España - Galicia

Eto-psico-sociología con música de fondo: una gaita (o tres)

Tucán
lunes, 2 de septiembre de 2002
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La Coruña, jueves, 22 de agosto de 2002. Plaza de María Pita. Susana Seivane, gaita. Cristina Pato, gaita. Mercedes Peón, Gaita y voz. Orquesta Sinfónica de Galicia. Víctor Pablo, director. Programa: Juan y Junior, 'Anduriña'. R. Narvaja, 'Santa Lucía'. M. Vázquez y A. Parera, 'Óyeme' (solo de trompa, David Bushnell). Mercedes Peón: 'Marabilla', 'Serea', 'E Xera', 'De Seu'. J.M. Cano, 'Lía' (solo de violín: Giovanni Fabris). Susana Seivane: 'Marcha procesional dos Mató', 'Vai de polcas', 'A Faréndula', 'Sabeliña'. J.M. Cano: 'Mujer contra mujer', 'Hawai, Bombay', 'Me colé en una fiesta'. Cristina Pato: 'Noite de Lúa', 'Africa', 'En o Sagrado de Vigo' (vocalista: Inés Lojo), 'Tolemia'. Conciertos en María Pita. Aforo: 4.600 asientos. Asistencia: 9.000 espectadores
0,0001952 Hola, primo:Hace tiempo, en la primera carta que te escribía desde La Coruña, te contaba cómo eran los ritos sonoros de los humanos, a los que ellos llaman conciertos. Desde entonces he asistido a bastantes de éstos y he aprendido mucho, aunque el jefe, él sabrá por qué, dice que en esto de la música nunca se termina de aprender. El caso es los conciertos que más me gustan son éstos que se hacen al aire libre, como aquel primero, porque pasan muchísimas más cosas que en los normales y yo me lo paso en grande viendo el comportamiento de los humanos, que es algo que nunca termino de entender por mucho que lo intento; y es que los humanos, en el fondo, se portan muchas veces como cualquier otro animal, pero nunca terminan de reconocerlo. Algunos de ellos, que se dedican precisamente a estudiar lo nuestro como animales, se llaman etólogos. Hay otros, a los que llaman psicólogos y sociólogos, que tratan de saber por qué los humanos son como son -de uno en uno o en grupo-, pero creo que nunca llegan a saberlo bien del todo.Por ejemplo, lo del sitio de cada uno. Nosotros lo tenemos bien resuelto: unos aleteos y cuatro picotazos, y listo. A los humanos, como son tantos y viven tan juntos en ciudades, parece que les resulta más difícil resolverlo. Una ciudad, ya te lo he explicado otra vez, es el sitio donde vive una enorme bandada de humanos que es la unión de otras bandadas más pequeñas, que viven en sitios que se llaman barrios, que están formados por muchas casas, que son como nidos múltiples.Para dirigir todo este lío de bandadas, los humanos -por lo menos los de aquí, que en otros sitios parece que no pueden- eligen a unos cuantos de ellos para que organicen todo durante un tiempo, que suele ser de unos cuatro años (como cuatro veces trece lunas) y luego los cambian; aunque a algunos, si lo hacen bien, no los cambian casi nunca y se pasan muchos años de jefe de bandada. El grupo de los que mandan se llama Ayuntamiento, aunque en otros sitios tiene otros nombres.Pues el Ayuntamiento de La Coruña organiza desde hace unos años dos o tres conciertos cada verano para que todo el mundo pueda asistir a ellos y ver lo bueno que es tener una bandada de sonoros en la ciudad (la de aquí se llama Orquesta Sinfónica de Galicia, como ya te he dicho). Y todo esto sirve para que vean que les gusta y se apunten a los conciertos normales y todo eso.Una plaza es un lugar al que van los humanos a verse y charlar, o a tomar algo. En la de María Pita que está en el centro de la ciudad y es muy amplia, hay muchas casas alrededor y una de ellas es más bonita y mucho más grande que las otras, y la llaman también ayuntamiento. A ésta también van muchos humanos a resolver cosas, porque es donde trabajan los jefes de la gran bandada que te decía antes.Verás: estos conciertos al aire libre los hacen aquí, en la plaza de María Pita, porque es uno de los mejores sitios de la ciudad y de los más conocidos, precisamente por estar aquí la casa del Ayuntamiento, y hay quien dice que es un lugar muy emblemático, aunque a mi jefe no le gusta nada esa palabra, no sé por qué. Él dice que sería mejor decir representativo o característico, que son palabras más nuestras (o sea suyas).También, porque caben muchísimos más humanos al ser un sitio tan grande. Pero nunca es suficiente para todos, con lo que tienen que ir mucho antes para reservar el suyo. Algunos quieren guardarlo para su pareja o algún amigo que viene algo más tarde, pero otros dicen que de eso nada, que no vale, y es cuando empieza lo más raro y divertido de todo, porque en seguida se lían a discutir a gritos, y hay peleas y hasta bastonazos, como este día, que yo vi cómo una hembra vieja le daba a uno con su bastón para defender el sitio que tenía guardado.El caso es que había muchííísima más gente de la que cabía en las sillas y muchos se tuvieron que quedar de pie todo el rato. El gordo se llevó sus propias sillas, como el año pasado, pero no pudo ver casi nada porque había gente de pie justo delante, y si se levantaba había algunos que se la querían quitar y él dice que prefiere ver poco y no discutir, que para eso más vale no ir. Y que