Alemania

Shakespeare es tan poderoso que no se puede añadir nada

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 10 de noviembre de 2021
Der Widerspenstigen Zähmung © 2021 by Bettina Stoess Der Widerspenstigen Zähmung © 2021 by Bettina Stoess
Essen, martes, 30 de noviembre de 2021. Aalto Musiktheater. Aalto Ballett Essen, dirigido por Ben Van Cauwenbergh. Der Widerspenstigen Zähmung (La fierecilla domada), ballet en dos actos de John Cranko, inspirado en la obra homónima de William Shakespeare, con música de Kurt-Heinz von Stolze, basada en Domenico Scarlatti. Coreografía y puesta en escena Joh Cranko. Escenografía y vestuario Elisabeth Dalton. Iluminación Steen Bjarke. Preparación Jane Bourne. Supervisión Reid Anderson. Orquesta Essener Philharmoniker, clavecín y piano Bernd Puschmann. Director invitado Wolfgang Heinz. 50% del aforo, reducido por las medidas de prevención e higiene contra la pandemia de coronavirus.
0,0018679

Un maravilloso estreno de La fierecilla domada, del genial John Cranko, ha ofrecido este sábado la compañía Aalto Ballett Essen que dirige el renombrado coreógrafo Ben Van Cauwenbergh. La puesta en escena de esta pieza, tal y como la cuenta William Shakespeare, no es en absoluto remilgada; transforma los bellos intercambios en una guerra de sexos. 

El dramaturgo hizo que su domador de esposas Petruchio recurriera a la privación del sueño, la privación de la comida, la privación del amor y otras humillaciones para transformar a la espinosa Catalina en una esposa encantadora. Esto es psico-tortura, dicho en otras palabras. John Cranko añade la violencia doméstica a los antecedentes penales de Petrucchio, si se quiere poner esta comedia en términos exageradamente desagradables.

La batalla de los sexos tiene lugar en el escenario del Aalto Theater, con puntapiés y puñetazos, acrobacias, volteretas y cabezazos.* Durante largos tramos vemos a dos iguales. Lo que le falta a Catalina en cuanto a fuerza física, lo compensa con trucos y gestos cerriles. El final feliz, en el que la ex indómita jovencita aparece domesticada y enseña la obediencia marital a su hermana Bianca (encantadora y excitante en sus delicados movimientos de pies e histrionismo rico en detalles Larissa Machado) y a sus amigas es especialmente reidero.

Moisés León Noriega. © 2021 by Bettina Stöß.Moisés León Noriega. © 2021 by Bettina Stöß.

El laureado bailarín Moisés León Noriega tiene aquí una actuación muy destacada en el difícil papel principal masculino de Petruchio. La naturalidad con la que enlaza una coreografía aparentemente desenfadada, pero muy exigente con su personaje escénico es sencillamente un golpe maestro. 

Moisés León Noriega y Adeline Pastor. © Bettina Stöß.Moisés León Noriega y Adeline Pastor. © Bettina Stöß.

León Noriega ejecuta maravillosos pas de deux con la primera bailarina solista Adeline Pastor, en el no menos exigente rol de Catalina, la revoltosa hija del acaudalado noble Baptista (muy convincente Marek Tuma) que busca con todo empeño un pretendiente para ella. Adelina Pastor, con brío juvenil, convierte a su personaje femenino en una mocosa rebelde a la que hay que meter a toda costa en cintura para poder casarla.

Denis Untila, Matheus Barboza de Jesus y Wataru Shimizu. © 2021 by Bettina Stöß.Denis Untila, Matheus Barboza de Jesus y Wataru Shimizu. © 2021 by Bettina Stöß.

La farándula es total: con los tres graciosos (y muy bien sincronizados) pretendientes de Bianca (no quieren saber nada de Catalina), Gremio (Denis Untila), Lucentio (Wataru Shimizu), Hortensio (Matheus Barboza de Jesus); y las dos hábiles prostitutas (Yulia Tsoi, Mika Yoneyama) que despluman al ebrio Petruchio en la terraza al aire libre de la taberna. La coreografía de Cranko le da también especial importancia a los tres pretendientes de Bianca.

