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Ucrania

VII. Rusia y China: suenan, por fin, las campanas de alarma en Europa

Juan Carlos Tellechea
lunes, 30 de mayo de 2022
Rebooting Europe’s China Strategy © 2022 by Institut Montaigne Rebooting Europe’s China Strategy © 2022 by Institut Montaigne
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Rusia se está orientando hacia China ahora que Europa quiere independizarse de las importaciones de gas y petróleo rusos por la abominable guerra de agresión y aniquilamiento perpetrada contra Ucrania. Para Pekín, se trata de una oportunidad única para ampliar su influencia geopolítica. Desde 1978, China se ha convertido en el principal beneficiario del orden multilateral respaldado por Estados Unidos y apoyado por Europa. En la actualidad, China está desafiando este orden internacional, buscando una influencia dominante en algunas instituciones internacionales y estableciendo rivales en otras. Un orden internacional tan fragmentado crea el riesgo de una mayor inestabilidad internacional.

Al mismo tiempo, el creciente poderío militar de China y su reticencia a participar en el control de armas o en las medidas de fomento de la confianza aumentan el riesgo de conflicto con otras potencias. Una gran guerra en la que participen varias potencias nucleares -que no está completamente fuera de los límites de lo posible, especialmente a la luz del la bárbara embestida de Rusia contra Ucrania y el consiguiente riesgo de que se extienda al territorio de la OTAN- pondría fin a la era de prosperidad cada vez mayor que comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, advierten tres prestigiosas entidades de investigación y gabinetes estratégicos de Europa en un amplio e interesante estudio titulado Rebooting Europe’s China Strategy (Reinicio de la estrategia europea hacia China).

Reformar estrategia

Dr. phil. Volker Stanzel. © 2022 by SWP.Dr. phil. Volker Stanzel. © 2022 by SWP.

Un mundo así sería profundamente peligroso para las sociedades europeas; pondría en riesgo no solo su prosperidad, sino que también amenazaría las formas democráticas liberales de gobierno de Europa. La propia existencia de la Unión Europea (UE) se basa en la continuidad de la eficacia del sistema multilateral, afirman los politólogos e internacionalistas Ian Bond, del Centre for European Reform, François Godement, del Institut Montaigne, así como Hanns W. Maull y Volker Stanzel, de la Fundación Ciencia y Política (Stiftung Wissenschaft und Politik, SWP), quienes recomiendan perentoriamente a los gobiernos de la UE a reformar su estrategia frente a China.

Tal vez sea demasiado tarde ya, pero las campanas de alarma han redoblado su sonar en Europa en estas últimas semanas. La República Popular China supone un inmenso reto para la UE, inimaginable hace solo unos años. Este desafío llega en un momento especialmente difícil. Europa necesita conocer mucho mejor lo que China está haciendo en Europa, y necesita saber mucho más sobre China en su conjunto y sobre aspectos específicos de China. Las recientes denuncias documentadas con imágenes sobre torturas a miembros de la minoría étnica de los uigures en supuestos “centros de formación“ en Xinjiang redoblaron el sonido de esas alarmas.

China ya tiene una importante presencia en Europa, y es posible que esa presencia se amplíe aún más en el futuro. Algunos aspectos de esta presencia son problemáticos, como las actividades chinas en Internet, los Institutos Confucio y otras formas de colaboración académica, y las operaciones de influencia dirigidas a líderes políticos y empresariales y a la diáspora china en Europa. Pero hay poco conocimiento sistemático de la presencia china en general, así como de esas actividades perturbadoras.

El bárbaro ataque a Ucrania ordenado por el presidente neoestalinista de inclinaciones fascistas de Rusia, Vladimir Putin, ha echado por tierra los supuestos de la posguerra fría sobre el orden de seguridad paneuropeo. La pandemia del COVID-19 sigue haciendo estragos, imponiendo costes sociales y económicos muy reales a los países europeos. Los intereses de seguridad de Europa están amenazados en Europa del Este, Oriente Medio y África. Pero también en China sigue expandiéndose el coronavirus sin una contención efectiva y sin vacunas eficaces lo que arroja dudas sobre sus perspectivas (sus pronósticos económicos son una gran incógnita en estos momentos).

Autocráticos y populistas

Las consecuencias del Brexit aún no se han digerido del todo, aunque la repugnante guerra de Ucrania está obligando a Londres y Bruselas a colaborar más estrechamente en materia de sanciones y otros aspectos de la política exterior y de seguridad. Dentro de la UE, los gobiernos antiliberales y populistas están cuestionando sus principios fundacionales.

En el contexto de esta multiplicidad de retos, la UE tiene a veces dificultades para imponerse a nivel mundial, aunque siga siendo la mayor entidad económica y comercial del mundo. China supone un reto para la sostenibilidad económica a largo plazo de Europa, para su libertad política de actuación internacional, para sus valores e intereses y, en última instancia, para su seguridad. No se trata solo de un reto directo, sino que se deriva del impacto sistémico de China en el sistema internacional.

Prof. Dr. Hanns W. Maull. © 2022 by SWP.Prof. Dr. Hanns W. Maull. © 2022 by SWP.

