Recensiones bibliográficas

La Catedral de Estrasburgo

4. Las técnicas artesanales tradicionales

Juan Carlos Tellechea
lunes, 29 de marzo de 2021
Erbauer einer Kathedrale © 2020 by  NA Nünnerich-Asmus Erbauer einer Kathedrale © 2020 by NA Nünnerich-Asmus
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Aunque el Museo del obrador de Nuestra Señora de Estrasburgo (Musée de l’Œuvre Notre-Dame) desde 1931 ya no es gestionado por el municipio de la ciudad, alberga todavía un gran número de objetos de la colección de la fábrica de la catedral.

Así, desde finales de 2015, se almacenan allí 40 dibujos arquitectónicos medievales de los siglos XIII al XVI. La colección de planos del obrador de la Catedral de Estrasburgo es la tercera más grande de Europa, después de la de la Academia de Bellas Artes de Viena y la de la ciudad de Ulm, con su Iglesia Mayor.

La mayoría de estos bocetos arquitectónicos dibujados en pergamino se refieren a la Catedral de Estrasburgo, pero algunos también a las catedrales de San Esteban de Viena o de Notre Dame de París.

Plano de la fachada gótica

El más antiguo, el llamado Boceto A (Riss A), se realizó alrededor de 1250 y es un diseño inacabado para la fachada gótica de la catedral, explica la historiadora del arte Sabine

Portada central de la Catedral de Estrasburgo. © by Paroisse de la Cathédrale de Strasbourg / Diatem.Portada central de la Catedral de Estrasburgo. © by Paroisse de la Cathédrale de Strasbourg / Diatem.

Bengel, encargada del fondo documental de la obra y coautora del magnífico libro Erbauer einer Kathedrale (Constructores de una catedral), publicado por la editorial Nünnerich-Asmus, de Oppenheim.*

Como los valiosos originales son extremadamente sensibles a la luz, solo pueden ser admirados por el público durante tres horas a la semana. En una segunda sala, abierta permanentemente, se exponen de forma didáctica copias de los planos arquitectónicos y otros objetos relacionados con la historia de la catedral y su fábrica.

Los registros

Además de los planos arquitectónicos góticos, la obra conserva casi 7.000 planos modernos de la catedral. Ninguna otra institución o ciudad que tenga que conservar una catedral tiene a su disposición una colección comparable en número y calidad. También posee cuadernos de bocetos, grabados, informes de restauración y, a partir de finales del siglo XIX. también los registros continuos de los talleres. En éstos quedan asentados todos los trabajos de restauración, sus costes y el número de artesanos que intervienen.

Los Archivos de la Ciudad de Estrasburgo contienen 45 metros lineales de documentos relacionados con la obra, desde la Edad Media hasta finales del siglo XIX, incluyendo libros de cuentas y títulos de propiedad. Y por último, la biblioteca de la obra comprende unas 7.000 monografías, revistas y publicaciones científicas sobre la catedral, sobre otros edificios sacrales, sobre la historia de Estrasburgo y sobre cuestiones de restauración y conservación.

El fondo documental

Nuestro fondo documental sobre la catedral es muy rico, tanto por el número como por la antigüedad de los documentos, por lo que es fácilmente utilizable por historiadores, investigadores y periodistas, señala Sabine Bengel. Pero también es muy valioso para nosotros mismos a la hora de elaborar nuestros proyectos y planes. También lo vemos como una herramienta para nuestros canteros y escultores, que pueden basar su trabajo en los textos y objetos que contiene.

De hecho, el obrador de la Catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo también posee una colección de 5.000 moldes de yeso de las esculturas y la decoración arquitectónica de la iglesia, en su mayoría de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Además, hay un almacén de 2.000 piedras originales de la catedral y unos 100 cristales, la mayoría de ellos de la antigua iglesia de los dominicos, convertida en biblioteca municipal, que fue destruida en la guerra franco-prusiana de 1870. 