Gremio es un chico algo mayor con gran ingenio. Interpreta a un profesor de canto que estornuda constantemente y no da ni una nota exacta. Está magníficamente acompañado por la sección de vientos de la Filarmónica de Essen bajo la dirección de Wolfgang Heinz. Escenas bufonescas crea Gremio cuando quiere dar una serenata a su adorada Bianca al principio de la velada y no deja de enredarse en su abrigo.

El ligeramente afeminado Hortensio de Matheus Barboza de Jesus tampoco puede ser tomado muy en serio y se apunta a la comedia con gran acierto. Wataru Shimizu como Lucentio realmente tiene un trabajo fácil. Con Larissa Machado, que dota a Bianca de una gracia arrebatadora, llega rápidamente a un acuerdo y hace que las dos zorras se presenten en el carnaval con el disfraz de Bianca, para que Gremio y Hortensio se casen por error con ellas. Machado y Shimizu también deleitan con un seductor pas de deux. Sin embargo, a diferencia de Catalina y Petruchio, su felicidad no dura. Machado deja claro al final que Bianca ha aprendido mucho de su revoltosa hermana.

Con rápido ritmo, elevados saltos y aspiraciones muy masculinas Petruchio los maneja a todos; con miradas inquisitivas y veloces movimientos de cabeza deja claro que se trata de un actor que se complace en llevar de la nariz a la vanidosa sociedad de la corte y que es lo suficientemente hombre como para confesar su amor por una excéntrica belleza. Al final se convierte en el hombre más feliz de la Tierra, porque ha podido romper la terquedad de Catalina.

 En el segundo acto, este Petrucchio se pasea tan desenfrenadamente por su recién renovada vivienda que arroja una pieza de jamón casi en dirección al foso de la orquesta (sin consecuencias). Impávidos, los músicos de la Essener Philharmoniker, bajo la dirección del experimentado Wolfgang Heinz, ejecutan la composición de Kurt-Heinz Stolze (inspirada en Domenico Scarlatti) con extraordinaria precisión, equilibrio y coordinación ante la impresionante acción que tiene lugar sobre el escenario (ni un segundo de quietud).

¿Hubo machismo coreográfico al representar aquí un elogio de la sumisión?, podría preguntarse más un espectador, tras la sobresaliente labor de la compañía Aalto Ballett Essen de Ben Van Cauwenbergh que ha llevado a escena fielmente esta coreografía de John Cranko, con bello diseño escenográfico de Elisabeth Dalton e iluminación de Steen Bjarke.

Adeline Pastor y Moisés León Noriega. © 2021 by Bettina Stöß.Adeline Pastor y Moisés León Noriega. © 2021 by Bettina Stöß.

Pero, 52 años después del estreno, hasta las mujeres pueden reírse de esta domesticación sin remordimientos de conciencia. El Petrucchio de León Noriega demuestra muy bien por qué. El musculoso bailarín encarna maravillosamente la complejidad de este papel de macho y vástago de otro noble, que por encima de todas las cosas está del lado del bien.

La compañía entera inspira gran homogeneidad en los conjuntos y en el gran pas de six poco antes de la boda. Heinz dirige a la Filarmónica de Essen con mano ligera a través de la partitura, que no tiene nada de pegadizo musicalmente, pero que describe adecuadamente los acontecimientos en el escenario. Así que al final hay una justificada y frenética ovación para todos los implicados.

Un poco de historia

Género, roles, máscaras; Cranko puso tanto énfasis en el flujo sin esfuerzo entre identidades en su versión bailada de la comedia de Shakespeare que se convierte en un tema en sí mismo. Así es como pudo prescindir con toda confianza de la historia marco shakespeariano que anuncia esta obra con varios papeles.

