Musicología

Isaac Albéniz (1860-1909) y la guitarra: relación con guitarristas de la época

Eulogio Albalat
martes, 4 de mayo de 2021
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Siendo cierto que Isaac Albéniz y Pascual (Camprodón, 29 de mayo de 1860 – Cambo-les-Bains, 18 de mayo de 1909) ha sido uno de los grandes compositores españoles de música para piano de la era contemporánea, no lo es menos que los guitarristas, a través de sus diferentes aproximaciones a su obra, han ayudado sobremanera a la difusión del nombre del compositor. 

Desde los primeros momentos en los que sus composiciones fueron viendo la luz los guitarristas de la escuela de Tárrega, con su maestro a la cabeza, fueron haciendo suyas estas partituras interpretándolas en todos los rincones y llegando a cobrar estas transcripciones una importancia fuera de toda duda. Si bien es una obviedad el hecho de que los guitarristas de todo el mundo, desde las primeras décadas del siglo pasado, han ayudado a la difusión de la obra del maestro de Camprodón, no lo es menos el hecho a la inversa, en el sentido de que la música de Albéniz ha aumentado el repertorio guitarrístico con obras de calidad contrastada, especialmente en un momento en el que Torroba, Turina, Ponce o incluso Falla no habían aportado todavía su talento en aras de la expansión del repertorio de dicho instrumento.

Claro que todo este movimiento, permítase el término constructivista, no hubiera sido posible, al menos en tan elevado grado, si el propio Albéniz no hubiese estado a favor de los arreglos de su obra.

En este orden de cosas, al recabar datos sobre estos hechos cobran especial relevancia aquellos que muestran la admiración que Albéniz profesaba hacia la guitarra y sus intérpretes, tal y como él mismo refirió en público y en privado acerca de diversos guitarristas de la época, tanto clásicos como flamencos, con los que llegó a mantener un grado de amistad considerable. 

Rius (2020), en su trabajo sobre Tárrega, narra un concierto benéfico que tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (o Teatro Alhambra) que se cita a continuación y que él pone en boca del hermano de Tárrega, el pequeño Vicente:

[En el concierto] tomaban parte las máximas notabilidades de la época: Albéniz, Chueca, Chapí…Mi hermano también fue incluido en el programa. La gente se mostraba indignada por esto. Poco más o menos venían a decir: En un acto de esta envergadura ¿cómo es posible que nos hayan colocado a la trágala de un infeliz guitarrista, desconocido, además? Pero apenas escucharon a mi hermano cambiaron de opinión. Estaban asombrados del arte maravillosos que salía de aquella guitarra. Y las ovaciones fueron frenéticas y delirantes. Entonces ya no pedían otra cosa que continuara Tárrega. A partir de aquel día se le abrieron todas las salas y todos los públicos se le rindieron, y los críticos establecieron un pugilato de alabanzas en su honor. [sic] (p. 21)

Sin embargo, falta la precisión que brindaría la concreción exacta de lugar y tiempo del evento musical compartido entre varios artistas, por lo que se recurre a la tesis doctoral de Hernández (2010),* en la cual expone:

Hacia 1878 debuta extraoficialmente en el Teatro de la Alhambra de Madrid, compartiendo escenario con I. Albéniz, F. Chueca y R. Chapí. A partir de esta presentación, Tárrega inicia su carrera de concertista tocando en muchos lugares de España y haciendo su primer viaje a Francia. (p. 19)

En otro trabajo de Rius (2015) se dan más muestras relativas a la amistad y compañerismo entre Albéniz y Tárrega, citando en él numerosos recortes de prensa y conciertos que compartieron ambos músicos:

Después de éste, vinieron muchos más conciertos. Las salas más prestigiosas de Barcelona le abrieron sus puertas. De entre ellas, podríamos destacar la sala Bernareggi, en la que Tárrega tocó junto a Isaac Albéniz. Los periódicos de la época se volcaron con Tárrega, que sorprendió a críticos y público por sus cualidades de intérprete y músico en un instrumento de cualidades prácticamente desconocidas para la mayoría. (p. 85)

Le siguen, en dicha publicación, numerosos ejemplos de confluencia profesional entre ambos, de donde se desprende que mantenían un grado elevado de amistad y de compromiso profesional.

Pero la amistad con Tárrega no era la única de entre los guitarristas de la época. Hay que añadir la de Miguel Llobet (Barcelona, 18 de octubre de 1878 – Barcelona, 22 de febrero de 1938), mencionando las alabanzas que el propio Albéniz dirigía hacia él en una carta a su amigo Enrique Moragas (de Benito, 2015): 

El guitarrista de Barcelona rayano con lo maravilloso sorprende, no ya por los ritmos gitanos, sino que imprime a las cuerdas de su guitarra un sello de castidad elegante que asombra (p. 100). 