Y por último", subraya Sabine Bengel, la obra conserva más de 15.000 imágenes y fotos de la catedral, incluyendo 7.000 placas de vidrio y grabados del siglo XIX, gracias a los cuales podemos seguir el progreso de las restauraciones.

El obrador preserva técnicas artesanales tradicionales

Así pues, el fondo documental de la fábrica de la catedral no sólo es útil para la investigación, sino también para una veintena de artesanos empleados permanentemente. 

No se puede trabajar aquí sin conocer la historia de la catedral. Cuando hay que sustituir una piedra original, es necesario analizar el contexto estilístico y la fase de construcción en cuestión, así como las técnicas de diseño, los métodos de trabajo y las herramientas de cantería de la época

dice Clément Kelhetter, quien laboró como cantero en el obrador desde 1963 a 1999 y luego dirigió la oficina de diseño técnico de la misma hasta 2008.

Con este espíritu, los escultores también utilizan las piezas existentes en la colección de moldes que emplean como modelos plásticos para sus copias de adornos y estatuas, y que, por cierto, amplían constantemente. 

Somos artesanos prácticos, no creadores ni constructores. No estamos allí para inventar algo, sino para servir a la catedral de forma fiable

subraya Vincent Cousquer; él y sus colegas nunca firman las piezas que ejecutan.

No desvirtuar su arquitectura

Si de repente damos rienda suelta a nuestra imaginación y distorsionamos la esencia del edificio, ¿qué estamos dejando a las generaciones futuras?, se pregunta Albert Martz, escultor principal de la obra. "La gente viene a visitar una catedral medieval, así que no se puede ni se debe restaurar de otra manera que no sea por referencia a su contexto medieval. Tenemos que someternos a esta exigencia, y más aún porque nuestros predecesores ya se han permitido intervenciones que perturban la impresión arquitectónica general.

Otro tanto opina Benjamin Gossard, uno de los albañiles del obrador. 

En el pasado, no se dudaba en sustituir un sillar entero cuando hubiera bastado con sustituir una parte. Hoy en día, retiramos la menor cantidad posible de piedra arenisca y conservamos la máxima cantidad de sillar original, ya sea de la Edad Media o de restauraciones.

Principios y técnicas de trabajo

La búsqueda de la exactitud histórica es el principio rector de todas las tareas de restrauración del obrador. Comienza con la selección de la piedra arenisca. 

Hoy en día, al igual que en la Edad Media, nos guiamos únicamente por la experiencia, que sólo se adquiere con el tiempo y se aprende de los mayores, explica Christian Jung, responsable de la compra de ese material de construcción.Por supuesto, también hacemos análisis científicos. pero para encontrar la mejor piedra, hay que ir a las canteras, como se solía hacer. Si lo haces con suficiente frecuencia, acabas conociendo la geología de cada yacimiento

La fábrica ya no dispone más de canteras propias, como antaño. En la actualidad, obtiene su piedra arenisca de canteras cercanas a Petersbach, Adamswiller y Langensultzbach en Alsacia, de la de Niederviller en Lorena, de Bitburg en el Eifel y de Würzburgo en Franconia. 

Nos dirigimos a uno u otro dependiendo del color de la piedra arenisca requerida. Compramos el amarillo en Bitburg, por ejemplo, y la arenisca rojo-rosa de Niederviller, indica Christian Jung. En la década de 1980, la directriz era la de utilizar únicamente la arenisca de los Vosgos de grano grueso que suele ser de color rosa. Entretanto, prestamos mucha más atención al color y la veta originales para acercarnos lo más posible a la piedra original.

Esto también significa que el taller tiene que mantener una amplia gama de piedras en stock en todo momento. Decenas de bloques, más de cien metros cúbicos en total, se almacenan cuidadosamente en el barrio de Meinau, en Estrasburgo: 

Como guardianes de una filosofía que se ha transmitido de una generación de canteros a la siguiente, también nos aseguramos de que la piedra arenisca permanezca en su sitio durante al menos un año, y la vigilamos de cerca durante ese tiempo, señala Christian Jung. Al fin y al cabo, la arenisca lo absorbe todo, agua, contaminantes, gases de escape. Es nuestro deber anticipar sus reacciones antes de cortarla, vestirla y pasarla al cantero o al escultor.