Hermosa, obediente, simpática: con el diseño de su Catalina, el coreógrafo cuestiona la imagen de las mujeres de su tiempo. El mero hecho de que una bailarina tan segura de sí misma como Marcia Haydée antaño (y hoy Adeline Pastor) haya desempeñado un papel importante en el desarrollo de este papel la sitúa por encima de toda sospecha. Hasta el día de hoy, las solistas del Aalto Ballett Essen (u otrora las del Ballet de Stuttgart) no pueden tener miedo de parecer feas, de parecer masculinas, de utilizar la zapatilla de punta, es decir, el atributo de su género de bailarina, como arma ambigua.

A John Cranko y a sus estrellas, la legendaria Marcia Haydée y Richard Cragun, que bailaron en el estreno el 16 de marzo de 1969 y contribuyeron en gran medida al éxito internacional de esta comedia, se les puede atribuir ciertamente cierta clarividencia. La forma en que dejan que Catalina juegue con los roles - primero actúa con descaro masculino, luego con perspicacia femenina - también se podría hablar de forma postfeminista de la suspensión de la feminidad. El género biológico pasa a un segundo plano frente a la construcción del género. ¿Cómo se llega a ser mujer? ¿Cómo se llega a ser hombre? Deslizándose en un papel predeterminado cultural y sociológicamente, y utilizando lúdicamente todas las posibilidades.

¡Todo es un juego! Incluso el atrezo sigue este precepto. Por supuesto, las cabezas de cerdo asadas y las cadenas de salchichas que vuelan por los aires, los instrumentos musicales que se rompen en la testa de alguno de los pretendientes de Bianca, son claramente objetos de utilería y probablemente fueron percibidos como tales en 1969. ¡Todo es nada más que un juego! Cranko flexiona el modelo literario a tal punto que para algunos admiradores de Shakespeare la astracanada está demasiado en primer plano.

Sin embargo, en cuanto a la danza, este ballet sigue impresionando por su serie de proezas técnicas. "Shakespeare es tan poderoso que no se puede añadir nada", decía el coreógrafo antes del estreno de La fierecilla domada. "Mi intención era hacer algo comparable, pero en movimiento". Esta es la filosofía que también sigue a pie juntillas la compañía Aalto Ballett Essen que dirige Ben Van Cauwenbergh.

Notas

Intérpretes: Baptista, un noble rico (Marek Tuma); sus hijas, Catalina (Adeline Pastor), Bianca (Larissa Machado); pretendientes de Bianca, Gremio (Denis Untila), Lucentio (Wataru Shimizu), Hortensio (Matheus Barboza de Jesus); Petruchio, un caballero (Moisé León Noriega); prostitutas (Yulia Tsoi, Mika Yoneyama); tabernero / sacerdote (Marius Ledwig); los criados de Petruchio (Davit Bassénz, Yegor Hordiyenko, Dale Rhodes, Harry Simmons); Pas de six (Ekaterina Mamrenko, Benedetta Musso, Julia Schalitz; Ige Cornelis, Dale Rhodes, Artem Sorochan). Compañía Aalto Ballett Essen Sooyeon Bae, Charlotte Bliss James, Carla Colonna, Silvia Insalata, Ekaterina Mamrenko, Benedetta Musso, Anna Maria Papaiacovou, Chloe Reynolds, Julia Schalitz, Mira Seery-Speyer, Sena Shirae, Luiza Tomé Salvador, Marie Van Cauwenbergh, Laura Werthmann; Benjamin Balazs, Davit Bassénz, Ige Cornelis, Yegor Hordiyenko, Wendel Lima de Aleantar, Yi-En Lo, Cheng-Yang Peng, Antonio Jorges Papazis, Dale Rhodes, David Saavedra Abarca, Harry Simmons, Enrico Vanroose, Locke Venturato. Estudiantas y estudiantes de la Folkwang Hochschule der Künste. Alumnas de bachillerato de Essen-Werden. Extras del Aalto-Theater.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.