España - Cataluña

Para recordar a Berganza

Jorge Binaghi
lunes, 30 de mayo de 2022
Veronica Simeoni © 2022 by Ayuntamiento de Barcelona Veronica Simeoni © 2022 by Ayuntamiento de Barcelona
Sant Cugat, sábado, 21 de mayo de 2022. Claustre del Monestir de Sant Cugat. Concierto de cámara. ‘Mélodies’ de Hahn, Biscione, Satie, Bizet y 'Les nuits d’été' de Berlioz. Bises: Saint-Saëns y Montsalvatge. Veronica Simeoni, mezzosoprano, y Michele D’Elia, piano. Festival Life Victoria
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El concierto de primavera del Life Victoria, que se suele hacer en este hermoso claustro (pero habría que calibrar la presencia de ruidos exteriores), estaba preparado hace mucho tiempo, pero ante el fallecimiento de la inigualable Teresa, tanto la Fundación (de la que presidía el patronato artístico) como los artistas estuvieron de acuerdo en dedicarlo a su memoria. Me parece el lugar adecuado para citar por entero la despedida que nos dejó a todos a través de su familia: “Quiero irme sin hacer ruido. No quiero anuncios públicos, ni velatorios, ni nada. Vine al mundo y no se enteró nadie, así que deseo lo mismo cuando me vaya.”

Genio y figura, pero no puede impedir el ‘buen’ recuerdo, la ‘buena’ memoria. Y por eso es de agradecer el gesto de la Fundación como el de los intérpretes. Y pasemos a la parte ‘puramente’ musical (eso de ‘puramente’ no me ha convencido nunca, y con el paso del tiempo cada vez menos…).

Empezó la primera parte con tres composiciones de Reynaldo Hahn, de aquellas que tanto gustaban a la gran Victoria. Se sucedieron ‘Si me vers avaient des ailes’ (nunca antes había visto que abriera un concierto), ‘À Chloris’ y ‘L’énamourée’ vertidas con esa mezcla de melancolía, fragilidad y elegancia, y hasta la recreación deliberadamente ficticia de música del siglo XVIII (la segunda de ellas) que alcanzaron su justo punto en voz y piano. Los textos pertenecían, respectivamente, a Hugo, de Viau y de Bainville. 

Siguieron tres composiciones del contemporáneo Biscione que Simeoni ha estrenado y grabado sobre textos de Verlaine de sus Trois esquisses liriques (‘La lune blanche’, ‘Le démon’), y, sobre texto de Rimbaud (ambos poetas parecen predestinados a seguir de la mano aun después de haber finalizado su relación y fallecido), ‘La nouvelle année’. En una segunda audición en vivo (no cuento las veces que he oído la grabación) revelan mejor su buena factura y no desmerecen al lado de los otros (mi preferencia, puramente subjetiva, va al primero, ‘La lune blanche’).

D’Elia hizo un paréntesis pianístico con uno de esos autores que nunca han sido debidamente reconocidos ni integrados en los programas salvo por artistas especiales. En este caso interpretó la conocida Gymnopédie num.1 y la mucho menos frecuente, y extraordinaria, Sonatine Bureaucratique pour le piano. Si la primera nos remite al mundo ‘clásico’ (revisitado) y ‘serio’ (aunque con una fuerte carga de tristeza mezclada a la levedad) la segunda nos lleva al humor muchas veces al borde del sarcasmo del compositor. Ambos ‘polos’ estuvieron presentes en la interpretación del talentoso italiano.

Terminó la primera parte con una pieza ‘rara’ (relativamente) de Bizet, la ‘orientalizante’ Adieux de l’hôtesse arabe, sobre un texto de Victor Hugo, que Simeoni tradujo con nostalgia y sensualidad, siempre en buena sintonía con D’Elia.

Veronica Simeoni, acompañada por Michele D’Elia, durante su concierto en el Claustro del Monasterio de Sant Cugat (Barcelona) el 21 de mayo de 2022. Festival Life Victoria. © 2022 by Ayuntamiento de Barcelona.Veronica Simeoni, acompañada por Michele D’Elia, durante su concierto en el Claustro del Monasterio de Sant Cugat (Barcelona) el 21 de mayo de 2022. Festival Life Victoria. © 2022 by Ayuntamiento de Barcelona.

La segunda parte preveía el genial ciclo de Berlioz, Les nuits d’étésobre magníficas poesías de Théophile Gautier (tuvimos un buen repaso de la poesía francesa de la segunda mitad del XIX, lo que no es de despreciar). La noche era de estío, y los cantos de los pájaros eran bienvenidos (no los tambores ni petardos de una ‘festa major’ que se realizaba afuera con todos los derechos pero que -no sé a los intérpretes- no contribuía, al menos en mi caso, a la concentración…. Si ya no puedo con las palomitas de maíz, los caramelos y las pantallas de móviles en cines y teatros, que por suerte aquí no estuvieron ….).

De la grabación a esta interpretación han pasado unos tres años, y se nota para bien. La cantante ha interiorizado mucho más el texto y ahora hay mucho más sentido del matiz y del detalle, en particular en la inicial ‘Villanelle’ y la final ‘L’île inconnue’. Los números sentimentales, nostálgicos y fúnebres (‘L’espectre de la rose’, ‘Sur les lagunes’, ‘Absence’ y ‘Au cimitière’) ya habían sido desde el principio un total acierto y ahora, ‘simplemente’ (¿simplemente?) aparecieron profundizados, en particular en los números 3 y 4).

Que Simeoni es una excelente mezzo de muy buena extensión y alcanza notas graves que a veces algunos de sus compatriotas encuentran a faltar fue palpable en todo el concierto, pero en particular en los números 2, 3, 4 y 5. Y sobre todo en el único fragmento de ópera que ofreció en calidad de primer bis, la difícil entrada de Dalila en el segundo acto de Samson et Dalila de Saint-Saëns, ‘Amour viens aider ma faiblesse’ con su recitativo precedente. Si en la fatal filistea sacó las uñas (digamos figuradamente), inmediatamente las recogió para dirigirse a un público muy bien dispuesto y anunciar como homenaje suyo particular a Berganza su primera canción en castellano (que fue inmaculado), la famosa ‘Canción de cuna para dormir a un negrito’ de las Cinco canciones negras de Montsalvatge, de una sutileza y delicadeza dignas de Teresa y de Victoria. 

De paso, d’Elia se permitió espaciar con igual comodidad del romántico Berlioz al más severo pero arrebatado Saint-Saëns y a rivalizar en transparencia con Simeoni en la pieza de Montsalvaltge. Con esto terminó de meterse en el bolsillo al respetable que aplaudió con ganas.

Gracias a todos y, claro, a la ausente Teresa, que tal vez se asomó un momento. Extrañé su voz al lado diciendo ‘oye, esta chica me gusta’. 

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