La Rue des Cordiers

Sophus Williams, fotografía de la fachada de la Catedral de Estrasburgo, Berlín: 1880. © Dominio público / Wikipedia.Sophus Williams, fotografía de la fachada de la Catedral de Estrasburgo, Berlín: 1880. © Dominio público / Wikipedia.

Los canteros y escultores reciben los bloques en el taller de la Seilergasse (Rue des Cordiers), cerca de la catedral, y continúan el trabajo con el mismo respeto por las tradiciones artesanales de antaño. En primer lugar, comprueban que el bloque de seis lados, cortado en forma y tamaño, está correctamente "en rodamiento", es decir, según los estratos geológicos.

A continuación, se abren los ejes de construcción y se colocan en ellos las plantillas, con las que se transfiere la elevación. Para ello, los canteros utilizan una regla, compases y ángulos, los escultores el compás de agarre y el punteador, con cuyos brazos orientables se puede tomar el original en tres dimensiones y transferirlo al bloque. Una vez establecidos los puntos de referencia esenciales, comienza el trabajo. Mientras se comprueban constantemente las especificaciones geométricas exactas del original, se realiza una aproximación cada vez más precisa al volumen deseado.

 Herramientas de la antigüedad

Para acercarse lo más posible al original, todos los artesanos trabajan con las técnicas y herramientas de cantería de la época en la que se construyeron las catedrales góticas. Se prescinde por completo del uso de martillos neumáticos, como es habitual en el común de los talleres de cantería hoy en día. La gradina, el trinchante o Krönel, el cepillo de cantería, el cincel para el acabado son sus herramientas diarias.

Los artesanos conocen todos los detalles de la evolución de las herramientas desde la Edad Media hasta el siglo XIX.  Si se observa el acabado de la superficie de la catedral, se ve, por ejemplo, que el trinchante estaba muy en boga en los siglos XII y XIII, mientras que los canteros mapeaban los diferentes tipos de arenisca a través de la oficina de planificación técnica.

Desgaste y mantenimiento

En el siglo XIX se utilizaban bujardas, con las que se puede trabajar la superficie de la piedra arenisca mucho más rápido, 

porque combinan varios punteros, explica Clément Kelhetter. También se nota en las marcas que los canteros medievales trabajaban de forma mucho más espontánea porque tenían que mantener el ritmo necesario para el progreso de la construcción de la catedral

En sus 45 años de trabajo en el obrador, Clément Kelhetter ha analizado detenidamente las marcas de las herramientas en la catedral. 

Durante más de 20 años, me intrigaron las marcas que parecían proceder de una herramienta diferente a las que utilizábamos", dice Kelhetter. Una mañana, a finales del decenio de 1990, me di cuenta de repente que procedían de una azuela, una herramienta de corte para rocas blandas.

El hecho de que se utilizara en la catedral era completamente desconocido hasta entonces, pero a partir de ese momento hemos podido comprobar su existencia a través de grabados medievales. Estuvo en uso desde el periodo románico hasta la Gran Peste, del siglo XII al XIV. 

Debió de llegar a Estrasburgo con canteros que habían trabajado antes en Île-de-France, donde se utiliza piedra caliza blanda.

Trabajar con precaución y cuidado

Super Flumina Babylonis, página 151 del Cantoral de Estrasburgo (1541). © Dominio Público / Wikipedia.Super Flumina Babylonis, página 151 del Cantoral de Estrasburgo (1541). © Dominio Público / Wikipedia.