Las disputas entre Europa y China han ido en aumento. En Europa, en Estados Unidos y en otras economías de mercado democráticas, la noción de "desvinculación" ha ganado terreno en respuesta a los nuevos riesgos percibidos en las relaciones bilaterales con China: el riesgo de perder el liderazgo tecnológico y la competitividad industrial a favor de las empresas chinas respaldadas por el Estado chino; y el riesgo de que las operaciones de influencia china socaven los valores liberales y subviertan la política democrática. La desvinculación puede implicar cualquier cosa, desde mantener las tecnologías militares o duales clave fuera de las manos de China hasta romper los lazos que dan lugar a la dependencia económica de China.

A expensas de empresas europeas

China ha estado haciendo bastante desacoplamiento para sí misma, y sus políticas económicas reflejan cada vez más el imperativo de la seguridad nacional. Los dirigentes chinos han promovido una estrategia de "doble circulación" para reforzar la autosuficiencia de China y aislarla de las crisis extranjeras. En nombre de la seguridad nacional, está aumentando constantemente las restricciones al comercio y a los flujos de capital, y está cambiando las reglas del juego para la inversión en acciones. Sin embargo, China mantiene los intercambios comerciales con el resto del mundo que considera esenciales o rentables. Durante la pandemia de COVID-19, las exportaciones del país han aumentado considerablemente, a menudo a expensas de las empresas europeas.

Ambas estrategias de desvinculación y doble circulación parecen chocar con las poderosas fuerzas de la globalización que reflejan la explosión del conocimiento y la innovación tecnológica. La globalización conecta a los individuos y a las sociedades de todo el mundo de forma cada vez más rápida, amplia y profunda, y sus consecuencias son más intrusivas que nunca. La naturaleza de la interdependencia de Europa con China, basada en las cadenas de suministro industrial integradas, es diferente de su dependencia de las materias primas, y especialmente de los combustibles fósiles, de Rusia; la actual ruptura de la mayoría de los vínculos financieros y económicos con Rusia no parece que vaya a repetirse en el caso de China.

El Partido Comunista chino

Los lazos podrían debilitarse en ciertas áreas sensibles, pero en general el enredo europeo con China sigue siendo denso. Los incentivos económicos seguirán promoviendo este embrollo, mientras que las preocupaciones políticas y estratégicas tratan de contenerlo y frenarlo. La interdependencia entre Europa y China será políticamente controvertida, por lo que habrá que hacer concesiones entre los beneficios económicos, las amenazas a la seguridad nacional y la integridad política. En cuanto a China, la ambición primordial del Partido Comunista Chino es mantener el control de China.

El Partido hará todo lo que considere necesario para consolidar y aumentar su poder. Si la dirección del PCCh considera necesario inmiscuirse en los asuntos de otras naciones, lo hará, como ha hecho en Australia, Nueva Zelanda, Europa e incluso en Estados Unidos. El pragmatismo convenció a China para que se abriera a la globalización y la empujó hacia la interdependencia mundial.

Pero la preocupación por el control del poder del PCCh exige que los dirigentes canalicen y controlen cuidadosamente las implicaciones de la globalización. Además, el "cambio a través del acercamiento" puede funcionar en ambos sentidos: la profundización de la interdependencia económica ha cambiado tanto a China como a sus socios, incluida Europa. China puede utilizar la globalización contra Occidente. A medida que crezca el peso relativo de China, disminuirán sus propias limitaciones, lo que le permitirá ampliar su influencia en el extranjero.

China pretende ahora proyectarse globalmente con una caja de herramientas que incluye la persuasión, la coerción y la corrupción, y la acción cibernética, mezclando incentivos, chantajes y amenazas. La profundidad, el alcance y la variedad de la injerencia en la política de otros países estarán determinados únicamente por los motivos y las capacidades de los dirigentes del PCCh, no por ninguna noción sobre la conveniencia.

Los servicios secretos advierten contra las principales universidades chinas

Ian Bond. © 2018 by Centre for European Reform.Ian Bond. © 2018 by Centre for European Reform.

Los servicios secretos, los expertos y los grupos de reflexión (o laboratorios de ideas) europeos llevan años advirtiendo sobre la cooperación académica con China. En su informe anual de 2010, el servicio secreto holandés fue uno de los primeros en señalar que el servicio de inteligencia chino estaba interesado en la alta tecnología y los conocimientos de los Países Bajos.

En Suiza, el servicio de inteligencia helvético ya advirtió en 2016 que había que tener cuidado con el espionaje industrial. Mientras tanto, también ha advertido explícitamente a la comunidad científica sobre las actividades de espionaje chinas. En Alemania, la Oficina para la Protección de la Constitución (servicio secreto interior) escribe que los científicos, las universidades y las instituciones de investigación alemanas todavía no son conscientes de todos los peligros, o ignoran deliberadamente el problema.

El servicio secreto belga fue más explícito. Hace tres años, advirtió específicamente sobre la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa (NUDT) de China. En ese momento, la agencia escribió sobre una decena de estudiantes de la NUDT en universidades belgas. "Estos estudiantes e investigadores se llevan a casa los conocimientos adquiridos en las universidades y los ponen a disposición del ejército de su país".

¿Cómo debe responder Europa a los retos de su relación con China? Esta es la cuestión central a la que pretende responder este estudio europeo. En primer lugar, sin embargo, los expertos tratan de aclarar a quién se refieren con el término "Europa".

¿Quién es "Europa"?