para algo me tenía a mí, que volara y viera lo que pasaba, y que luego contara todo, o sea, lo que estoy haciendo.Total, que cuando empezó el concierto todavía había mucho ruido. Lo de los teléfonos móviles fue peor que otras veces, porque no sólo sonaba el timbre –pese a que dijeron por los altavoces que había que apagarlos-, sino que vi a alguna hembra joven contestar a la llamada. y charlar y reírse mientras tocaba la orquesta. Tenías que haber visto la cara que se le puso al jefe: más que enfadarse o algo así, parecía no entender nada de lo que pasaba.Al principio sólo salió la Sinfónica y su jefe, que iba vestido de forma diferente a la de los otros hombres de la orquesta: en vez del frac negro con cola que ya te he contado cómo es, llevaba una chaqueta más corta y blanca. El gordo dice que es un esmoquin de verano y que es más fresco y por eso se lleva cuando hace más calor. O sea, que los músicos deben de ser más frioleros que el jefe y por eso no se lo ponen así. Tocaron dos músicas muy bonitas que todo el mundo conocía y que algunos incluso cantaban por lo bajinis, supongo que para ayudar a los de la orquesta. Y luego otra, en la que tocó tan bien como siempre el solista de trompa.Luego salió una que se llama Mercedes Peón, que me dio mucha impresión verla, con un pantalón y una especie de camisa larguííisima, todo ello blanco y encima sin nada de pelo, la pobre. Cantaba canciones bastante bonitas, pero con un aire entre suaves y un poco tristes, y también tocaba un instrumento de los de soplar, pero con muchos tubos que cuelgan de una especie de saco que llaman fuelle y que el que lo toca tiene que estar llenando de aire cada dos por tres y vaciarlo apretando con el brazo contra el costado. Se llama gaita, y lo bueno es que puede sonar sin parar durante mucho tiempo sin que se ahogue el que lo toca.Después, la orquesta sola tocó una canción -aunque ninguno de ellos cantaba- muy suave y de mucho cariño, con la orquesta sola, en la que tocó el violín de forma muy bonita el concertino. Cuando terminaron ésta, salió otra gaitera que se llama Susana Seivane y que solo tocaba, sin cantar. Lo primero era una música lenta y muy seria, que el jefe decía que era así porque era música solemne, para procesiones. Luego, tocó otra que recordaba un poco las pelis del Oeste, otra más también algo lenta, pero más sosa que la anterior, y al final una más movida que, según el jefe, era clavada a una canción de hace muchos años (pero muchos ¿eh? Cerca de 40 ó 50) que se llamaba A lo loco. Volvió la orquesta a tocar sola tres canciones cada vez más animadas, de un tal J. M. Cano, pero que todos decían que eran de Meccano (como suena parecido, igual es que se confunden por eso).Al final, salió una, que se llama Cristina Pato, con pantalón verde, top verde y pelo verde, que para mi gusto era la que mejor lucía por las pantallas: palabra de pájaro. Pato (también me gusta el nombre, claro) también toca la gaita. Pero qué diferencia, primo: primero tocó una música que se llama Noite de Lúa, o sea Noche de Luna, que era preciosa, y en la que lograba unos sonidos que el jefe y algunos de sus colegas decían que son una nueva forma de tocar la gaita y que, a lo mejor, por ahí está el futuro del instrumento.Yo sólo te puedo decir que, en cuanto empezó a sonar, el jefe se levantó de su silla como si le hubieran pinchado justo debajo, ya sabes. Y lo de su silla, pero suya-suya, es porque fue justo entonces cuando tuvo que hablar con una mujer que se la quería quitar y explicarle lo de la propiedad privada y esas cosas, que fue una auténtica juerga verlos.Después de esta música, Cristina tocó dos más, muy majas también –en una de ellas cantó Inés Lojo-, y la última, Colemia, (que a mí me suena a locura en sangre, o algo así) que es una cascada de sonidos desbordados de ritmo y alegría, y todos bailaban y saltaban (la que más saltaba era precisamente la gaiteira y muchos, sobre todo los hombres, estaban atentísimos y, no sé por qué, decían todo el rato ¡Ya, ya!, ¡Ahora!, ¡Verás, verás!)Al final dijeron que no se había visto nada, pero yo sí que vi: vi a una artista muy artista que está en el escenario como pez en el agua, y que sabe hacer música muy buena y ¡diferente! con un instrumento que parece difícil de encajar en la música sinfónica, pero que con músicos como esta gaiteira y músicas como las que oímos el jueves en María Pita, merecería la pena explorar.Cuando acabó el programa, Seivane y Pato tocaron juntas con la orquesta el Rock del Deportivo, que es una canción dedicada al equipo de fútbol de la ciudad, que es uno de los mejores de España, y todo el mundo cantó y dio palmas y era un fin de fiesta fenómeno, de verdad. Luego, como Peón no había tocado esto –dicen que se negó, por estar en contra de su línea- cantó ella, y volvió a tocar Pato su Tolemia y Seivane su Marcha procesional dos mató y así, muy despacito y al ritmo de la marcha, nos fuimos casi todos los que no nos habíamos ido todavía.Recibe, como siempre, un cariñoso apretón de alas de tu primo,Tucán
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