Y, en palabras de Clark (1999), 

Llobet era amigo suyo, como lo fue su mentor, Tárrega, que llegó como Albéniz a la mayoría de edad como concertista en los años ochenta y que fue el primero en arreglar para guitarra la música de aquél. (p. 316).

El compositor mostraba su apreciación particular hacia dos cuestiones importantes: por un lado, el carácter y trascendencia de los ritmos gitanos y, por otro, la forma de tocar la guitarra de Llobet, que se intuía sobria y elegante a oídos de Albéniz y que se puede corroborar en sus grabaciones, rescatadas por Chanterelle Verlag (1993).

También deja constancia de Benito (2015) acerca de la admiración de Albéniz por el guitarrista granadino Antonio Barrios Tamayo, El Polinario (p. 100), cuya casa visitaba con frecuencia. Señala Ramos (2015) que El Polinario era el padre de Ángel Barrios (p. 37) y que, en la taberna que regentaba, que recibía el mismo apodo que él, se fundían cenáculo y ateneo de poetas, escritores, pensadores y músicos (p. 95). Nacido en 1858 también fue gran amigo de Manuel de Falla. Su hijo, Ángel Barrios, fue el fundador del Trío Iberia, y es interesante el comentario de Ramos (2015), sobre el origen de dicho Trío: 

En 1907 fundó Ángel Barrios el Trío Iberia, que logró muy sonadas actuaciones en Londres y París, donde los escuchó Albéniz (p. 152). 

Este trío fundado por Ángel Barrios programó numerosa música del compositor, entre las que se encontraban la transcripción de la Suite Española (Ramos, 2015, p. 156).

A colación del gusto de Albéniz hacia las transcripciones de su música en cuerda, y al papel del Trio Iberia, se expone en la biografía de Clark (1999):

En vida de Albéniz se realizaron otros arreglos de estas piezas. La complejidad de la música imposibilita la transcripción para guitarra solista, pero existió un llamado Trío Iberia, de Granada, que se componía de bandurria (Sr. Devalque), laúd (Sr. Artea) y guitarra (Sr. Barrios) e interpretó la colección en numerosas ocasiones; sus arreglos gustaban enormemente a Albéniz. (p. 280)

Una vez más se recurre a Ramos (2015), que recoge detalles del aprecio personal de Albéniz a este trío:

Recién llegados a París y como ocurriera anteriormente con Falla, los granadinos recibieron el afecto simbólico de Albéniz escrito en un ejemplar de su «Triana»:
¡¡¡Viva Granada!!!
A Barrios, Devalque y Bezunartea
Su buen amigo
Albéniz
París 13 de octubre de 1907. (p. 157)

En Grunfeld (1969), se cita:

Albéniz pasó a convertirse en uno de los grandes pianistas del siglo, pero como Scarlatti antes que él, escribió para el teclado como si fuera una guitarra. En "El Albaicín" de la Suite Iberia, por ejemplo, recreó "los sonidos ensordecedores de una guitarra que se lamenta en la noche", como lo describe Debussy. Muchas de sus obras se adaptan eminentemente bien a la transcripción de guitarra; como él mismo observó al escuchar a uno de ellos interpretado por Tárrega en la guitarra: "¡Así es precisamente como yo lo había concebido!”. (p. 288)

Ante estos hechos, no parece descabellado imaginar, no sólo el consentimiento por parte de Albéniz hacia las transcripciones para guitarra de su música, sino un grado de asentimiento positivo, incluida la especialidad de cuerda plectrada.


 Referencias bibliográficas

 Clark, W. A. (1999). Isaac Albéniz. Retrato de un Romántico. Oxford: Oxford University Press.

De Benito, L. A. (2015). Notas sobre Albéniz y su entorno. Cuenca: Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca.

Grunfeld, F. (1969). The Art and Times of the Guitar: An Illustrated History of Guitars and Guitarists. Nueva York: MacMillan Company.

Hernández, F. (2010). La Obra Compositiva de Emilio Pujol (*1886; †1980): Estudio Comparativo, Catálogo y Edición Crítica. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. Departament d’Art. Doctorat en Historia de l’Art i Musicología.

Ramos, I. (2015). Ángel Barrios: El compositor en su época. Tesis doctoral. Granada: Editorial Universidad de Granada.

Rius, A. (2015). Francisco Tárrega, 1885-2002: Biografía oficial. Villareal, Valencia: Ayuntamiento de Villarreal.

Rius, A. (2020). Francisco Tárrega. Tras la huella de su escuela. Valencia: Universidad Internacional de Valencia (VIU).

Referencias audiovisuales

 Llobet, M. (1993). Miguel Llobet 1925-29. CD. Alemania. Ed: Chanterelle Verlag, Germany.

Notas

El autor de este trabajo toma esas citas como válidas debido a la variedad de fuentes coincidentes.

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