A los efectos de este estudio, Europa incluye las instituciones de la Unión Europea, los Estados miembros de la UE y también otros países europeos. La identidad colectiva de Europa la expresa la UE, pero también cualquier grupo de Estados europeos que actúen de acuerdo con los cuatro elementos centrales de su identidad que se detallan más adelante. Sin embargo, ni siquiera sus Estados miembros más influyentes pueden pretender legítimamente representar a Europa por sí solos: Europa es una empresa colectiva.

Europa tendrá que basar su compromiso con China en una definición de sus valores, intereses y objetivos que sea compartida por los europeos. Para lograrlo, será necesario realizar un esfuerzo político persistente para imponerse a las tendencias centrífugas dentro de Europa y a los intentos de China de socavar una voz europea unificada.

La naturaleza del proceso político europeo favorece por sí misma las consideraciones a largo plazo sobre las de corto término y prioriza la moderación sobre la emoción. Esto también hace probable que las posiciones europeas sean compatibles con las de democracias de potencia media como Japón, Corea del Sur, Australia o Canadá, así como con las de algunos países de la ASEAN. En ese sentido, Europa parece bien posicionada en su capacidad de construir coaliciones, una fuente clave de poder blando en las relaciones internacionales actuales.

Objetivos de Europa; principios, normas, valores e intereses

François Godement. © 2022 by Institut Montaigne.François Godement. © 2022 by Institut Montaigne.

¿Cómo debe definir Europa sus intereses y objetivos en su relación con China? ¿Qué lugar ocuparán en ella los valores democráticos liberales que Europa defiende? ¿Puede Europa evitar una desvinculación económicamente perjudicial con China y mantener vínculos mutuamente beneficiosos sin dejar de ser fiel a sí misma?

Los valores e intereses europeos expresan opciones colectivas enraizadas en la historia de Europa. La forma en que Europa se relaciona con China debe reflejar esta identidad europea. Europa tendrá que hacer algo más que delimitar lo que no es, y definir claramente lo que es. Una "Europa que protege" acabará por desmoronarse si, por conveniencia o por beneficio comercial, intenta mantenerse al margen de la lucha por el futuro del orden mundial.

Los expertos de los tres laboratorios de ideas europeos sugieren una serie de elementos centrales que constituyen la identidad europea: Europa es democrática; para algunos predominantemente liberal; para otros predominantemente social; nunca exclusiva de ninguno de los dos. Para todos, es multilateralista, y cada vez más defiende la conservación de los recursos y la ecología.

La mayoría de los europeos consideran hoy que la gobernanza de sus naciones está irremediablemente entrelazada con los valores políticos de la ilustración y el liberalismo, pero también con los de la prosperidad y la justicia social. El funcionamiento de la UE en su día a día es un reflejo de ello. Esto no significa que la democracia liberal vaya a prevalecer necesariamente en todos los Estados miembros en todo momento (ya existen desviaciones significativas), pero sí considera que una Unión Europea antiliberal y autoritaria, si llegara a producirse, ya no sería representativa de Europa.

Si la mayoría de los Estados miembros, incluidos los más grandes o los miembros fundadores, dejasen de ser democracias liberales y consiguiesen transformar la UE en una entidad antiliberal y autoritaria, se destruirían los cimientos sobre los que se construyó el proyecto europeo.

Multilateralismo

También en los asuntos internacionales, la UE acepta someterse a las normas, porque es lo que mejor sirve a sus intereses colectivos a largo plazo. La UE es multilateralista porque no quiere depender de la primacía del poder (aunque la situación de seguridad en su región la obligue cada vez más a convenir en la necesidad de una defensa mucho más fuerte), pero también porque ella misma es una entidad multilateralista.

La UE hace hincapié en las fuentes de poder alternativas, aunque necesita ser capaz de disuadir la agresión y defenderse. En cuanto a los principios, la Unión Europea no solo sigue formando parte de Occidente, sino que podría decirse que personifica sus valores como institución democrática liberal multilateralista.

Por último, la identidad europea es cada vez más "verde" porque es (predominantemente) una sociedad próspera y envejecida que es cada vez más consciente de la fragilidad de su entorno ecológico.

Tanto los Estados miembros de la UE como los que no lo son seguirán considerando que el papel de Europa en los asuntos internacionales es multilateralista, es decir, que apoya un orden internacional basado en normas, liberal y democrático que se caracteriza por el imperio de la ley, más que por el imperio de la fuerza, y por unas instituciones internacionales que funcionan.

Como grupo de países multilaterales liberales, Europa apoya un orden económico mundial que facilite los flujos de conocimiento, bienes, servicios y capital.

Dolorosos ajustes

En conjunto, las interacciones económicas entre la UE y China han contribuido en el pasado a la prosperidad no solo de China, sino también de Europa, aunque los beneficios no se han repartido de forma equitativa entre ambas o dentro de ellas.

El rápido crecimiento de China ha atraído las exportaciones europeas y, por tanto, ha apoyado el empleo en los sectores exportadores. Las importaciones de bienes de consumo baratos procedentes de China han beneficiado a los consumidores europeos. En contrapartida, también se han producido dolorosos ajustes, ya que la competencia de China ha perjudicado o desplazado la producción industrial y el empleo europeos.

