, quuien participa en Ofrenda romántica, un doble concierto para violonchelo, piano y orquesta que Schedrin escribió en 2010 y es la obra más reciente del programa. 

Las otras tres obras son tres de los seis conciertos para piano que escribió Schedrin. El primero de los que suenan es precisamente el primero que compuso, el Concierto para piano nº 1 en re mayor (1954, reorquestado en 1974), en la interpretación de Alexei Volodin, quien saca mucho partido de la obra, que Schedrin escribió para tocar él mismo (fue el solista de los estrenos de 1954 -con la Orquesta del Conservatorio de Moscú y Rozhdestvensky- y de 1974, con la Orquesta Sinfónica de la URSS y Yevgeny Svetlanov dirigiendo). Sin profundizar mucho, este Concierto nº 1 tiene un segundo movimiento muy atractivo en su mezcla insolente de Prokofiev y Jatchaturian, mientras el tercero, el lento, es bastante más convencional y se mueve en esa especie de romanticismo peliculero que tanto gustaba en la década de 1950. El primer movimiento es también convencional, pero en una convención mucho más atractiva -sobre todo para los pianistas-, la del concierto heroico en la línea de Chaicovsqui. El final recuerda un poco al segundo movimiento en su desparpajo, aunque aquí se escucha algo más de Shostakovich y nuevamente de música cinematográfica norteamericana. Aunque con esta descripción, el Concierto para piano nº 1 pueda parecer un puzzle de influencias, el conjunto está bien cohesionado: Schedrin es un joven compositor rodeado de grandes compositores (Prokofiev acaba de morir, Shostakovich y Jatchaturián son dos grandes colosos) y sabe seleccionar lo que le interesa musicalmente hablando. 

Tras el Concierto nº 1, se presenta Ofrenda romántica, un doble concierto para violonchelo, piano y orquesta que Schedrin escribió en 2010 y fue estrenado en Lucerna el 9 de febrero de 2011 en un concierto de la Luzerner Sinfonieorchester dirigida por Neeme Järvi y con Martha Argerich y Mischa Maisky como solistas. En este concierto los intérpretes son menos satisfactorios, el pianista Sergei Redkin (Krasnoyarsk, 1991) y el chelista Alexander Ramm (Vladivostok, 1988), quienes cumplen bien, pero no consiguen el atractivo que alcanza Volodin en el Concierto anterior, a pesar de tratarse de una obra mejor escrita. Es posible que esta interpretación sea el estreno en Rusia de la obra, porque tras finalizar el propio Rodion Schedrin sube al escenario para recibir los aplausos del público, cosa que no se había hecho en la pieza anterior (a partir del minuto 53.17, donde se monta muy inteligentemente el contraste entre el abarrotado patio de butacas y el escenario, donde Redkin y luego Ramm descubren que está Schedrin entre el público y este sale a saludar, por cierto con tropezón incluido, rápidamente resuelto por Gergiev, del que a menudo sospecho que a pesar de su aspecto hosco "es un pedazo de pan")  

Personalmente esta Ofrenda romántica me parece el menos interesante de los cuatro conciertos de Schedrin aquí recogidos, si el Concierto nº 1 respiraba frescura, aquí Schedrin parece estar menos contento con su lenguaje: incorpora muchos elementos de actualidad, pero son quizá los momentos en que vuelve al pasado -el comienzo del movimiento lento, por ejemplo- los mejores. Supongo que no es fácil componer para el público de Lucerna -un público variado en edad y procedencia cultural, y acostumbrado a oír lo mejor- a los 78 años. 

