Barcelona, domingo, 24 de enero de 2021.
Gran Teatre del Liceu. Concierto de los ganadores del Concurso Viñas. Orquesta sinfónica del Liceu. Dirección: Álvaro Albiach.
0,0006898
Y me vuelvo a repetir: “El director de la orquesta del Teatro fue esta vez también alguien nuevo. No hay mucho más tiempo en la preparación que para una buena lectura…”, pero si una zarzuela sonaba exactamente igual que un aria de Rossini hubo dos interpretaciones muy correctas: La de la ‘Habanera’ de Carmen y la primera parte del aria ‘Dies Bildnis ist bezaubernd schön’ de La flauta mágica.
Casi no hubo novedades ni en repertorio ni en resultados. Comenzó el barítono César Méndez Silvagnoli con el aria ‘Mi aldea’ de Los Gavilanes de Guerrero. Material importante, ligeramente engolado, y mucha presión en los agudos sobre todo si caían sobre la ‘a’.
Siguió el bajo Andrea Pellegrini y demostró su calidad en el aria de ‘La calunnia’ de El barbero de Sevilla, una de las pocas cosas que recordar de esta edición y concierto.
Deniz Uzun (mezzo) hizo una buena ‘Habanera’ aunque no siempre sabía qué hacer con sus brazos.
Katieho Mokhoabane (tenor) se rehabilitó parcialmente con el aria de Tamino de sus errores en la de Fernado de La favorita en la final.
Inna Demenkova, soprano, sexto premio y premio música rusa, interpretó el Vals de Musetta y ‘Mi tradì’ de Don Giovanni. Habría debido cantar en ruso, donde su emisión abierta del agudo no es tan evidente. Mejor en Puccini que en Mozart; el registro central que se le requiere aquí a Elvira estuvo ausente y se oyó poco. Es muy desenvuelta.
El quinto premio, el tenor Chuan Wang, cantó bien con un timbre poco atractivo la entrada de Lindoro de L’Italiana in Algeri (los anunciadores cambian, pero los errores de pronunciación quedan) y el aria de los nueve dos de La fille du régiment.
Se entregaron luego los premios, de modo mucho más rápido (por fortuna) que otras veces, y esperemos que la costumbre se mantenga. Debería haber modo de que los galardonados no salieran con sus diplomas como si estuvieran posando para una foto de prontuario policial.
Tras la pausa concluyó el concierto con los cuatro primeros premios. El cuarto (y para mí el mejor) fue el barítono ruso Vasiliy Sokolov, que repitió su muy buen Conde de Las bodas de Fígaro (el trino esta vez fue apenas marcado) y presentó un excelente Oneguin de la ópera de Chaicovski (debería haber invertido el orden; el final de este fragmento para el final de una actuación es anticlimático).
Tercero fue el barítono Germán Enrique Alcántara, también premio del público, en un veredicto que no entiendo. Lo que hizo en la final con el ‘Io morrò’ del Don Carlo, más que algo estrafalario y de dudosísimo gusto, supuso desde mi punto de vista un error a la elegancia y estilo del barítono en la ópera de Verdi. O alguien le aconsejó bien o él mismo viendo la repercusión negativa en los medios sociales se abstuvo esta vez de histrionismos y puso en evidencia sus buenas cualidades en ‘Vision fugitive’ de Hérodiade de Massenet y en una versión más recogida e interesante del ‘Eri tu’ de Un ballo in maschera, superior a su participación en la semifinal. Claro que entre orquesta en vez de piano y un canto menos desaforado el volumen pareció menor.
La segunda fue la exquisita mezzo Olga Syniakova, que exhibió su aristocracia de gesto y canto en una versión ejemplar del ‘Aria de las cartas’ de Werther, como ya lo había hecho en la semifinal. Repitió, de la final, ‘Mon coeur s’ouvre à ta voix’ de Sansón y Dalila con el mismo acierto y las mismas limitaciones que entonces: difícilmente, por personalidad y tipo de canto, podrá ser una Dalila adecuadamente sensual.
Desde luego resultó mucho mejor que el primer premio, la mezzo Carmen Artaza, a la que yo ni había tomado en consideración: una voz deslavazada, más bien de soprano corta, poco interesante como fraseo y técnica, con un ‘aria de las lágrimas’ de Werther privada de efecto y resonancia y un correcto ‘Parto parto’ de La clemenza di Tito, que había cantado con menos fuego aún en las pruebas anteriores. Alguien cerca de mí dijo que estábamos en presencia de la nueva Berganza. Como por edad esta persona no puede haber visto a la gran Teresa calculo que escuchó mal sus grabaciones y vio mal sus videos. Ojalá me equivoque.
Comentarios