Europa entre China y Estados Unidos

Europa prefiere que su economía permanezca entrelazada tanto con China como con Estados Unidos. Necesita mantener su prosperidad económica con ambos, y contar con Estados Unidos para su seguridad. China seguirá siendo, con toda probabilidad, el mayor mercado en crecimiento del mundo durante algún tiempo; muchas empresas europeas consideran que no pueden permitirse abandonar este mercado, ya sea como proveedores del exterior o como productores del interior. Sin embargo, mientras China siga siendo gobernada por el PCCh (un supuesto que los responsables políticos europeos tienen que asumir), supondrá una amenaza sistémica para las democracias liberales y el orden mundial del que depende nuestra supervivencia y prosperidad.

Por tanto, las opciones políticas europeas se enfrentarán a presiones e incentivos contradictorios que pueden plantear un dilema. La única forma de avanzar para Europa -tanto para los Estados miembros de la UE como para los demás- es desarrollar su "soberanía estratégica", lo que en términos prácticos significa ser más resistente y más capaz de fijar su propio rumbo. Para ello, Europa tendrá que cultivar su influencia tanto en Washington como en Pekín, y esa influencia tendrá que basarse en el apalancamiento. Hasta ahora, el poder de Europa se ha basado en gran medida en la regulación de su enorme mercado interior. Esto no será suficiente en el futuro: Europa necesitará una capacidad para formular y aplicar estrategias colectivas de política exterior.

Defensa de Europa e Indo-Pacífico

También necesitará los medios para defenderse eficazmente. En contra de la opinión generalizada, la autonomía estratégica no es una alternativa, sino un requisito previo para una alianza transatlántica vibrante. Desde la perspectiva de Europa, Estados Unidos será el socio natural y el líder en la promoción de las normas liberales y democráticas, a nivel nacional e internacional, junto con otras democracias liberales -siempre que siga siendo una democracia liberal.

Pero a medida que el ascenso de China desafía el orden regional existente en Asia Oriental y, por tanto, el papel de Estados Unidos como proveedor de seguridad, los recursos y la atención política de Estados Unidos pueden dividirse cada vez más entre el Indo-Pacífico y su compromiso con la seguridad europea. La forma en que Washington puso fin a su presencia militar en Afganistán en agosto de 2021 ha reavivado los temores de un nuevo aislacionismo.

Aunque Estados Unidos se ha enfrentado con determinación a la guerra de Rusia en Europa (la pérfida agresión contra Ucrania), en una futura crisis de seguridad europea es muy posible que Estados Unidos se vea atado por una crisis paralela en la región del Indo-Pacífico. Por tanto, Europa debe asumir una mayor responsabilidad por su propia seguridad y por la estabilidad de su vecindad inmediata. Estados Unidos y China, aunque económicamente siguen unidos por la cadera, están ahora enzarzados en una feroz contienda geopolítica, con implicaciones globales de gran alcance.

En última instancia, las relaciones internacionales se polarizan entre las democracias liberales y las agrupaciones de Estados autoritarios o neototalitarios, de los cuales China es el más poderoso, cooperando ad hoc con otros (Rusia, Pakistán, etc.), siempre que lo considera oportuno. Estados Unidos sigue siendo el líder natural del primer bando en esta lucha sistémica. Pero Europa debe decidir cómo enfocar la naciente bipolaridad Estados Unidos-China en los asuntos internacionales.

Evitar la peligrosa confrontación USA-China

A Europa le interesa sobre todo evitar una peligrosa confrontación entre las dos superpotencias. Europa necesitará una relación razonablemente cooperativa entre Estados Unidos y China para establecer y mantener el orden internacional democrático liberal basado en normas que necesita para prosperar.

Para poder ejercer alguna influencia moderadora en la relación entre Estados Unidos y China, Europa tendrá que navegar por cada relación por separado, ejerciendo su soberanía estratégica al tratar tanto con Pekín como con Washington. Existen paralelismos entre la rivalidad actual entre Estados Unidos y China y la Guerra Fría, aunque también hay importantes diferencias. Estas diferencias incluyen el enorme éxito económico de China y su creciente potencial, así como el grado de su interdependencia económica con las economías de mercado.

Los intereses y objetivos geopolíticos percibidos por Estados Unidos y China en Asia Oriental son ahora incompatibles porque ambas partes exigen una posición dominante en en esa región. Esas exigencias tienen profundas raíces en la historia, pero también en sus respectivas políticas internas: Estados Unidos siempre se ha considerado una potencia del Pacífico, y los dirigentes chinos utilizan su "sueño de China" para revivir el dominio tradicional de China en Asia Oriental como medio de apoyar su control del poder.

Ambos poseen también economías vibrantes y altamente innovadoras, aunque en China la economía está dirigida por el Estado y el mercado está subyugado a la supremacía del PCCh. Ambos persiguen políticas industriales para reforzar su poder nacional y militar, aunque las estrategias también difieren. En ambas sociedades existe un consenso político de que el otro representa una amenaza, a la que hay que hacer frente, entre otras cosas, con una política exterior respaldada por el poder militar.

Divergencias

En el caso chino, este consenso político se refleja en una propaganda generalizada que presenta a Estados Unidos como un enemigo. En Estados Unidos, aunque no existe ningún esfuerzo oficial para promover sentimientos antichinos, la preocupación por la influencia encubierta de China en el mundo académico y en otros ámbitos (no todos ellos injustificados), y las críticas al papel de China en la difusión del COVID-19, han dado lugar a la violencia étnica contra individuos de origen chino, y al trato injusto de algunas personas sospechosas de tener vínculos ilícitos con China.

