En su biografía de Stanislaw Skrowaczewski (Seeking the Infinite, 2011), Frederick Harris cuenta cómo el gran director polaco, en sus años con la Orquesta Hallé, se lamentaba de que todo el dinero del Arts Council británico iba para la nueva sala de conciertos que Simon Rattle (Liverpool, 1955) quería a toda costa en Birmingham, bajo amenaza de marcharse al extranjero (Rattle se salió con la suya, como es bien sabido).
Cuando en 2017 Sir Simon dejó Berlín para hacerse cargo de la London Symphony, declaró que sería su último puesto como director musical de una orquesta, poniendo nuevamente sobre la mesa la demanda de una nueva sala de conciertos en Londres. Esta vez las autoridades no han estado por la labor de ir más allá de una puesta al día del Barbican Hall; así que, aprovechando la muerte de Mariss Jansons, Rattle deja Londres al…
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