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Roberto San Juan
miércoles, 27 de abril de 2022
Andrey Boreyko © 2022 by O. Filarmónica de Varsovia Andrey Boreyko © 2022 by O. Filarmónica de Varsovia
Miami, martes, 5 de abril de 2022. Adrienne Arsht Center. Stanisław Moniuszko: Obertura de la ópera Paria; F. Chopin: Concierto para piano nº 1 en Mi menor, Op. 11; J. Brahms: Sinfonía nº 1 en Do menor, Op. 68. Bruce Liu, piano. Orquesta Filarmónica de Varsovia. Dirección: Andrey Boreyko
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Una vez más, y en esta ocasión tras un anuncio previo por megafonía invitando al público a escucharlo de pie, sonó el himno nacional de Ucrania al comienzo de un concierto en el Knight Concert Hall de Miami. Cabe destacar que en el podio estaba Andrey Boreyko, nacido en San Petersburgo y de ascendencia rusa por línea materna. A reglón seguido comenzó el concierto, con un programa denso, atractivo y con abundante música polaca.

Stanisław Moniuszko (1819-1872) fue autor de numerosas piezas de inspiración popular y canciones con texto de poetas polacos. Es, además, considerado el padre de la ópera nacional polaca y entre sus más de veinte óperas se encuentra Paria, cuya música está muy próxima a los ritmos y folklore polacos a pesar de narrar una historia que transcurre en la India. La Obertura que abrió el concierto reúne los principales temas de la ópera y está estructurada en cuatro partes A-B-A-B, con la parte A cargada de energía y sonido orquestal pleno en ritmos troqueos, y una parte B más íntima, con una sonoridad de salón del período romántico, una cierta ampulosidad melódica y pasajes con abundantes puntillos, que fueron interpretados con un ligerísimo retraso en la entrada de la segunda nota tras el puntillo, a modo de un discreto rubato orquestal. Con sus gestos e indicaciones Boreyko mostró uno de sus rasgos distintivos, como es la implicación de todo el cuerpo en la dirección. La obertura, de unos 10 minutos de duración, concluyó con brillantez con la exposición de uno de los temas por parte de los metales.

Tras la necesaria reorganización en el escenario siguió uno de los platos fuertes de la velada: el Concierto para piano nº 1 de Chopin con Bruce Liu como solista. La carrera de este joven pianista -nacido en París de padres chinos y criado en Montreal- ha recibido un decisivo impulso recientemente, tras ganar en octubre de 2021 el primer premio de la 18ª edición del Concurso Internacional de Piano Chopin, el mismo que su maestro Dang Thai Son ganara en 1980, en la 10ª edición. Por cierto, que en la última jornada del concurso Liu tocó este mismo Concierto con idéntica orquesta y director.

Me llamó la atención que el piano en el que Liu interpretó la obra hoy fuera un Yamaha en lugar del Steinway de la sala. Curiosamente he leído que en la final del concurso de Varsovia tocó en un Fazioli. Desde mi asiento me pareció que el instrumento poseía un timbre aterciopelado en el registro central, especialmente cuando se hacía uso del pedal derecho; en caso contrario el sonido era algo seco y percusivo. Además, se reveló como un piano muy sensible a los distintos tipos de ataque; en palabras de los pianistas, se podría decir que “se oía todo”. Liu usó estas características a su favor, y el discretísimo uso del pedal derecho permitió apreciar con absoluta nitidez todas las agilidades y cascadas de notas del primer movimiento, ‘Allegro maestoso’.

La compenetración con la orquesta fue total gracias a unos excelentes músicos y a un director magistral. Destacaría aquí otro de los rasgos distintivos de Boreyko, y es que domina y usa como pocos el espacio lateral y frontal en sus distintas alturas. Con sus brazos da instrucciones a distintos niveles en un lenguaje gestual muy bien codificado y, sobre todo, eficaz para trasladar a los músicos sus ideas y su concepción de la obra. El ‘Romance: Larghetto’ transcurrió como un maravilloso diálogo equilibrado y poético entre solista y orquesta y en la segunda sección, donde el tema melódico está en la orquesta y el piano lo acompaña y lo parafrasea, se consiguieron efectos casi caleidoscópicos.

El ‘Rondo: Vivace’ mantuvo esa especial complicidad y conexión entre solista y orquesta. Liu desplegó con brillantez su técnica arrolladora y enriqueció el discurso mediante distintos tipos de ataques para destacar notas de los motivos melódicos subyacentes. El público, con abundante presencia polaca, reconoció el talento y aplaudió y ovacionó a los artistas. Boreyko levantó a los músicos de la orquesta por secciones y el solista, tras varias salidas y entradas en la ronda de aplausos, se decidió por fin a una propina, con una versión jazzística -desconozco si propia o no- de la Bagatela WoO 59, ‘Para Elisa’, de Beethoven.

La Primera Sinfonía de Brahms es una obra monumental que el compositor de Hamburgo sólo consideró finalizada tras un largo proceso de más de una década. La versión escuchada aquí fue paradigmática en su concepción equilibrada y con una enorme riqueza dinámica y tímbrica. El denso comienzo de ‘Un poco sostenuto’, con los timbales marcando el pulso y la cuerda sonando en una densa textura, no resultó tan nebuloso como en otras versiones. Boreyko usó todo el peso de su cuerpo para indicar los acentos en los pasajes orquestales homofónicos, pero también se fue plegando hacia adelante en los diminuendi orquestales con un gesto visualmente muy expresivo y musicalmente muy eficaz. Dirigió con amplitud y rotundidad, con movimientos anchos cuando iban dirigidos a la cuerda de base orquestal. Tras un ‘Andante sostenuto’ con destacadas intervenciones de trompas, oboe y concertino, el tercer movimiento mostró con acierto un carácter intrascendente y algo juguetón. 

El último movimiento comienza con un ‘Adagio’ que recupera la densidad orquestal. Destacó el sincronismo en los pizzicati de la cuerda en piano, incluso durante el stringendo orquestal, siendo éste un índice de calidad de una orquesta y del grado de compenetración de sus músicos. Hubo un ligero desajuste en la primera nota de la primera entrada de las trompas con su famoso tema, por lo que Boreyko preparó y dio con precisión la segunda entrada, que fue perfecta. El tema del coral se escuchó majestuoso en trombones y fagotes y el ‘Allegro non troppo' siguiente fue interpretado con decisión y riqueza expresiva.

Boreyko levantó de nuevo a los músicos por secciones orquestales para que recibieran los aplausos del público. Ante la insistencia, la orquesta regresó a la música polaca con la interpretación, ya fuera de programa, de la ‘Mazurca’ de Halka. Se trata de la ópera más conocida y reconocida de Stanisław Moniuszko y la ‘Mazurca’ es un número de sonoridad militar, cargado de energía, elegancia y frescura.

Este concierto puso punto y final a la gira que la Filarmónica de Varsovia ha realizado por Florida, entre el 30 de marzo y el 5 de abril, con conciertos en West Palm Beach, Daytona Beach, Orlando, Naples y Sarasota, además de Miami. 

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