Alemania
Liederabend en la casa de Clara y Robert Schumann
Juan Carlos Tellechea
¡Ahhhh...qué hermosa e íntima atmósfera se respira en el hogar de Clara y Robert Schumann en Leipzig! Uno se siente como en casa, aún cuando esté presenciando vía internet este concierto. La sala de música de cámara estaba colmada al máximo permitido por las estrictas medidas de prevención contra la pandemia. Pero la entrañable calidez que emana de este recinto llega a todos los rincones del planeta.
No solo es la bella interpretación vocal de los Lieder por el barítono Louis de Boncourt, acompañado al piano por Jacqueline Conde, sino también la lectura de cartas de los compositores cuyas obras han sido incluidas en el programa, preciosamente declamadas por la actriz Mareike Greb. Es éste un recital elaborado con mucha sensibilidad y al cuidado del destacado tenor Gastón Rivero, su patrocinador, quien actúa en estos momentos en la Ópera de Leipzig.
Dicho sea al margen, en este primer hogar en el que convivieron Clara y Robert Schumann tiene lugar desde 2019 una exposición permanente sobre sus obras realizada por la eximia musicóloga Dra. Beatrix , profesora emérita de la Escuela Superior de Música y Teatro de la Universidad de Hamburgo.
El centro de la muestra lo ocupa
la constelación entre dos artistas, que se veían a sí mismos como excepciones y al mismo tiempo querían cumplir con los estándares burgueses de su tiempo,
señala la Dra. Borchard en declaraciones a Mundoclasico.com . La académica se ha dedicado durante más de 30 años a estudiar la vida de y ha publicado tres importantes libros con los resultados de sus investigaciones.
Leipzig vuelve a ser paulatinamente una ciudad de Lieder. Estudiantes como el barítono Louis de Boncourt, acuden desde todas partes del mundo a los cursos de sus excelentes profesoras y profesores. El género, marginado hasta hace algunos años de sus festivales, regresa por sus fueros y lo hace con refinamiento y exquisitez. Para Robert Schumann siempre existió esa combinación original de voz y piano. Este recital a través del cosmos de Schumann, Felix Mendelssohn, Jacques Ibert y Francis Poulenc es impresionante.
Boncourt y la pianista
La primera parte del concierto se titula Schumanns Wahnsinn (La locura de Schumann) y comienza con la elocuente lectura de la actriz Mareike Greb, de una carta de Neue Zeitschrift für Musik:
Le debo mucho y el pensamiento de ello me ha atormentado a menudo. Pero tal vez no sepa usted lo enfermo que estaba con una afección nerviosa general que me aqueja desde hace un cuarto de año, de modo que el médico me prohibió hacer cualquier esfuerzo, aunque fuera mental. Ahora estoy algo mejor, la vida vuelve a tener un brillo; la esperanza y la confianza vuelven poco a poco. Creo que había tocado demasiada música, y al final seguía muy ocupado con mi música del Fausto de Goethe - al final mi mente y mi cuerpo fallaron... No podía escuchar música en absoluto durante el tiempo pasado, me cortaba los nervios como con cuchillos.
Boncourt comienza vibrantemente con "Erstes Grün“ (Primer verde), el ciclo Kerner Lieder de Schumann, según textos del poeta, médico, escritor y autor de libros de divulgación médica Justinus Kerner, investigador del botulismo e inventor de la klecksografía, esas figuras formadas con manchas de tinta que se utilizaron posteriormente en los psicodiagnósticos.
Du junges Grün, du frisches Gras!
Wie manches Herz durch dich genas,
Das von des Winters Schnee erkrankt,
O wie mein Herz nach dir verlangt!
Schon wächst du aus der Erde Nacht,
Wie dir mein Aug’ entgegen lacht!
Hier in des Waldes stillem Grund
Drück ich dich, Grün, an Herz und Mund.
Wie treibt’s mich von den Menschen fort!
Mein Leid das hebt kein Menschenwort,
Nur junges Grün, ans Herz gelegt
Macht, dass mein Herze stiller schlägt.
(Traducción libre)
¡Joven verde, hierba fresca!
Cuántos corazones han crecido gracias a ti,
Que se enferma con las nieves del invierno,
¡Oh, cómo te anhela mi corazón!
Ya creces de la noche de la tierra,
¡Cómo se ríen mis ojos de ti!
Aquí, en el tranquilo terreno del bosque
Te aprieto, verde, contra mi corazón y mi boca.
¡Cómo me alejo de los hombres!
Mi dolor que ninguna palabra humana puede levantar,
Sólo el verde joven, puesto en el corazón
Hace que mi corazón lata más tranquilo.