La diferencia más importante radica en sus respectivos sistemas políticos, en particular en su capacidad para aprender de los errores y tomar medidas correctivas. Mientras Estados Unidos funcione como una democracia basada en controles y equilibrios y en el Estado de Derecho, conservará esta capacidad. Esto es mucho más difícil con la concentración de poder y el compromiso ideológico que caracteriza al PCCh.

La "rivalidad sistémica" es la competición para ver qué orden político se adapta mejor a las circunstancias cambiantes; y Estados Unidos puede reflexionar y aprender de sus errores y fechorías. Así, tras la catastrófica retirada de la OTAN de Afganistán y las consecuencias del acuerdo AUKUS en Europa, Washington tomó medidas correctivas con Francia y gestionó eficazmente la respuesta occidental a la agresión rusa contra Ucrania. El centralismo leninista de China, en cambio, apenas reconoce la posibilidad de que los dirigentes del PCCh puedan equivocarse.

Como subrayan los expertos en este estudio, un mundo así sería profundamente peligroso para las sociedades europeas; pondría en riesgo no solo su prosperidad, sino que también amenazaría las formas democráticas liberales de gobierno de Europa. La propia existencia de la Unión Europea se basa en la continuidad de la eficacia del sistema multilateral.

A. Objetivos estratégicos

Europa (es decir, las instituciones de la Unión Europea, sus Estados miembros y los demás países europeos) debe hacer todo lo posible para evitarlo. Para ello será necesario un gran esfuerzo en sus relaciones exteriores, utilizando todos los medios disponibles en la búsqueda de

tres objetivos fundamentales y estratégicos, a saber:
∎ Proteger la identidad de Europa como continente centrado en la defensa y el fomento de la democracia, el Estado de Derecho, el multilateralismo y el desarrollo sostenible, y aumentar la capacidad de recuperación de Europa;
∎ Reforzar la asociación con las democracias y los países afines de otros lugares, sobre todo con los aliados transatlánticos de Europa, y con los de la región Indo-Pacífico;
∎ Defender un orden internacional basado en las Naciones Unidas y sus organismos que garantice la seguridad mundial, siga permitiendo la globalización al tiempo que refuerce sus normas internacionales, y apoye la buena gobernanza y el Estado de Derecho en el sistema internacional.

B. Cinco componentes principales para una estrategia europea

El análisis de los politólogos e internacionalistas Ian Bond, del Centre for European Reform, François Godement, del Institut Montaigne, así como Hanns W. Maull y Volker Stanzel, de la Fundación Ciencia y Política (Stiftung Wissenschaft und Politik, SWP), identifica cinco componentes críticos de una estrategia europea para las relaciones con la RPC. Cada uno de ellos incluye una serie de medidas prácticas que, según creen, pueden aplicarse en un futuro próximo.

En primer lugar, Europa necesita reducir y gestionar sus vulnerabilidades frente a China

Europa necesita defensas eficaces contra las vulnerabilidades críticas derivadas de los flujos comerciales y de inversión bilaterales y de la invasión de los valores e intereses europeos por parte de la República Popular China. También necesita la capacidad de disuadir las políticas y acciones chinas que transgreden las líneas rojas europeas. Así pues:

