El tiempo es implacable y no pocas veces ingrato. Es frecuente escuchar entre algunos aficionados a la lírica que les gusta el Barroco, Mozart y el siglo XX (de Puccini en adelante, para que no entendamos). A lo sumo incluyen Verdi. Y desprecian el bel canto romántico como si fuera un cajón de sastre rancio para frikies de la coloratura. No les falta un punto de razón, porque también hay amantes de la ópera para los que, si no hay gorgorito, no hay interés.
Sin embargo Rossini, Bellini y Donizetti no son lo mismo. Y aunque los dos primeros fueran conservadores en lo político y en lo social, Rossini barrió el panorama operístico italiano como un huracán en la segunda década del siglo XIX y experimentó como le dio la gana con las óperas napolitanas. Bellini y Donizetti eran prácticamente coetáneos, pero solo el primero ha recibido la…
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