El barítono y la pianista ahondan profundamente en la interpretación. El segundo tema es "Lust der Sturmnacht" (Lujuria de la noche tormentosa). Dramaturgia lírica por excelencia, el ciclo Kerner Lieder, uno de los mayores escritos por Schumann, abarca un total de 12 canciones, mayormente de tono melancólico, de las cuales solo cinco están en el programa de esta tarde: "Sehnsucht nach der Waldgegend" (Anhelando el bosque), "Wer machte dich so krank?" (¿Quién te ha puesto tan enfermo?) y "Alte Laute" (Viejo laúd), además de las dos antes mencionadas. Es tal vez la vida del propio Robert Schumann contada en 12 episodios; un yo lírico que, decepcionado, busca por amor la felicidad en la naturaleza, pero cae en una profunda resignación. El compositor lleva la voz del cantante a alturas desafiantes y el barítono Louis Boncourt está a la altura para enfrentarlas, mostrando todo su maravilloso arte en estas piezas.
Arropada por Schumann, "Venetianisches Gondellied" (Canción del gondolero veneciano), el quinto de los Sechs Lieder op 57, de Felix Mendelssohn Bartholdy, con versos de Ferdinand Freiligrath, es la pieza más sorprendente y apasionante de este recital, con la interpretación casi operística de Boncourt, frente a una tibia y sabia melancolía. Tanto el cantante como la pianista tejen aquí un subyugante hechizo romántico que embelesa a los espectadores.
Wenn durch die Piazzetta
Die Abendluft weht,
Dann weisst du, Ninetta,
Wer wartend hier steht,
Du weisst, wer trotz Schleier
Und Maske dich kennt,
Du weisst, wie die Sehnsucht
Im Herzen mir brennt.
Ein Schifferkleid trag’ ich
Zur selbigen Zeit,
Und zitternd dir sag’ ich:
Das Boot ist bereit!
O komm jetzt, wo Lunen
Noch Wolken umzieh’n,
Lass durch die Lagunen,
Geliebte, uns flieh’n!
(Traducción libre)
Cuando a través de la piazzetta
El aire de la tarde sopla,
Entonces sabes, Ninetta
Que está esperando aquí,
Ya sabes que, a pesar del velo
Y la máscara te conoce,
Sabes cómo arde la nostalgia
Arde en mi corazón.
Un vestido de marinero que llevo
Al mismo tiempo,
Y temblando te digo
¡El barco está listo!
Oh, ven ahora, cuando lunas
Y las nubes siguen en el aire,
Dejen pasar las lagunas
A través de las lagunas, mi amor, ¡vamos!
La segunda parte del concierto está consagrada íntegramente a compositores y poetas de la Francia de Francis Poulenc, con canciones de éste y de Jacques Ibert, cuyos textos fueron traducidos al alemán. Ibert le pone música a los poemas de La verdure dorée, del vate Tristan Derème,
un poeta sensible, de buen corazón, una imaginación que nunca dormía, y que pensaba, jugaba, comía, dormía y soñaba en verso,
comentaba Ibert pocos meses de la muerte de este creador (el 24 de octubre de 1941), cuando apenas tenía 50 años de edad. Boncourt y Conde interpretan con gran sensibilidad solo cuatro de ellos: Comme j'allais couvert de la poussière du voyage, Tiéde d'Azur. Les bouveruils s'éveillent dans les roses, Cette grande chambre et ce lit défait, y Personne ne saura jamais.
Boncourt y Conde ofrecen una interpretación que va al fondo de la cuestión: dicción suprema del cantante, naturalidad perfecta, permitida por el tono específico del barítono, piano evocador, claro y expresivo. Una ejecución que roza el ideal. Le bestiaire, el primer ciclo de Francis Poulenc (1919), está extraído de la colección homónima de cuartetas de Guillaume Apollinaire.
Como describiera Poulenc en una carta del 20 de agosto de 1938 a los condes Marie y Jean de Polignac, amorosamente leída en este concierto por Mareike Greb:
Es cierto que Apollinaire está hecho para mí. Con él, no hay ningún obstáculo para la música. Me gusta el hecho de que empuje los límites de la poesía.
Y como le expresara al compositor su amiga mayor Marie Laurencien en septiembre de 1921:
Mi pequeño, ¿Te sorprendo? Esta carta viene de alguien que te admira. Desde mi regreso, tarareo tu Bestiaire y no sabes, Francis Poulenc, cómo has captado la nostalgia y la melodía de estas cuartetas. Lo que casi me choca es que uno cree escuchar la voz de Guillaume Apollinaire recitando sus versos. Trabaja y sé bueno.
Son seis piezas ultraconcisas enlazadas para esbozar un divertido mundo animal en el que se evocan aquí primero tres variedades: Le dromadaire, la chèvre du Thibet, la sauterelle, y por último le dauphin, l’écrevisse, y la carpe. La visión de Louis Boncourt y Jacqueline Conde es descriptiva, un poco irónica, pero con toda la falsa seriedad que corresponde a estos encantadores sketches, y un imprescindible chic francés.
Comentarios