España - Extremadura
Maratón Camilo
Samuel González Casado

Larguísima velada(casi 2 h 30’) la celebrada en el Palacio de Congresos de Cáceres en 18 de marzo. Titulada “Puro Camilo”, el programa estaba montado a partir del protagonismo del músico dominicano, que intervino como solista en su propio concierto para piano y en la Rhapsody in blue. Dado que la obra de Camilo no es breve, ya sobre el papel se intuía que, al menos, no debería haberse incluido la Obertura de Candide, aunque supongo que 6 minutos menos tampoco habrían solucionado nada. Hubo igualmente una extensa alocución de
La obertura de Candide me sorprendió muy agradablemente: hacía muy pocos días que la había escuchado, interpretada por la OSCyL y Leonard
Por parecidos derroteros se movieron las Danzas sinfónicas de West Side Story, menos originales en los tempi pero igualmente prístinas y bien explicadas. Buena ejecución en las partes camerísticas (comienzos de "Somewhere" y "María"), donde los miembros de la orquesta, comandados por la espléndida concertino invitada
Es la segunda vez que escucho en directo el Concierto para piano nº 1 de
Estilísticamente no tengo demasiado que objetar, y evidentemente también es un privilegio escuchar al autor al teclado, lo que con probabilidad será añorado en alguna época futura. Esta vez me emocionó el segundo movimiento, en el que Camilo intérprete estuvo a la altura de Camilo compositor. El primer movimiento fue irregular, ya que el solista empezó con multitud de notas falsas y con tendencia a forti muy duros, técnicamente mal armados, que suenan de forma poco estética y que deshilvanan la organización dinámica.
Este defecto fue bien sorteado en el Allegro conclusivo, donde la interpretación fue inspirada y la orquesta y Salado hicieron, en líneas generales, una plausible concertación. Pero no ocurrió lo mismo en la Rhapsody in Blue, sin duda el punto más bajo de todo el concierto: el solista salió agarrotado, empezó a fallar acordes aquí y allá, a trucarlos y a la vez a exagerarlo todo, de forma no sé si compensatoria pero desde luego en los límites de lo aceptable. Los forti del piano volvieron a ser realmente molestos. Todo esto se sufrió por el conjunto, y hubo descoordinaciones con la orquesta a lo largo de toda la Rapsodia. Camilo, tras este tropiezo, concedió tres generosas propinas (algo más de media hora en conjunto) mucho más adecuadas a sus capacidades técnicas y expresivas, donde estuvo realmente on fire, y consiguió así que el público saliera de la sala con la liberación de endorfinas por haber logrado terminar una maratón.
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