La tercera obra del programa es el Concierto para piano nº 4 'Teclas negras' (1991), que se estrenó el 11 de junio de 1992 en Washington con la Orquesta Sinfónica de Washington dirigida por Mstislav Rostropovich y con Nikolay Petrov (Moscú, 1943-2011) como solista de piano. Este Concierto nº 4 estuvo nuevamente a cargo de Redkin, quien aquí me convenció más como pianista: tiene musicalidad, sonido bonito y por supuesto una gran técnica, que no es algo que Schedrin demande en demasía pero que le permite a Redkin una gran ligereza a la hora de tocar. La obra, con un carácter poco brillante, tiene en su primer movimiento un claro guiño al minimalismo norteamericano, lo cual muestra nuevamente la capacidad de adaptación de Schedrin a la música de cada momento, y finaliza con un gran lirismo, ese que demuestra que los compositores rusos son descendientes de Chaicovsqui y no les da vergüenza. El segundo movimiento tiene un comienzo muy atractivo con una melodía muy sencilla a la que se le van añadiendo contrapuntos rítmicos pero sobre todo tímbricos, creando un juego de sonidos encantador, y termina nuevamente con una vuelta más que a la melodía, a la sonoridad del comienzo del movimiento aunque con unos acordes finales virtuosísticos que rompen esta sencillez. 

El largo concierto -pasa de las dos horas- finalizó con el Concierto para piano nº 2 (1966) con Denis Matsuev como solista. Al igual que los Conciertos 1 y 3, también este fue escrito por Schedrin para tocarlo él mismo y lo estrenó el 5 de enero de 1967 acompañado por la Gran Orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión de la URSS y Gennady Rozhdestvensky dirigiendo. Está dedicado a su esposa desde 1958, la gran bailarina Maya Plisetskaya, lo que le da un carácter romántico y melódico aún más acusado, muy chaicovsquiano, independientemente de que el lenguaje sea más moderno. 

Aunque Sokolov sigue siendo mi ídolo, el segundo puesto entre mis pianistas favoritos va variando mucho, a menudo según lo último que oí, pero Denis Matsuev (Irkutsk, 1975) es siempre un candidato al puesto porque me ha dado momentos excepcionales. Es un pianista muy sólido, y aprovecha las ocasiones de virtuosismo que ofrece este Concierto nº 2 para mostrar su técnica, especialmente su flexibilidad dinámica que proviene de un férreo control de pedal y pulsación y que le permite tanto los fortissimi del primer movimiento como el ensimismamiento en pianissimo del segundo, y la brillantez del movimiento final del concierto, plagado de contrarritmos jazzísticos bastante agresivos. Por cierto, Matsuev se gana los aplausos con ese acorde final dado mientras ya se levanta del piano. 

Pasando ya a las circunstancias de este concierto, estamos nuevamente ante una de esas celebraciones a las que tan aficionados son los rusos. En esta ocasión se trata de un concierto celebrado en el Mariinski 3, la Sala de Conciertos del Teatro Mariinski, para conmemorar el 85 cumpleaños de Rodion Schedrin. Dirige Gergiev, suenan los mejores componentes de la Orquesta del Mariinski (una macro-orquesta que puede atender simultáneamente a las tres salas del Mariinski y aún sobran músicos) y se eligen a tres figuras importantes como solistas, combinando pianistas de diferente edad (en este caso entre los 29 y los 45 años) y estilo personal. 

La grabación fue subida al canal de youtube del Teatro Mariinski el pasado 17 de diciembre de 2020, al día siguiente del 88 cumpleaños de Schedrin y explícitamente para homenajearle, cosa que se muestra palpablemente en los largos aplausos que le dedica el público cuando sale a saludar tras cada una de las obras del programa. 

Como en el caso del anterior concierto del Mariinski que comenté, está grabado para Mariinski Televisión, por lo que la filmación no es estática sino cinematográfica. Podrán ustedes además disfrutar de la espléndida sonoridad -que se está convirtiendo en mítica- de otra de las salas del Teatro Mariinski, el cual en estos momentos tiene tres edificios: el Mariinski 1, el teatro histórico, el Mariinski 2, inaugurado en 2013, y esta sala de conciertos, el Mariinski 3, que según cuentan nació de un enfado de Gergiev cuando se le negó la sala de la Filarmónica de San Petersburgo. 

Antes de terminar con este comentario, me queda una duda que espero que algún lector con mejor vista que yo pueda resolver: ¿se ha comido Gergiev la batuta? Ya en otros conciertos suyos en directo me surgió esta duda. Desde hace unos años Gergiev dirige con algo extrañamente parecido a un mondadientes en su mano derecha, pero en la pieza final del concierto -como en ocasiones anteriores- esta extraña batuta ha desaparecido y no sé si está en su bolsillo o realmente se la come. 

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