∎ La capacidad y la determinación de Europa para garantizar su seguridad en su propia región es fundamental para resistir a los regímenes autoritarios, incluida China. Por lo tanto, debe garantizar esta seguridad de forma integral, desde la protección cibernética hasta la disuasión militar y la defensa, pasando por la gestión de los Estados frágiles y las presiones migratorias. Solo una Europa segura y confiada puede contribuir a la paz y la estabilidad en otros lugares, incluido el Indo-Pacífico;
∎ Europa debe prestar más atención a los esfuerzos particulares de China en su vecindad oriental y meridional y a su posible objetivo de dividir Europa. Debe estar atenta a que China utilice las inversiones o los préstamos para crear una influencia política;
∎ La Unión Europea debe actuar con rapidez para finalizar el instrumento de lucha contra la coerción de la UE y adoptar medidas "tempranas" para responder a casos como la actual controversia entre China y Lituania (apertura de oficina diplomática de Taiwán en Vilnius);
∎ Europa debe identificar las áreas de vulnerabilidad crítica en sus cadenas de suministro y ayudar a coordinar los esfuerzos de las empresas europeas para diversificar las inversiones y las cadenas de suministro, hacer acopio de existencias o mejorar de otro modo la flexibilidad del mercado;
∎ Europa debe informar a las empresas europeas sobre las cadenas de suministro alternativas a las que dependen de regiones como Xinjiang, donde se producen discriminaciones étnicas (uigures) y religiosas, encarcelamientos masivos y trabajos forzados; debe introducir normas sobre la diligencia debida obligatoria en materia de derechos humanos;
∎ Europa debe reforzar la protección de su base de conocimientos científicos y tecnológicos y su capacidad de innovación tecnológica frente a los esfuerzos legales e ilegales de China por apropiarse de los conocimientos europeos. Para ello, será necesario adoptar medidas que refuercen la autoridad reguladora de la UE y las autoridades nacionales, y aplicar dichas medidas de forma eficaz mediante la cooperación público-privada;
∎ Europa debe crear un proceso de selección de intercambios humanos de ciencia y tecnología en la educación y la investigación para evitar los esfuerzos concertados de terceros en la adquisición de tecnología en Europa;
∎ Europa debe hacer más para proteger la integridad de sus instituciones y procesos democráticos contra las formas legales e ilegales de operaciones de influencia de China. Esto podría incluir una supervisión más eficaz de las actividades perturbadoras chinas en Internet y en los medios sociales, una mejor información y una mayor transparencia sobre las actividades de la "sociedad civil", el gobierno y los órganos del partido chinos en Europa, así como restricciones a los antiguos políticos o funcionarios europeos de alto nivel que se conviertan en grupos de presión para China;
∎ En el contexto de la agresión de Rusia contra Ucrania, Europa debe asegurarse de que sus divisas y mercados financieros no sean utilizados por China para ayudar a Rusia a superar las sanciones impuestas a Rusia. Las exportaciones de tecnología y componentes a China deben incluir controles de uso final para evitar su transferencia a Rusia o su uso en proyectos conjuntos.
∎ Europa debe crear un proceso de selección de intercambios humanos de ciencia y tecnología en la educación y la investigación para evitar los esfuerzos concertados de terceros en la adquisición de tecnología en Europa. Además, recomendamos que se examine:
∎ Las políticas de seguridad adecuadas requieren la capacidad de defenderse y/o disuadir la agresión híbrida desde el exterior. Europa necesita desarrollar las capacidades para hacerlo;
∎ Europa debe aplicar efectivamente las normas de contratación pública para las empresas de terceros países, incluido el artículo 86 de la Directiva 2014/25 UE que autoriza a la Comisión y al Consejo de la UE a suspender los contratos de servicios con empresas de terceros países que se nieguen a conceder un acceso recíproco al mercado o se nieguen a aplicar los convenios internacionales en materia social, laboral y medioambiental;
∎ Europa necesita reforzar sus procesos de despacho de aduanas con medidas como la obligatoriedad del código QR, la RFID o el etiquetado electrónico inteligente de los paquetes en el comercio electrónico con declaración de contenido y valor, el control de la facturación intrafirma de las importaciones;
∎ Europa necesita mejorar la capacidad de los sistemas aduaneros europeos para rastrear las mercancías y comprobar los valores (la UE es la única región del mundo cuyas estadísticas de importación no muestran discrepancias con los datos de exportación de China);
∎ Europa necesita tratar a las empresas estatales chinas individuales como parte de la misma entidad estatal global en las investigaciones sobre inversiones y subvenciones;
∎ Europa debe exigir una prueba de identidad a las personas que posean o gestionen entidades extraterritoriales (incluidas las de Hong Kong) que inviertan en la UE (un requisito que existe en China desde 2015);
∎ Europa necesita exigir la neutralidad del Estado chino en las empresas estatales (como prometió la República Popular China en el resultado negociado del CAI (Comprehensive Agreement on Investment) de diciembre de 2020) con un mecanismo de aplicación en caso de incumplimiento (aún no previsto por el CAI);
∎ Europa debe insistir en el acceso recíproco de los corresponsales de los medios de comunicación chinos en Europa y de sus homólogos europeos en China, así como en la reciprocidad en el trabajo y el grado de compromiso de los institutos culturales.
En segundo lugar, Europa necesita mejorar su influencia frente a China.

En su relación con China, Europa necesita hablar el "lenguaje del poder", en palabras de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Para ello, Europa necesita una comprensión sofisticada de las contradicciones de China y de las fuentes de su propio poder. La UE por sí sola no es una superpotencia militar.

Las principales fuentes de su poder son su capacidad para regular su enorme mercado común, uno de los mayores del mundo y a la altura de China y Estados Unidos; su atractiva protección socioeconómica y jurídica para el individuo y para los operadores económicos; y su influencia normativa. Europa goza de una imagen positiva en el mundo. Aun así: los países europeos harían bien en no ignorar la relevancia del poder militar.

