España - Cataluña
Una obra maestra problemática
Jorge Binaghi

… Y volvieron… en la misma producción vista ya hace en unos años, en colaboración con San Francisco y Lyon. Nunca se podrá encontrar una solución satisfactoria para música rechazada, admitida, faltante, encontrada.
Yo estoy acostumbrado a la versión con la que la ópera se impuso a todo el mundo. Admito que hay material bien interesante que se pierde, pero al precio de hacer del acto de Venecia una work in progress y de Giulietta (sobre todo si se la priva de su aria aunque no sea maravillosa) más una actriz que una cantante (y sin los recitativos las cosas se agravan). Por otro lado nadie me convencerá nunca de que cambiar ‘Scintille diamant’ y el gran septimino (contando al coro) sea dramáticamente más convincente. Es, sí, más fácil para un bajo al que le quedan sólo por negociar algunos agudos del acto de Antonia, con lo que cambiamos la tipología vocal de los personajes diabólicos.
No tengo motivos para cambiar mi apreciación del espectáculo preparado por Pelly, entre los menos logrados suyos. Decía entonces:
A muchos no acabó de convencer el espectáculo. Es verdad que hubo poca ‘espuma’ (no sólo en la orquesta) y de eso, y de las luces frías y los ambientes siniestros o de luz fría no se beneficiaron las escenas estudiantiles ni el acto de Venecia, ni siquiera el cuadro de la presentación de la muñeca (donde el error estuvo también en mostrar al coro como estudiantes o expertos de la ‘física’ y no como burgueses curiosos), pero ciertamente se trata de la atmósfera de los cuentos de Hoffmann, si no de la de los de Offenbach y Barbier y Carré. Originales los decorados y vestuario en consonancia aunque el de Antonia sea demasiado sombrío(…), donde la protagonista viste como una rígida protestante –incluso en su peinado- que trata de salir de ese corsé aunque sea perdiendo la vida en aras de la música y de la ‘chanson d’amour’.
Con los tiempos que corren hay que estar preparados a toda suerte de cambios, así que
Por problemas de agenda vi primero el segundo reparto (básicamente los dos protagonistas masculinos). Curiosamente Antonia fue cantada siempre por (no muy bien que digamos y con una voz metálica y poco adecuada, sin el trino final correspondiente, con un vibrato acentado aparte de algunos agudos seguros y varios piani notables en los dúos con Hoffmann y en el trío).
Olympia casi siempre por
Una pena que se suprimieran los couplets de Franz del acto de Antonia (aunque esta vez
Osborn es un talento especial, ideal para la parte (Frizza no le hizo gracia de sonoridades muy fuertes), pero se lució como actor y cantante de modo notable volviendo a su nivel en Cellini y haciendo olvidar su pequeño traspié en Pescadores de perlas. Dominó la partitura de arriba abajo como si de un juego se tratara y superó su imponente prestación de la salle Pleyel de París con
Mucho público y mucha satisfacción. Esperemos que se pueda proseguir…
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