Discos

Piazzolla, Astor

Louise Jallu, Piazzolla 2021

Juan Carlos Tellechea
jueves, 29 de abril de 2021
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Piazzolla 2021. Louise Jallu, bandoneón. Mathias Lévy, violín y guitarra eléctrica. Marc Benham, piano y Fender Rhodes. Alexandre Perrto, contrabajo. Un CD grabado en la Cité de la musique – Philharmonie de Paris en septiembre/octubre 2020 por Erwan Boulay et Guillaume Jay. Mastering: Raphaël Jonin. Coproduction: Jallu Production. Klarthe Records & Jallu Production
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Esta es una bella historia de amor que comenzó en la niñez y que lleva ya un par de añitos, no muchos. Sus protagonistas son la joven Louise Jallu y su bandoneón. Ambos se han unido esta vez para rendir un homenaje desde el siglo XXI al gran maestro Astor Piazzolla en el centenario de su nacimiento.

Ella adora a su doble A. Él, a pesar de su madurez, se acicala, se mantiene ágil, fresco, vital y juvenil para el disfrute de su amante. Louise es dulce con su fueye, muy cariñosa, pero también llena de pasión. Hace que él ría, llore, rezongue, gima, respire jadeante o susurre en esta íntima relación que se extravía por completo en la música.

Con la riqueza de sonidos que exhalan y la variedad de armonías que dibujan ambos magistralmente hechizan a sus oyentes. Los llevan a un universo encantado del que por nada del mundo quieren salir. No están solos. Los acompañan en esta prodigiosa aventura Mathias Lévy (violín y guitarra eléctrica), Marc Benham (piano y Fender Rhodes), Alexandre Perrot (contrabajo) y como invitados especiales Gustavo Beytelmann (piano y Rhodes), así como Médéric Collignon (fliscorno). Todos maestros en su tema. Lo mismo, los encargados de captar sus sonidos en el auditorio de la Philharmonie de París. Con los micrófonos instalados en perfecto equilibrio se crea esa atmósfera casi indescriptible plasmada en la grabación

Los efectos de la pandemia son inocultables. La aflicción signa Soledad, el clásico de Piazzolla, en tiempo lento pero muy expresivo, que retrata ese sentimiento de abandono, de desamparo, de encierro que nos sacude a todos y nos sumerge en una honda reflexión desde el primer surco del disco.

Traspuesto ese nostálgico umbral, y ya con el legendario Gustavo Beytelmann ante el teclado, la magia de Tanguedia nos pierde para siempre en una ensoñación maravillosa que Jallu sabe llevar a un tempo bien marcado en cada uno de sus compases.

¡Quilombo!, anuncia por lo bajo una voz con acento argentino en cada uno de los dos contundentes silencios que se concede la orquesta. Así comienza realmente el maravilloso quilombo creativo del conjunto, cuyos vibrantes diálogos, giros repentinos, cambios de rumbo vertiginosos, desviaciones y derivaciones sorprendentes no se detendrán hasta el final.

Innovadora es la intervención solista en Tristezas de un Doble A (cadence au bandonéon) de Jallu, dos minutos y medio a modo de introito, antes de dar paso a la orquesta con el mismo tema. En Libertangoademás del estridente sonido de una sirena que le impone mayor dramatismo aún a la tensión de la escena, resuenan estilizados en algunos pasajes los ritmos danzísticos y el repique de tamboriles del candombe afro-rioplatense. 

Es brillante la aparición de Médéric Collignon con su fliscorno en Oblivion. La elegíaca Adiós Nonino está doblemente llena de onirismo, fuerza y pasión en esta versión con todos los instrumentos en plena porfía. El clímax se extiende al melodismo de Mi refugio, en otro solo de bandoneón inspirado en aquella mano diestra y sensible de Juan Carlos Cobián, pero con el peculiar lenguaje, refinado arte de improvisación y exquisita labor de Jallu.

La joven Louise Jallu es una muy buena noticia para el tango, afirma con toda razón Gustavo Beytelmann en una entrevista con www.mundoclasico.com. Trae con ella una sólida técnica bandoneonística, una visión original. Seguramente con el tiempo conseguirá materializar una potente opción para nuestra música.

A lo largo de todo el CD no hay más que magia sutil: Buenos Aires hora cero, Los sueños, Lo que vendrá, con magníficas intervenciones solistas de Mathias Lévy y su violín. La música radicalmente urbana de Astor Piazzolla, su increíble capacidad para recrear con imágenes sonoras a su palpitante ciudad y sus agobiados habitantes, le dicen mucho a Jallu desde su más tierna infancia, cuando escuchaba con sus padres los vinilos, hoy históricos, del mítico revolucionario al que el tango signó para que lo modernizara y universalizara de una vez por todas.

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