Para aprovechar sus recursos de poder:
∎ En primer lugar, la Unión Europea debe organizarse mejor como actor unificado en las relaciones internacionales, reforzando la capacidad de sus instituciones, en particular la Comisión Europea, el CPS (Comité Político y de Seguridad) y el SEAE (Servicio Europeo de Acción Exterior), para integrar las diferentes políticas europeas de relevancia para la relación con China, así como las políticas sobre China de los distintos Estados miembros. También debería coordinarse con los Estados europeos afines, como el Reino Unido, Noruega y Suiza;
∎ Para ello, la PCSD (Política común de seguridad y defensa) debería introducir la votación por mayoría cualificada, tal como propone la Comisión;
∎ Siguiendo el ejemplo de la nueva metodología antidumping de la UE, permitir a la Comisión, en todos los instrumentos de defensa del comercio y la inversión (antisubvención, anticoerción, etc.), iniciar los procedimientos sin exigir la declaración pública de un solicitante, y hacer recaer la carga de la prueba en la parte o partes contrarias;
∎ La influencia de Europa también requiere mostrar el éxito de sus propios modelos de gobernanza democrática y de economía de libre mercado. Una herramienta importante es el servicio público de radiodifusión europeo. Europa debería reforzar la capacidad de redes como la BBC, RFI (Radio France Internationale) o DW (Deutsche Welle, La Voz de Alemania) para llegar a las audiencias de China. Los europeos también podrían considerar la posibilidad de establecer un equivalente europeo a la Radio Free Asia, apoyada por el gobierno estadounidense;
∎ Los medios de comunicación estatales chinos que violen los derechos humanos (por ejemplo, mostrando confesiones de presos) deben ser prohibidos en las ondas europeas;
∎ La UE debe desarrollar su Programa de Pasarela Global para convertirlo en una alternativa atractiva a la Iniciativa "Belt and Road" (Nueva ruta de la seda) de China como medio para financiar inversiones en infraestructuras sostenibles y de alta calidad en todo el mundo. La UE debe coordinar la iniciativa Global Gateway y sus estrategias en el Indo-Pacífico con los criterios Blue Dot de Estados Unidos y la OCDE y con la iniciativa Build Back Better World (B3W) del G7. No debería descartar la cooperación con los proyectos chinos de la BRI, siempre y cuando se demuestre claramente que cumplen normas de transparencia, buena gobernanza y sostenibilidad medioambiental similares a las de los proyectos financiados por la UE.
Además, recomiendan los expertos que se examinen los siguientes puntos:
∎ Europa necesita dar seguimiento a la adopción de sus nuevas normas de control de las exportaciones con un esfuerzo para mapear las tecnologías emergentes -como el espacio, la biotecnología, la IA (Inteligencia Artificial) y la computación cuántica- que puedan crear desafíos de seguridad, y coordinar este esfuerzo con otros países avanzados asociados, incluidos Japón y Estados Unidos;
∎ Europa debe adoptar un impuesto de ajuste en la frontera del carbono (CBAM) en línea con su promoción interna de la fijación de precios del carbono. La perspectiva de un CBAM ya está influyendo en las políticas de descarbonización de China;
∎ Europa debe reforzar su capacidad interna de innovación tecnológica y buscar una cooperación más estrecha con Estados Unidos y otros socios afines. de ideas afines. Estos esfuerzos deben incluir a la industria de defensa europea;
∎ Europa necesita aumentar el apoyo a los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI), y ampliar su base, basándose en la exploración de tecnologías emergentes y disruptivas; también debe buscar medios para promover y acelerar la innovación y el desarrollo industrial, combinando el apoyo y la competencia en el mercado, lo que requiere una cooperación transfronteriza y una diversidad de partes interesadas;
∎ Europa debe apoyar los esfuerzos de Taiwán por mantener el statu quo y aumentar su capacidad para resistir la presión china destinada a socavar la vibrante democracia del territorio; los reguladores europeos deben facilitar a los residentes de habla china de Europa el acceso a los canales de televisión por satélite de Taiwán como forma de romper el monopolio informativo de la CGTN;
∎ Europa debe comprobar que cuenta con el marco jurídico y la capacidad administrativa que le permitan imponer sanciones a los miembros de la cúpula china de los dirigentes chinos y sus activos en Occidente en caso necesario.
En tercer lugar, Europa debe comprometerse con más fuerza con la ONU, otras organizaciones internacionales e instituciones multilaterales para reforzar su integridad frente a los esfuerzos chinos por redefinirlas y rediseñarlas.

China lleva algún tiempo intentando aumentar su influencia en las organizaciones internacionales con el fin de remodelar la LDIO (Liberal Democratic International Order) para sus propios fines (y los de otros regímenes autoritarios). Europa necesita redoblar sus esfuerzos para contrarrestar esos intentos, uniendo fuerzas y forjando alianzas con países afines -como la Alianza por el Multilateralismo lanzada por Francia y Alemania en 2019-. Al mismo tiempo, Europa también necesita aumentar la eficacia de la LDIO para hacer frente a los desafíos globales. Para ello:

∎ Europa necesita trabajar con aliados y socios afines para contrarrestar los esfuerzos de China por ampliar su influencia en las organizaciones internacionales mediante decisiones de personal y esfuerzos por redefinir los principios, normas, valores y propósitos de esas instituciones para favorecer su propia agenda política nacional e internacional. Europa necesita una "parrilla" de nombramientos de altos cargos para puestos prioritarios, y su calendario previsto; un candidato único acordado para cada uno; y una estrategia de presión coordinada en apoyo del candidato;
∎ Los ministerios de línea responsables de representar los puntos de vista europeos en las agencias especializadas deben ser conscientes de las tácticas chinas y estar atentos al peligro de que China intente moldear las normas internacionales para adaptarlas a sus propios fines;
∎ Europa debe esforzarse por revitalizar la OMC e impulsar un acuerdo de la OMC sobre comercio electrónico. Como alternativa o complemento, la UE también podría considerar la posibilidad de adherirse (como ya ha solicitado el Reino Unido) al CPTPP o promover un TLC amplio, posiblemente basado en los miembros de la OCDE.
Además, recomiendan que se examinen los siguientes puntos:
∎ Europa debería renovar el esfuerzo por reformar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que sea más representativo del mundo de 2022 y no de 1945, al tiempo que lo hace más eficaz;
∎ Europa debe comprometerse con China en los esfuerzos bilaterales y multilaterales para facilitar la rápida realización de la neutralidad del carbono en China, en Europa y en terceros países, siempre que China acepte aumentar sus contribuciones a este esfuerzo;
∎ Europa debe promover la inclusión de Taiwán en las organizaciones técnicas internacionales, incluidas la UIT y la OMS, e indicar que los intentos de la República Popular China de cambiar el statu quo por la fuerza o de aislar a la isla se traducirán en un mayor apoyo europeo al gobierno de Taiwán;
∎ En cuanto al cambio climático, Europa debe ampliar el seguimiento por satélite de las emisiones internacionales (CO2, NOx, azufre), incluidas las de China, como respaldo a las cifras estadísticas oficiales y como medio para aumentar la transparencia y la responsabilidad de China;
∎ Europa debe aumentar la cooperación con terceros para avanzar en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) en su vecindad, y en particular en África, Oriente Próximo y Oriente Medio. Esto implica competir en calidad con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y otros programas chinos de ayuda al desarrollo, que en el pasado reciente han descuidado estos objetivos. Europa también debería comprometerse con China en proyectos conjuntos que cumplan suficientemente los criterios para contribuir a estos objetivos;
∎ Europa debe aprovechar sus puntos fuertes en la prestación de ayuda en caso de catástrofes naturales, el mantenimiento de la paz internacional y la consolidación de la paz. De nuevo, estas áreas pueden ofrecer oportunidades para comprometer a China en esfuerzos conjuntos constructivos;
∎ Europa debe adoptar o renovar los acuerdos con los socios regionales africanos y asiáticos sobre recursos marítimos y ayudarles a hacer valer sus derechos sobre la ZEE frente a las flotas pesqueras chinas.

