Estudios sociales

La cultura en España 2020. Luces y sombras de un estudio diacrónico

José Luis Méndez Romeu
martes, 16 de febrero de 2021
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La nueva edición del Informe del Observatorio de la Cultura dependiente de la Fundación Contemporánea, a su vez vinculada a la empresa de gestión cultural La Fábrica, tiene una estructura semejante a la de años anteriores, lo que facilita el estudio diacrónico de las valoraciones. La edición de este año incluye además sendos epígrafes sobre la incidencia de la pandemia en el sector y sobre la digitalización, de gran interés.

El estudio se hace a través de una encuesta dirigida a un millar de gestores culturales, tanto en las Administraciones como en el sector privado, que incluyen las distintas artes y manifestaciones, como la gestión de equipamientos, de festivales o la crítica. No se dan a conocer los nombres, lugares de residencia o perfiles profesionales de quienes han contestado, lo cual introduce dudas sobre el posible sesgo de la muestra, tanto territorial como sectorial. Sólo se afirma que han respondido 472 personas, cada una de las cuales ha identificado diez actividades culturales relevantes. Es evidente que bajo ese criterio de selección, el perfil de los encuestados en cada territorio o la sobrerrepresentación de algunos sectores, pueden sesgar decisivamente la clasificación. Nos ceñiremos al ámbito temático de Mundoclasico.com en esta ocasión.

Entre las cien iniciativas más relevantes del Estado, dos se refieren a la ópera, con el Teatro Real en cuarta posición y el Gran Teatre del Liceu en la vigésimo octava, la misma que el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Entre los recintos musicales figuran la Fundación Juan March, en decimoctava posición, si bien incluye toda la actividad, también plástica de sus sedes de Madrid, Cuenca y Palma. El Palau de las Arts valenciano, figura en el puesto 45, el Teatro de la Zarzuela en el 51, el Auditorio Nacional en el 74, acompañado del Centro Nacional para la Difusión Musical, la misma posición que el Festival Jazzaldia de San Sebastián. Es decir entre el centenar y medio de entidades reseñadas como destacadas en la actividad estatal, figuran cuatro teatros de ópera y zarzuela, un auditorio sinfónico y tres festivales o circuitos. Ocho entidades y ninguna Orquesta Sinfónica española, a pesar de representar uno de los mayores presupuestos globales sectoriales, programar centenares de conciertos y representar, en muchos casos, estructuras de dinamización musical y cultural muy importantes.

Si analizamos el detalle de las cifras expuestas, surgen dudas razonables. Por ejemplo el Gran Teatre del Liceu es mencionado por el 3´7% de los encuestados, 18 personas y el Auditorio Nacional por el 0´9%, cuatro personas. No queremos descalificar la encuesta pero no parece que entre los panelistas figuren muchas personas vinculadas a la ópera, la música clásica, contemporánea, el jazz o la danza. Si descendemos al detalle autonómico observamos una importante presencia de festivales de todo tipo pero sólo aparecen mencionadas las Orquestas Sinfónicas de Baleares, Extremadura, Navarra y la Real Philarmonia de Galicia. Las otras dos decenas de orquestas existentes son invisibles para los encuestados. También se citan las temporadas de ópera de Oviedo, Bilbao y Canarias, los Festivales de Canarias, Santander, Cuenca, Toledo, Logroño, Estella, San Sebastián así como los de jazz de Zaragoza, Canarias, Badajoz, Logroño y Vitoria, además de los auditorios de Tenerife, Palau de la Música de Barcelona y el Festival de Danza de Valencia.

Por el contrario aparecen tanto en la clasificación estatal como en las autonómicas, un elevado número de festivales de todo tipo. Estaríamos pues ante una clasificación que atiende sobre todo a criterios de espectáculo, sobrerrepresentando exposiciones temporales o acontecimientos singulares frente a las instituciones que desarrollan un trabajo permanente de creación o difusión, orquestas, compañías de teatro y danza, centros culturales, etc.

No es una encuesta inútil, pues la escasez de estudios de ese tipo así como las carencias de las encuestas del Ministerio de Cultura, otorgan importancia a estudios cuya metodología pueda ser cuestionada, como en este caso. Una mayor atención a los aspectos señalados podría mejorar sustancialmente el valor indicativo de la encuesta. En todo caso, vale la pena leerla.


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