El descubrimiento de la azuela no es un mero detalle, sino que demuestra la importancia del contacto diario de los canteros con "su" edificio. Si sólo se contratara a empresas privadas, el uso de las azuelas y todo lo que se puede derivar de ellas probablemente habría quedado en la oscuridad. 

Por razones financieras, una empresa privada no podría garantizar un seguimiento permanente ni continuar con los métodos de trabajo medievales que conservamos, subraya Dominique Meyer, herrero y cerrajero de la planta.

La antigua fragua

Es uno de los últimos en trabajar en su fragua, situada en el barrio de Meinau (Rue de la Plaine de Bouchers), exclusivamente a mano, según la antigua costumbre. Se encarga de las cerraduras rejillas de hierro forjado y ornamentos en la catedral, hace herrajes y mantiene las herramientas del cantero. 

Los cinceles, las gradinas y demás se desgastan rápidamente, sus puntas tienen que reforzarse al menos dos veces por semana, afirma.

Y para que sean más duraderas, pero también para que sean lo más parecidas a las medievales, se forjan siempre a mano, a fuerza de martillarlas, enfriarlas rápidamente y templarlas (endurecerlas). Para una empresa privada, la rentabilidad y la celeridad en la ejecución tienen prioridad, continúa el director técnico Eric Salmon.

El obrador dispone de la tecnología más avanzada, pero también domina los métodos de trabajo tradicionales. 

Trabajamos en un contexto particular que nos da tiempo para pensar, observar y estudiar documentos, y eso ya es la mitad del camino hacia el éxito. Pero para ello, también tenemos que ofrecer un resultado óptimo, agrega. Nuestro trabajo debe estar siempre perfectamente ejecutado. Hacer una obra dos veces es inimaginable.

Horas y más horas de trabajo

Por lo tanto, se hace todo lo posible para evitar problemas. Por ejemplo, las tareas se asignan en función de los "puntos fuertes" de los canteros o escultores. Y una vez que un artesano ha abordado una pieza, sólo él puede terminarla, para eliminar cualquier error de ejecución. 

En cuanto al resto. Siempre tenemos en cuenta el calendario de restauración y abordamos nuestras piezas con una media de dos años de antelación, añade Pierre Beaugey, jefe de canteros.Hay que tener en cuenta que se necesitan unas pocas horas para mover un componente, pero cientos para construirlo. Un cantero trabaja 400 horas en un elemento de parapeto de 1,40 m de ancho, y más de 1.000 horas en una marquesina. Uno no puede permitirse el lujo de cometer un error

Por ello, el cuidado es también la máxima prioridad a la hora de mover las piezas en la catedral. Cada uno conoce su trabajo, cada maniobra con pinzas y poleas está regulada al milímetro. Con cargas que a veces superan la tonelada, cualquier imprecisión es inaceptable.

Con la precisión de un reloj suizo

La catedral es un gigantesco rompecabezas, las piezas tienen que estar elaboradas con precisión milimétrica para que encajen bien, señala Pierre Beaugey. Si están desplazadas, se siguen rejuntando con mortero de cal o se funden con plomo para que cumplan su función mecánica. En la mayoría de los casos, reforzamos la conexión con los bloques vecinos todavía por medio de grapas o tacos.El entorno arquitectónico exigente y la presencia constante de visitantes requieren suma atención. Hay que anticiparse a todas las situaciones y adaptarse permanentemente, explica Fabrice Seewald, director de la fábrica. Desde la elección de la piedra arenisca hasta el desplazamiento de la pieza, cada eslabón de la cadena es crucial. Nuestro taller funciona como un reloj suizo, resume el director técnico Eric Salmon. "Si un engranaje se atasca, todo el mecanismo se detiene".

Notas

Sabine Bengel, Marie-José Nohlen, Stéphane Potier & Clément Kelhetter, «Erbauer einer Kathedrale: 1000 Jahre Straßburger Münster», Oppenheim am Rhein: NA Nünnerich-Asmus, 2019, 288 Seiten, 404 Abbildungen. ISBN 978-3-96176-085-5

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