Entrevistas
Manuel Gómez Ruiz: Las "canciones de los pueblos del mundo" de Beethoven son un viaje por la esencia humana
Daniel Martínez Babiloni

Beethoven: un viaje, eine reise, a journey, el debut discográfico del tenor Manuel Gómez Ruiz, concita valentía y atractivo a partes iguales. Valentía porque es una apuesta arriesgada y audaz. Atractivo, porque el resultado demuestra lo cuidadosa que ha sido su producción, fruto de los excelentes mimbres que lo forman.
El riesgo deviene del hecho de que este disco supone una presentación, aun tratándose de Beethoven, desde el margen, ya que, si su producción liederística ha pasado desapercibida muchas veces, menos importancia se le da (“aunque cada vez más”, apostilla Gómez Ruiz) a unos arreglos sobre canciones populares, bien pagados, gestados a petición del editor escocés George Thomson.
De hecho, en una reciente clasificación publicada por la revista Gramophone, “The 50 best Beethoven albums”, solo uno (y de muy finales del siglo pasado) incluye ciclos como An die ferne Geliebte op. 98 y algunos de los Lieder sobre textos de Goethe.
Por el contrario, Gómez Ruiz, que ha interpretado dichos títulos varias veces en concierto, ha visto una oportunidad en los veinticinco temas populares que ha escogido, “tampoco tan oídos”, de los 179 que arregló Beethoven:
soy un ferviente amante de la música de cámara y, como cantante, uno encuentra pocos momentos en los que pueda hacer música de cámara. Para mí, el Lied es música de cámara hecha con un piano y la voz, un instrumento tan especial, que tiene la capacidad de producir sonidos a partir de un poema.
Pero aquí, y este es su encanto, el enfoque es otro:
solo una voz es la protagonista del álbum, a diferencia de grabaciones anteriores, como las del pianista [Malcom] Martineau de 1997,* en las que varios cantantes se repartían las canciones. Esta es otra concepción.
Por ello, el solista ha contado con el del Trío Arbós (“Adelante, sin ningún tipo de duda”, le espetó Juan Carlos
Y es que este plan, según reveló el músico grancanario, ya le tentaba hace tiempo:
tengo las partituras desde mi época universitaria. Llegaron a mí para un proyecto de la Hochschule für Musik “Hanns Eisler” de Berlín. Después, viendo que se acercaba el 250 aniversario [del nacimiento] de Beethoven pensé en seleccionar y grabar estas piezas. Lo bonito del disco fue hacer esa selección, porque en el catálogo de arreglos de Beethoven aparecen países representados solo por dos canciones (Polonia, por ejemplo), pero irlandesas, inglesas o escocesas hay muchas. Entonces, yo quería representar ese monumento, que son todos esos opus de Beethoven, en un viaje que no tiene porqué empezar por la primera canción que aparece en el disco. Da igual dónde comience. Se puede seguir el orden que cada oyente desee, porque es un viaje por la esencia humana: hay canciones festivas, de amor, tristes... El mensaje es ese: da igual de dónde vengamos, porque celebramos igual, nos reímos igual, bebemos igual….
Gracias a este proceso de maduración y “a los excelentes compañeros de viaje” que son los componentes del Trío Arbós, Gómez Ruiz declara que la mayor dificultad encontrada fue extramusical: mantener en el calendario las sesiones de grabación programadas.
Estaban previstas para marzo de 2020, cuando los números de contagiados por la pandemia empeoraban día a día en Madrid. Días antes yo seguía siendo muy optimista, pero todo el mundo me llamaba preocupado. Había mucha inquietud en el equipo técnico alemán, porque teníamos que grabar dos sesiones en Madrid y la tercera en los míticos estudios Teldex de Berlín. ¿Qué hacemos? Hasta que decidimos posponerlas, una semana antes de que se decretara el estado de alarma, con lo que me adelanté a la decisión del gobierno —comenta sonriendo—. La idea era que el disco saliera para el cumpleaños de Beethoven (16 de diciembre), pero no pudo ser. Contra los astros y contra los titanes, no puedo luchar.
Gómez Ruiz también destaca que el conjunto ha pretendido ser respetuoso con las fuentes:
hemos sido muy Urtext —añade divertido—. Solo en las canciones escocesas elegimos las versiones sin flauta [Bonny laddie, highland laddie WoO 108/7 y Come fill, fill, my good fellow WoO 108/13]. En el resto se ha respetado la partitura tal cual está escrita.
De las canciones españolas [Yo no quiero embarcarme WoO 158a/11, Como la mariposa WoO 158a/20 y Una paloma blanca WoO 158a/19] el cantante recalca la clara influencia de la tonadilla escénica y de la La Tirana se embarca WoO 158a/21, el mensaje político y sus intenciones francófobas:
ay, Tirana huye de los rigores de la Convención, porque si te pillan pondrán tu cabeza en la guillotina…
En este momento Gómez Ruiz se encuentra inmerso en la tarea de rescatar y grabar parte del legado del valenciano Joaquín García de Antonio (ca. 1710-1779), compositor y maestro de capilla de la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria, gracias a una de las Becas Leonardo de la Fundación BBVA: “un inmenso repertorio que descubrir, de cerca de 600 cantadas”. Con ello, además, demuestra que, aunque manifiesta sufrir cierto encasillamiento, también aborda la música vocal de otras etapas:
me encanta la escena y cualquier tipo de repertorio. El próximo invierno vuelvo al Teatro Campoamor para cantar en Lucrezia Borgia. Me llenó mucho el Eurimaco de Il ritorno d'Ulisse in patria, de Monteverdi. Ese recitar cantando, hablar y contar, tan libre y tan fresco, del recitativo... Me sentí muy cercano a ese barroco temprano, tal vez, por influencia del Lied.
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