En cuarto lugar, Europa puede y debe seguir colaborando con China en beneficio mutuo y en la promoción de bienes públicos globales. 

Sin embargo, debe hacerlo solo sobre la base de la reciprocidad y el respeto de los principios, normas, reglas y procedimientos acordados, no solo de jure sino de facto.

Tanto Europa como China se han beneficiado enormemente de la globalización, y ambas quieren mantener una economía mundial abierta y un orden internacional, aunque difieren en cuanto a cómo debe funcionar este orden. El apoyo cualificado de China a la globalización adopta la forma de "doble circulación", mientras que algunos en la Unión Europea reclaman una "integración dual" (es decir, hacer más coherentes y consistentes las diferentes políticas aplicadas por la Unión Europea hacia China) como la respuesta europea adecuada a un nuevo entorno internacional. En este contexto,

∎ Europa debe seguir comprometiéndose con China a través del comercio, la inversión y otras formas de cooperación siempre que se cumplan los requisitos de reciprocidad y respeto mutuo;
∎ Europa debe trabajar con China en el mantenimiento de un orden económico internacional abierto, siempre que sea posible, con las condiciones mencionadas anteriormente;
∎ Europa debe reconocer que la competencia por la asociación con el Sur global constituirá un elemento clave en la futura política mundial y, por lo tanto reorientar sus propias políticas hacia el Sur global para satisfacer mejor las aspiraciones de sus pueblos en términos de desarrollo sostenible. Sin embargo, esta competencia no excluye, ni debe excluir, la cooperación con China para avanzar en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible);
∎ Europa debería involucrar a China de forma más sistemática en los esfuerzos multilaterales para hacer frente a los desafíos globales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad la proliferación de armas de destrucción masiva o el control de armas, insistiendo, no obstante, en que la cooperación se realice sobre la base de los principios normas y reglas existentes;
∎ Europa debe estar abierta a la participación de las empresas chinas en Europa en los procedimientos de fijación de normas, siempre que las empresas europeas tengan posibilidades comparables de participar en los procedimientos de fijación de normas de China;
∎ Europa debe completar el Instrumento de Contratación Pública Internacional (IPI) de la UE y animar a China a ratificar el Acuerdo sobre Contratación Pública.
En quinto y último lugar, Europa necesita conocer mucho mejor lo que China está haciendo en Europa, y necesita saber mucho más sobre China en su conjunto y sobre aspectos específicos de China.

China ya tiene una importante presencia en Europa, y es posible que esa presencia se amplíe aún más en el futuro. Algunos aspectos de esta presencia son problemáticos, como las actividades chinas en Internet, los Institutos Confucio y otras formas de colaboración académica, y las operaciones de influencia dirigidas a líderes políticos y empresariales y a la diáspora china en Europa. Pero hay poco conocimiento sistemático de la presencia china en general, así como de esas actividades perturbadoras.

Un informe reciente de la Comisión Europea sobre las actividades subversivas de China en el contexto de la pandemia COVID-19 y otro del Comité Especial sobre Injerencia Extranjera del Parlamento Europeo son los primeros pasos en la dirección correcta. En el Reino Unido, un informe de 2019 de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes abordó, entre otras cosas, los intentos chinos de interferir en las actividades de las universidades británicas. Sin embargo, queda mucho por hacer para documentar la escala completa de los problemas que plantea la actividad antidemocrática de China en Europa, y para desarrollar respuestas eficaces. Por lo tanto:

∎ Europa debería financiar la investigación contemporánea relacionada con China y la enseñanza de idiomas, incluidos los intercambios académicos con Australia, Japón, Taiwán y Estados Unidos, donde ya existen importantes capacidades. Debería iniciar la creación de una red europea de grupos de reflexión relacionados con China;
∎ Europa debe recurrir a la investigación de expertos académicos y gubernamentales para obtener una imagen completa de la presencia y las actividades (de influencia) de China en Europa.
∎ Europa necesita investigar los vínculos entre las empresas privadas chinas y los financiadores públicos, las empresas públicas y las directivas políticas;
∎ Europa necesita supervisar los esfuerzos del gobierno chino, incluidos los realizados en asociación con empresas privadas, para influir en las universidades europeas.
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